CAPITULO 47 ( Disculpas )

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Mia

Mis ojos recorren la habitación, se me hace raro volver a estar en esta cama, agradable pero raro.

En la enorme estanteria, ya no están los marcos de fotos, ni los trofeos de Aaron. El muy manipulador ha tenido el detalle de decorarla con todos mis libros favoritos. Ha cambiado el cuarto por completo, por mi.

Mis amigas siguen conversando a carcajadas sobre algo. Mis sospechas eran ciertas, ambas han encajado como un puzle desde que se han conocido.

En tan poco tiempo, Michelle me ha demostrado ser una de las mejores personas que he conocido en mi vida, es la pura representación de la inocencia. Por otro lado, estar con Melody es como ir al club de la comedia, tiene una gran capacidad de animar a las personas y transmite una alegría contagiosa que te engancha desde el primer segundo. Sus labios se encurvan constantemente mostrando su perfecta dentadura.

- ¡Está buenísimo, joder! - afirma la pelirroja sin dejar de comer chocolate.

Un segundo, ¿Están hablando de mi novio?

"Mi novio" - por dios, ya me gustaría. Ni siquiera he podido hablar con él desde que he vuelto al apartamento.

- No es mi tipo. Demasiado varonil pero es muy guapo - opina Michelle encogiendo sus hombros. Mis cejas se arquean con sorpresa. - Soy bisexual Mia, me gustan más las chicas.

- Yo también lo soy pero al revés - explica Melody abiertamente.

La notica no me sorprende, sinceramente me da absolutamente igual la orientación sexual de una persona, cada uno es libre de elegir a quién amar y de estar enamorado. Todos somos seres humanos.

Es absurdo que las personas juzguen y discriminen a otras por el simple echo de no ser iguales a ellas.

- Que suerte tienes- vuelve a suspirar Michi con sus ojos negros fijados en el techo. Frunzo el ceño, no sé a que se refiere, ahora mismo no veo nada positivo.

- Un grupo de narcotraficantes quiere matarme, eso es suerte? - bromeo meneando las piernas adolorida. Melody se acerca a mi preocupada y se distrae en vigilar mi temperatura, parece que la fiebre me ha bajado un poco.

- No idiota, no me refiero a eso- sonrie juguetona dando vueltas en la cama como una croqueta. - Tienes a un chico enamorado hasta la médula de ti, fiel y que te quiere. ¿Tú sabes lo difícil que es encontrar eso?

Sin poder evitarlo, suelto una amarga carcajada.

- Estás exagerando...

- ¿Qué estoy exagerando? El muy pesado ha entrado tres veces en diez minutos para ver como estás. - recuerda en voz baja por si acaso la escuchan desde el salón. Su timidez me resulta divertida.

- ¡Deja de ser tan idiota y disfrútalo! Es un amor contigo y está como un tren- concuerda Melody mirándose en el espejo. Las curvas de su cuerpo resaltan debajo de su minúsculo pijama, cuánto más tiempo paso con ella más atractiva parece.

Mi campo de visión disminuye y siento como la cabeza me da miles de vueltas mientras ella deshace su coleta y vuelve a recoger su melena rojiza en un moño, está ocupada en admirarse. Michelle se percata de mi mareo y corre hacia la puerta, no me da tiempo a detenerla.

- ¡Señor O"Brien! ¡Alarma, alarma! - grita histérica haciendo señas para que el rubio me socorra como un superheroe. La pobre está acostumbrada a tratarlo de usted y a trabajar para él.

La musculada figura de Aaron aparece en menos de cinco segundos, por su aspecto sé que lleva días sin dormir, agradezco con todo mi corazón todo lo que está haciendo por mi bienestar pero también tiene que preocuparse del suyo. Necesita descansar.

