Epilogo (Cena- 1)

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Mia

Cinco años antes

La ecografia revolvió mi estómago.

5 meses antes, perdí a Ares.

Él médico me recetó un par de tranquilizantes, y unas pastillas para poder dormir, mínimo 8 horas diarias. No logré cerrar los ojos ni un minuto.

Rompí la prohibición de abrir el cajón de los recuerdos.

El cajón donde se guardaron los objetos, pruebas médicas, y todo lo que estuviera relacionado con el bebé. No pude evitarlo.

Mi barriga redonda volvió a ser la misma, un poco más inchada debido a los kilos de más, pero plana y intacta.

Y no me gustó

Es una sensación vacía y angustiosa que me hacia sentir culpable, creía que Ares murió por mi, por no cuidarlo, por no tomar las preucaciones correctas, por ser una irresponsable.

¿Eso me convertía en una asesina?

Acaricié la foto del feto, y exploté en llanto.

¿Por qué a mi? ¿Por qué a nosotros?

- ¿Qué estás haciendo? - dijo Aaron levantándose de la cama. Debajo de sus ojos, habían dos grandes ojeras.

- No...yo no...- tartamudeé inútilmente  sintiendo ese dolor en el pecho. No me permitia respirar, mi propio aire me ahogaba.

- Volveremos a intentarlo dentro de unos años. Shhh, no llores más, por favor. - suplicó con la voz rota. Me estrechó entre sus brazos, y guió mi cuerpo hasta la cama. Yo sólo le cogí de la camiseta, y lloré con más intensidad. - No llores, princesita.

- Ares...mi Ares...- dije sin poder creer que no iba a conocerlo. Jamás vería su rostro, jamás lo llevaría al parque a jugar o le ayudaría a hacer la tarea de matemáticas. No existe, no existiría.

- Deja de culpabilizarte. Te conozco, piensas que tú lo mataste pero no es verdad. - aseguró besando cada milímetro de mi cara. - Luchaste por él hasta el final, eso no lo hace cualquiera.

- ¿Crees que...crees que soy buena...?- sollozé entre hipidos, cuando la pregunta salió de mis labios sentí algo de vergüenza pero necesitaba su opinión, su apoyo. Sus ojos azules se oscurecieron y sonrió con tristeza.

- Eres la persona más buena que he conocido, Mia.

- Eso no es cierto...soy...soy mala...soy un demonio - negué con la cabeza.

- Es una lástima. Yo te veo cómo un ángel. - dijo distrayendo mis recuerdos con un beso. Uno de esos besos que te hacen olvidar por unos segundos pero lo agradezco. Los minutos se hacen muy largos desde que visitamos a Brooks. - Te he visto en tus peores momentos. He visto cómo intentabas sacar ese lado de maldad desde que te conocí en el gimnasio. No puedes ser mala aunque te esfuerces en serlo.

- Aaron...

- Eres tan buena y perfecta, que nadie podría merecerte. - continuó limpiando las lágrimas de mis mejillas con tremendo cariño. - Y por eso, nunca entenderé porqué me elegiste a mi pero tampoco quiero hacerlo. Quiero estar contigo, pase lo que pase voy a estarlo.

Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora