CAPITULO 48 ( Primera parte )

1.5K 83 16
                                    

Mia

El cuarto está helado pero estoy muy bien protegida. Los brazos de Aaron desprenden el calor que necesito desde que las chicas se marcharon de vuelta a sus casas esta mañana.

Antes de que se fueran, hablé con Michelle para agradecer todo lo que ha hecho por mi durante la ruptura y por acogerme en su apartamento. Mis amigas están muy contentas de que lo hayamos arreglado, y yo también.

Su cuerpo sigue tenso, se hace raro volver a estar juntos y lo entiendo pero no me incómoda, podria estar muchos días asi, sin salir de la cama. La luz del sol entra por las ventanas y alumbran su rostro, es increible tener la certeza de que es todo mio, al igual que yo soy sólo para él. En cuerpo y alma.

- Chis tranquila Mia...Vas a estar bien. No tienes que tener miedo de nada, no voy a dejar que te pase nada malo, nunca más- me habia asegurado hace unas horas cuando confesé que temia a esos narcotraficantes que insistian en matarme.

¿Por qué yo?

¿No se cansan de amargarme la existencia?

Por no hablar de la injusticia de las competiciones de boxeo. Cuando Stiles me contó lo ocurrido no me lo podía creer, todo el esfuerzo invertido para que se quede en nada.

Los organizadores del evento han cancelado la final de la competición, los muy cabrones lo han anunciado esta mañana en el periódico.

¿Cuál ha sido la excusa?

Una de las participantes - es decir, yo.- No se encuentra en condiciones de entrenar para una pelea así.

Muchos de los chicos del gimnasio me han enviado mensajes anónimos sólo para insultarme, entiendo su enfado a la perfección pero no es mi culpa estar así. No es mi maldita culpa, yo no decido cuando enfermarme.

Mi lucha con Aaron O"Brien no se ha hecho realidad. Me alegra saber que no voy a tener que hacerle daño físico a mi novio, sé de sobra que no tenia ni una pequeña posibilidad de ganar contra él pero también sé a ciencia cierta que el seria incapaz de tocarme un pelo y me dejaría ganar. Ni siquiera soy capaz de imaginar la situación.

Peter está destrozado, lo he notado en su voz apagada cuando Aaron lo ha llamado. Es uno de los mejores entrenadores que he tenido nunca y aunque Aaron nunca lo vaya a admitir, es una persona muy importante para él, se conocen desde hace muchos años, básicamente ha visto todo el progreso de mi chico desde que era un crio. No es necesario preguntar para saber que es su alumno favorito, él que aprende más rápido y más experiencia tiene.

- Lo siento, de verdad - murmuro acariciando el pelo del hombre que me está abrazando.

- Me importa una mierda...

- No me mientas - lo corto molesta. Una sonrisa decora sus rosados labios pero no va a engañarme. Su cara no demuestra ni un rasgo de emoción, su mandíbula cuadrada parece cincelada y creada por los dioses griegos. 

- Princesa, escúchame

- No, escúchame tu a mi - lo corrijo remarcando mis palabras. Casi se rie sin disimulo con mi actitud de autoridad. Lo ignoro. - Te conozco, sé la ilusión que te hacia ganar esa competición, he visto lo mucho que has entrenado y esforzado cada minuto que has estado sudando en el gimnasio para levantar esa copa en la final. No vuelvas a tener el jodido valor de mentirme cuando sé lo mucho que significa para ti...

Mi largo discurso se queda a mitad al cruzar sus ojos zafiro con los mios. Sus pupilas me observan con una mezcla de diversión, fugacidad y excitación.

- Seguiría escuchando pero no sabes lo mucho que me pones cuando te enfadas, me da más adoración que miedo, Mia.

Me ruborizo y hago un intento de levantarme para que no vea lo roja que estoy. Al instante, acorra mis brazos sobre mi cabeza, quedando su enorme cuerpo sobre el mio.

- Déjame en paz, eres un capullo.

- No voy a negarlo - encoge sus hombros agachado la cabeza. Sus labios se aproximan a centimetros de los mios blancos de la fiebre. - No te miento, mi sueño siempre ha sido ser reconocido en el mundo de las competiciones. Tener un lugar en la lista junto a Sugar Ray Robinson. Anhelaba eso y mucho más pero mi forma de pensar no es la misma desde que te conozco, Mia.- explica sin dejar de sonreír, su nariz acarica el hueco de mi cuello. Cierro los ojos.

Cada frase que sale de su boca hace que me duela más el corazón, cualquier adolescente se derretiria pero no es esto lo que quiero. No quiero que renuncie a sus sueños ni que cambie su forma de ver la vida por estar conmigo. El boxeo es su vida, su forma de descargar su rabia, su via de escape y lo entiendo. Lo entiendo porque a mi me pasa lo mismo, tal vez con mucha menos intensidad de la que él siente pero conozco esa sensación.

- Antes de que digas nada, déjame terminar - adivina mis pensamientos.

- Tú eres muy bueno pelando...eres el mejor de...

- No lo suficiente - murmura en un gruñido. - Como iba diciendo antes de conocerte el boxeo era mi principal prioridad. Es difícil de explicar pero era la única cosa que me hacía sentir vivo, me hacia sentir bien saber que servia para algo, ser útil aunque sea para dar puñetazos y dejar incosciente a alguien. No me sentía culpable, no era como soy ahora, tú me has cambiado completamente. Si no me crees, pregúntale a Peter - bromea soltando un largo suspiro de agotamiento. - Seguiré trabajando y peleando pero no voy a matarme las veinticuatro horas del día en eso. Lo único que quiero es quedarme contigo aquí en el apartamento y cuidarte.

- En cuánto me ponga bien te patearé el trasero y cumplirás tus estúpidos sueños de superar a ese señor- aclaro ignorando su declaración. Este sonríe de oreja a oreja, si se diera cuenta de lo guapo que es cuando hace eso...

- Sugar Ray Robinson, un respeto- dice haciéndose el ofendido por no admirar a ese hombre de la misma manera que él. - Y no quiero ir, deja de pensar en mi.

- Me preocupo por tu futuro y tus aspiraciones. - lo corrijo besando su mejilla. Sus manos rodean mis mejillas y me regala un corto beso en los labios. Demasiado corto para saciarme, necesito más. - ¿Qué habrias hecho en la final?

- ¿Qué quieres decir?- tose haciéndose el tonto.

- ¿Me habrias dejado ganar? - pregunto mirándolo con atención. Su mirada se desvia a la pared, no quiere responder. - ¿Me habrias dejado ganar?

- No seria capaz de hacerte daño- admite dolido solo de pensarlo. Los musculoso de sus brazos se tensan con impotencia. Me quedo callada, con la respiración agitada de tanto enojo y frustración en una conversión de diez minutos. No puede depender de mi de esa forma, no tengo pensado ni quiero alejarme de él nunca pero se hará daño a el mismo y no quiero que en un futuro se arrepienta de tomar ese tipo de decisiones por una chica.

- No deberías de quererme tanto - suavizo el tema con una pequeña risa. Su ceño se frunce de furia, parece que he conseguido el efecto contrario.

- Quererte es la única decisión buena que he tomado en mi vida, Mia.

Mi corazón da un vuelco

- Dentro de diez años te arrepentirás de haberle dicho eso a una cría de dieciocho años.

- Dentro de diez años seguiré enamorado de esa cría de veintiocho años.


-Hola. ¿Qué tal? Espero que os guste el capitulo.

Os adoro.






































Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora