Aaron

CAPITULO 28 (Mañana será otro día)

Mia

¿Esto es necesario?

-¿Esto es necesario? - pregunto viendo cómo Aaron carga con mi maleta de diez kilos mientras Stiles suelta de la correa a Oddy dejándolo en libertad.

-Claro que es necesario. No puedes quedarte sola en casa, ve a mi habitación-responde la persona que menos quiero escuchar en este momento. Parece encantado de tenerme otra vez en su apartamento.

-Si no te importa me gustaría dormir en el sofá - le pido lo más amable que puedo pero no me hace caso. Arrastra mi equipaje de ruedas y sube por las escaleras sin mirarme sabiendo que lo estoy persiguiendo-¿Oye, me estás escuchando?

-Te he escuchado y te he ignorado-contesta sin una pizca de gracia en su voz abriendo la puerta de la habitación. Varios recuerdos asaltan mi mente nada más entrar y suspiro incómoda sin mover un pie.

Aaron se quita la camiseta sin acordarse de mi presencia mostrando su cuerpo musculado.

Sus bíceps están más marcados desde la última vez que me fije, no ha perdido nada de abdominales, su amplia y gran espalda, la línea de pelo debajo del ombligo sigue en su sitio y dios, que culo ha tenido siempre este hombre.

Los pelos de los brazos se erizan al ver semejante escultura y aparto la mirada con los pómulos sonrojados.

Aaron sonríe con mi reacción pero no dice nada. Se pasa la mano por el pelo apartándolo a un lado y se mete debajo de las sábanas. ¿Está esperando a que me tumbe?

-Em... Tengo... Tengo que ducharme-susurro mirando para todos los lados como si nunca hubiera estado aquí. Dios, sueno tan patética.

-Sabes de sobra dónde está la ducha cariño, osea... Mia-se corrije rápidamente avergonzandose el también.

"Cariño"

-No pasa nada. Dame 10 minutos-digo aguanto las ganas de salir corriendo para coger uno de mis pijamas de la maleta. Mis pies descalzados caminan solos al baño y me aseguro de no mirarlo antes de entrar.
Esto va a ser más difícil de lo que pensaba.

Aaron

Esto va a ser más difícil de lo que pensaba.

No lo soporto más.

Tenerla tan lejos y tan cerca al mismo tiempo me está torturando la cabeza y no tengo ni puta idea de cómo actuar.

No quiero ser un cabron para hacerle más daño pero tampoco quiero ser un romántico para hacerle ilusiones.

Llevaba días sin verla y cuando abrió la puerta y la vi... Se me volvió a derrumbar el mundo encima.

Con su pelo castaño revuelto, esos ojos azules capaces de dejarme sin aliento, sus labios rojizos, su cuerpo lleno de curvas perfectas, sus largas piernas, su rostro sin una gota de maquillaje. Me encanta todo lo que tiene.
Ella entera me encanta para que engañarnos.

Lo más jodido es que se nota a kilómetros lo dolida que está, en cada frase que suelta, en cada mirada de odio y de decepción, en cada gesto incómodo que hace sólo por estar conmigo al lado.

¿Cómo voy a quitármela de la cabeza? Es imposible y más si tengo que verla.

Cuando leí la carta no era consciente de lo que estaba leyendo.
Esos hijos de puta quieren hacerle daño a Mia, a mi Mia. ¿Cuando van a dejarme tranquilo de una puta vez? Ella no tiene la jodida culpa,no tiene que soportar todo esto.

Cómo no en vez de ir a por mi, van a por ella. Esos cabrones saben de sobra todo lo que tienen que hacer para que yo me involucre.
¿Quieren matarme? Esta bien que lo intenten pero a ella no van a tocarle un pelo. Ya lo intentaron una vez que lo vuelvan a hacer pero esta vez no la voy a perder de vista. No sé la van a llevar.

-Hola-susurra esa voz angelical saliendo del cuarto de baño.

Al girarme en su dirección me relamo el labio inferior repasando su cuerpo de arriba a abajo.

Tiene el pelo húmedo, los ojos llorosos  del vapor del agua, una camiseta de tirantes algo provocativa que marca sus dotados pechos que sobresalen por el escote y su abdomen plano a la vista, unos pantalones cortos parecidos a unas mallas que se apegan a las piernas. Echo de menos ese culo, joder.

-Ven aquí-jadeo con la voz ahogada dando palmadas en el colchón. Se que se ha dado cuenta de mi reacción de depravado pero me da igual. La necesito cerca.

Sus pequeños pies se acercan a la cama y pega el gracioso saltito de siempre para acostarse. Apoya la cabeza en la almohada y mantiene la mirada en el techo. Pagaría por saber en qué está pensando esa cabezita.

-Mia-la llamo acariciando su vientre con la mano. Sus ojos bajan al sitio donde le estoy tocando y intenta apartarse pero no la dejo-Siento todo lo que te está pasando por mi culpa.

-No tienes porqué decir nada. Tú y yo no somos nada-contesta repitiendo mis propias palabras con rencor. Yo solo me concentro en tocar su suave piel sintiendo como se estremece bajo mis dedos que suben por sus costillas. Un gemido sale de mis labios al ver que no se ha puesto sujetador y toco sus tetas con deseo. No se aparta.

-Aún nos queda una conversación pendiente, deja que te toque un poco. Te necesito, princesita-susurro en el hueco de su cuello mordiendo su oreja. Eso siempre la vuelve loca.
Sus ojos se cierran y deja la boca entre abierta dejándose llevar por el placer.

-Aaron... - susurra cuando me coloco encima de ella y le quito la camiseta que estorba lanzándola al suelo. Hay otra cosa que me interesa mucho más que su cuerpo. Sus besos.

Junto mis labios con los suyos y gimo contra su boca. Mis músculos se relajan involuntariamente y sostengo sus mejillas con ambas manos demostrándole todo lo que la echaba de menos mientras jadeamos devorándonos el uno al otro. Amo a esta mujer con todo mi corazón.

-Te echaba de menos, preciosa-me atrevo a decir sin dejar de mirar el azul cielo del iris de sus ojos.

Bajo la cabeza a su cuerpo y la libero también de los pantalones besándola y tocándola por todas partes.

El fino hijo del tanga negro me impide ver más allá y me deshago de él rompiéndolo con los dientes. El depilado monte de venus me recibe con encanto igual de perfecto que siempre y me lanzo como una hiena dispuesto a darle placer a la chica que más me importa del mundo.

Mañana será otro día.

De momento disfrutaré lo que queda de este con ella.

-Hola. ¿Qué tal? Espero que os guste el capitulo.

Os adoro.