Tiene el pelo despeinado, su ajustada ropa ha sido sustituida por una camiseta negra de tirantes y unos pantalones deportivos. Su brazos tatuados nos dejan sin aliento, últimamente entrena más horas de lo normal en el gimnasio y tengo que decir que se nota, y mucho. Su aspecto intimida más que nunca.

- ¿Estás bien? - pregunta con la respiración agitada. Sus manos rodean mis mejillas sin pensar en las miradas recelosas de mis amigas. Ambas tienen la mandibula desencajada. Asiento con la cabeza.

- Se ha vuelto a marear - susurra Michelle levantando de la cama para que su jefe se pueda acercar más a mi. Este se pasa los dedos por el pelo con desesperación y acepta el sitio para sentarse.

- Michi, acompáñame al baño, por favor - tose Melody haciéndole señas a la morena para que le siga la corriente. Quiere dejarnos solos.

- Pero si...

- Tú solo ven - repite más borde. Mis labios se cierran en una línea firme y retengo las ganas de soltar una carcajada. Todos hemos pillado la indirecta menos ella.

Melody camina hasta Michelle perdiendo la poca paciencia que tiene, la coge de la mano y la arrastra hasta el salón después de cerrar la puerta. Realmente podrían haber ido al baño que está a mi derecha pero no inventan buenas mentiras.

Aaron rueda los ojos y inclina un poco el cuello. Sin darme tiempo a reaccionar, me besa. Sus labios se mueven al ritmo de un vals sin música. Me pierdo del todo.

Es impresionante, siempre lo ha sido. Nunca habia sentido esta conexión con ninguna persona. Sus manos cubren mis mejillas con tanta ternura que encojo los dedos de los pies. Abro los ojos y lo contemplo con admiración. Sus duras fracciones relajadas, su boca entreabierta en busca de aire...Es maravilloso verlo así. Son indescriptibles los sentimientos y no lo niego. Lo quiero hasta más no poder.

Apoya su frente en la mia y abre los párpados, sus ojos azules como el mismísimo cielo se han oscurecido y están llenos de pasión nada disimulada. Me gustaría tener el valor de decir todas las cosas que están pasando por mi cabeza pero no puedo, me quedo en silencio sin separar la mirada de la suya.

¿Qué estará pensando? ¿Se sentirá igual que yo?

Sus dedos hacen un paseo imaginario por mi rostro, no tengo ni idea de lo que está haciendo pero me da escalofrios. Y cosquillas, muchas cosquillas.

- Perdóname Mia - súplica tragando para seguir hablando. Sus brazos me acurrucan pegando su cuerpo a el mio, descanso la cabeza en su torso y lo abrazo cansada de estar lejos de él. 

- Verás yo...

- He sido un capullo y un hijo de puta- me interrumpe acariciando la piel desnuda de mi cintura. - No sabes lo que me arrepiento de todo pero te quiero. Te quiero muchisimo y no sé que hacer para que me creas.

- Te creo, Aaron.

- Al principio yo no pensé que...¿Cómo? - pregunta confundido callando su discurso de insultos. Su boca se abre y cierra un par de veces pero está en estado de shock. - ¿Me crees?

- Te creo - repito. Mis palabras agrandan mi corazón y sus pupilas brillan de felicidad.

- ¿Vas a darme otra oportunidad? - sonrie sin esperar ni un segundo cuando vuelvo a asentir y se lanza sobre mi como un desquiciado. - No volveré a fallarte , te lo prometo. Gracias, gracias...- habla arrepentido y tartamudeando. Su nerviosismo y emoción me causa una risita de dulzura mientras le masajeo el pelo.

- Estoy enferma Aaron. No deberías de acercarte a mi...y si es un virus y...?

- Me importa un mierda - masculla besando cada centimetro de mi cara. Sus tremendas ansias me sorprenden y sigo riéndome más fuerte.

- Te quiero, idiota -ya hace mucho que no se lo digo.

- Te quiero, princesita.



-Hola. ¿Qué tal? Espero que os guste el capitulo.

Os adoro.







































Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora