Mia
Mis pies descalzados se detienen enfrente del edificio. Ni siquiera sé que hago aquí pero es lo primero que se me ha ocurrido, no tengo el suficiente valor para volver a mi apartamento.
Las gotas de lluvia caen sobre mi cabeza empapando mi pequeño cuerpo, reviso el papel el blanco una vez más. Michelle me indico por teléfono dónde vivía pero no estoy segura de entrar, nunca me he sentido tan ridicula.
Mi hermana no responde a mis mensajes ni a mis llamadas pero estoy tranquila. La perra de su mejor amiga me informó que se quedaría con ella el resto de semana, al menos Molly tiene a alguien a su lado que pueda ayudarla. Yo en cambio, estoy sola.
Después de caminar con mi perro durante media hora recordé a aquella chica, Michelle.
Esa niña que trabaja para Aaron con la que tuve una conversación en la furgoneta, solo con recordar ese día me entran escalofríos. Ese conducto de aire por dónde escapé era asfixiante.
Por suerte, seguía tenia su número de teléfono apuntado en el papel que me dió. Al escuchar mi voz angustiada, me ha preguntado preocupada y me ha invitado a dormir en su casa.
Sé que no es buena idea pasar la noche con una desconocida pero es la única opción que tengo. Los hoteles que he buscado en Internet se salían de mi presupuesto y no aceptaban a mi peludo de cuatro patas, sin él no voy a ir a ningún sitio.
- ¿Qué haces ahí parada? ¡Entra de una vez, está lloviendo a cántaros!-grita esa voz femenina. Por una vez, he tenido buen sentido de la ubicación.
Michelle aparece en mi campo de visión, coge mi maleta y me obliga a entrar por las puertas giratorias del edificio.
Su aspecto es diferente a la última y única vez que la vi.
Su cabello azabache está en libertad, su pelo liso cae en forma de cascada sobre sus hombros, los ojos negros se pueden apreciar muchísimo mejor sin las gafas redondas que tapaban su rostro, sus finos labios se mueven mientras habla sin parar gesticulando con las manos. Parece una persona muy nerviosa.
- Me alegra que me hayas llamado, de verdad- sonrie pulsando el piso número 46 en los botones del ascensor.
Mis ojos se abren como platos, hay un total de 102 alturas. No me quiero ni imaginar que harían las personas del último si tuvieran que subir por las escaleras.
- He tenido un problema- resumo sin querer entrar en los detalles. Por suerte, no vuelve a insistir y asiente con la cabeza comprensiva.
- Lo importante es que estás aqui. No es ninguna molestia.- las puertas del ascensor se abren unos minutos después y la sigo por el interminable pasillo.
Un matrimonio pasa por nuestro lado y saludan a la chica como si se conocieran de toda la vida. Les regalo una sonrisa forzada y choco con la espalda de Michelle al tropezarme con las lineas del suelo.- Perdón
La morena le quita importancia deteniendo su camino enfrente de una puerta. La 46.
- ¿Piso 46 y puerta 46?
- Si. Mira la parte positiva, así no te olvidaras del número- se rie mientras gira la llave y empuja la puerta inclinando la cabeza para que pase primero. - Bienvenidos a mi guarida-añade acariciando la cabeza del perro. Por sus labios encurvados se nota que le gustan mucho los animales.
El enorme recibidor me deja impactada nada más entrar. Mi reflejo queda plasmado en un espejo larguísimo, es el lugar ideal para hacer fotos.
Hay estatuas y pequeñas esculturas mire dónde mire, cuadros de artistas famosos, y retratos de personas desconocidas. Sin poder evitarlo, me acerco a uno de ellos, es la figura de una niña pequeña, al ver la firma abro la boca sorprendida. Lo ha pintado ella.
- Guau. Es precioso, Michelle- la felicito anodada paseando mis dedos por el marco. La chica sonrie de forma tímida y lo mira a mi lado, hay algo en su mirada que no encaja, dolor. No tengo ni idea de quien es la niña pero parece que es importante para ella, tienen cierto parecido.
-Es mi hermana, se llamaba Lydia- me lee el pensamiento con un largo suspiro. Mis ojos vuelven a la pintura y me bloqueo inconscientemente, ambas comparten los mismo ojos negros sólo que la niña tiene el pelo castaño y los labios más gruesos.-Mis padres y ella murieron asesinados.
Admito que eso no me lo esperaba
- Mi padre era uno de los abogados más importantes del país, se dedicaba a atrapar a los delincuentes dia tras día. La familia de uno de ellos se lo tomó muy bien, esa familia pertenecía a un grupo de narcotraficantes. El jefe de ese grupo es tu padre- explica haciendo una pausa para que asimile lo que está diciendo. No puedo evitar sentir culpabilidad en el pecho.- Hicieron un plan de venganza contra mi padre.
- Es...horrible Michi...
-No he terminado- me interrumpe fijando la mirada en el suelo.- Una noche, mi familia y yo estábamos viendo una película de comedia en la televisión. En aquel entonces yo sólo tenia 12 años, y Lydia apenas era una niña de 6 años recién cumplidos...
Un suspiro sale de su boca y trata saliva con fuerza.
-...Se fue la electricidad de toda la casa. Mi papá fue el primero en morir cuando bajo al sótano a buscar linternas. Media hora después, mi madre empezó a preocuparse y me pidió que cuidara de mi hermana. Ella y yo tuvimos que presenciar como violaban y disparaban a la mujer que nos había dado la vida- dice envuelta en sus recuerdos. Me duele pensar las veces que ha tenido que contar la historia para que ya no le afecte.- Intenté proteger a Lydia con todas mis fuerzas pero no puede, ellos eran más que yo y...le metieron un balazo en la garganta.
- Lo siento muchisimo- tartamudeo sin palabras.
- Mis abuelos se hicieron cargo de mi hasta que tomé una decisión a los dieciséis años. Me metí a trabajar en ese sitio por venganza, quería vengarme de esa banda que me arrebató la vida. Aaron entendió mi situación cuando quise participar junto a ellos, al principio no me involucraban más de lo necesario ya que solo era una niña. Con la herencia de mis padres compré esta casa y vivo sola. - termina su discurso encogiendo sus hombros. Una carcajada sale de sus labios al ver mi cara de espanto.-No me mires así Mia, estoy bien.
- Eres muy valiente- afirmo afectada, siempre he sido muy empatica. Solo de ponerme en su lugar la piel se me pone de gallina, yo no podría vivir con eso. Sin embargo ella ahi está, sonriendo.
- No es cuestión de ser valiente. No lo he superado pero al menos he dejado de autolesionarme.- mis ojos se dirigen a sus muñecas instintivamente. Tiene unas cuantas marcas pero no hay recientes, sus brazos están cubiertos de cicatrices.
- Michi
- Dime
- No era mi intención contar esto pero es lo justo. ¿Puedo desahogarme contigo esta noche?- cambio de tema. Esta asiente con la cabeza marcando los dos hoyuelos de su barbilla.
-Claro que si. Ahora soy tu amiga, no?- susurra mirándome con miedo. Teme la respuesta y eso me parece adorable.
- Si. Creo que ambas necesitábamos conocernos, Michi.
- Es un placer tener una amiga entonces. Nunca he tenido una, no una de verdad- susurra en voz baja señalando el sofá para que me siente con ella. Se nota feliz de pasar la noche con alguien y eso me da mucha lastima.
¿Cuánto tiempo ha estado sola?
Mi móvil suena un par de veces pero no lo cojo. Michelle se da cuenta de ese detalle y alza las cejas curiosa.
- ¿Problemas de pareja?
-Mucho más grave que eso.
-Hola. ¿Qué tal? Espero que os guste el capitulo.
-¿Qué os parece Michi? (Personaje en multimedia)
Quién no la recuerde que vaya al capitulo 33.
Os adoro bbys ♡♡
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Aaron
Teen Fiction¡Ey!Me llamo Mia,Mía Miller. Nunca me he considerado una chica tímida,de hecho siempre me he metido en problemas por ser tan extrovertida y curiosa. Físicamente no soy una super-modelo pero me da absolutamente igual,soy asi y moriré asi,bah ¿qué más...