CAPITULO 18 (Dave)

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Aaron

Observo como la sonrisa de Stiles desaparece mientras abraza a su novia con los ojos llorosos, repite una y otra vez que no se preocupe por nada y besa sus labios.

Molly tiembla en sus brazos aterrorizada, tiene el ojo izquierdo envuelto en un enorme moratón, ambos pómulos los tiene llenos de cortes y rasguños, su nariz pequeña y delgada la tiene totalmente partida, la sangre se desliza por todo su rostro. Bajo la mirada un poco más, le han roto la ropa interior pero no miro su cuerpo más de la cuenta, por desgracia, no puedo asegurar el hecho de que tal vez han abusado de ella. Mierda. Mi Mia...

-Ves a buscar a esa fiera-me lee el pensamiento Stiles, niego con la cabeza manteniendo las ganas de hacerle caso. No puedo dejarlo solo, sé que esto es una trampa-¡Búscala y salgamos de aquí, Aaron! Si a Molly le han hecho esto ella estará muchísimo peor. Saben que para ti es valiosa, y seguro que lo han aprovechado-añade consiguiendo que me preocupe más. Tiene razón.
Sin articular una palabra, desaparezco de esa habitación a paso decidido abriendo la puerta de al lado. Nada.

Mis ojos se detienen en una sudadera negra que está tirada en el suelo, en mitad del pasillo. Me agacho para cogerla y cierro los ojos con fuerza con un nudo en la garganta al ver que esta manchada de sangre. Conozco esta sudadera a la perfección, es la favorita de Mia, huele a ella.

A la mierda, joder.

Mis nervios aumentan mientras los minutos siguen pasando y no la encuentro en ningún sitio. Solo me queda una habitación por mirar. La 207.
De una patada reviento el pomo y empujo la madera furioso. Mis sospechas son acertadas.

No hay ningún hombre vigilando en el interior del cuarto, el cuerpo inconsciente de mi chica descansa sobre un pequeño colchón blanco sin sábanas, sus manos están atadas al cabezero por una gruesa cuerda que no la deja menearse ni un centímetro pero eso no es lo que más me enfada.

Le han quitado la ropa al igual que a Molly, su sujetador de encaje blanco deja ver sus dotados pechos que sobresalen dando una vista impresionante. Me acerco a ella corriendo revisando su cuerpo de arriba a abajo, efectivamente está mucho peor que su hermana pequeña. Juro por dios que como hayan abusado de ella voy a matarlos hasta dar mi último aliento de vida.
No tienen ni puta idea de con quien se han metido. Han tocado a mi Mia, y eso no lo pienso pasar.

-Cariño...-intento llamar su atención apartando su largo cabello de su preciosa cara. Su aspecto me sobresalta de tal forma que doy un paso hacia atrás y suspiro entrecortadamente sintiendo como se me rompe el alma por dentro. La han golpeado tanto que se podría decir que esta irreconocible-Joder...Mía...
-Aaron...Aaron estás aquí-contesta su débil voz. Jamás la he visto tan mal como ahora y casi puedo oír como se me parte el puto corazón al escuchar su angélical voz. Sus ojos azules me observan por primera vez como si necesitaran mi ayuda y la abrazo con fuerza sintiéndome el ser más despreciable del mundo. Ella no se merecía todo esto, soy un maldito hijo de puta por permitir que esto pasara.

Un hijo de puta muy enamorado.

-Claro que he venido princesita-murmuro acariciando sus mejillas llenas de sangre con mis dedos. Daría lo que fuera por estar en su posición ahora mismo, ver todo lo que le han hecho me hace apretar los puños y dejo de retener la rabia dándole una patada al primer mueble que veo en la habitación. Tengo que controlarme, tengo que hacerlo por ella.
Con ese pensamiento le quito la cuerda que ata sus manos cortándola con una navaja y incorporo su cuerpo para ponerle la sudadera que he encontrado en el pasillo. Mía no dice nada al respecto y deja que la ayude a levantarse del colchón, la sostengo de la cintura comprobando que no puede mantenerse de pie. La han drogado.

-¡¡¡No, no, no!!!-grita fuera de si golpeando mi pecho para que la suelte y dejo que me pegue agarrándola con más fuerza. No pienso dejar que se caiga al suelo-No...¡Molly!
-Estate quieta, maldita sea. Mírame-a detengo alzando su barbilla para penetrar sus increíbles ojos con los míos. Esta obedece esforzándose en mantener sus ojos abiertos con muecas de dolor-Molly está a salvo, no tienes que preocuparte por nada. Molly está a salvo-repito apoyando su frente en la mía. Un escalofrío recorre mi estómago solo por sentir su piel rozando la mía-Por cierto, yo también te quiero-añado acordándome de la carta. Aprovecho que no se entera de lo que le estoy diciendo para confesarlo y sonríe sin ganas apoyando todo su peso en mi hombro.

Sé que no se ha enterado pero no se lo tengo en cuenta y suspiro de alivio sintiéndome completo al habérselo dicho. Por fin puedo admitirlo.

-No puedo respirar. Ayúdame, por favor-emite un ruido de su garganta parecido a un sollozo. Las ganas de matarlos a todos me consume mientras sigo inspeccionando su cara-No...puedo...
-Es ansiedad-la tranquilizo acariciando su mejilla con mis labios, se estremece asustada apartándose de mí-No tengas miedo, no te voy a hacer daño-aseguro sin dejar de hablar hasta que se da cuenta y se lanza a mis brazos con las piernas temblando. Mía Miller temblando de miedo, esto es nuevo.

-Me han desnudado pero no han conseguido lo que querían. Esos tíos querían viola...
-No termines la frase-la interrumpo enfadado acariciando su espalda desnuda por debajo de la sudadera. No quiero ni imaginar a otro tocándola, solo de pensar en esa posibilidad la ira me quema y se me incha la vena del cuello.

-No quiero que me toquen Aaron. No quiero...
-No te van a tocar ni un pelo más. Estoy contigo-prometo con total seguridad besando la punta de su nariz. La protejeré con mi vida si es necesario, no voy a permitir que se ponga en peligro ni una vez más. Verla en estas condiciones me está matando psicológicamemte y eso me asusta. Me asusta porque nunca me había pasado con nadie, y me niego a seguir ocultando mis sentimientos.

Era algo casi imposible pero aunque me cueste de admitirlo sí, me he enamorado. Me he enamorado de una chica insufrible que no aguantaba hace apenas unos días pero ahora todo eso ha cambiado y la voy a sacar de aquí cueste lo que me cueste. Aunque tenga que matar a todos estos hijos de puta yo solo.
Han desatado al verdadero Aaron O'Brien.

Nadie toca a nada que me pertenezca, ni a nadie, y han hecho daño a quien menos deberían.

Presiono mis labios con suavidad sobre los suyos el suficiente tiempo para que me suba la adrenalina. Sus besos se han convertido en una especie de droga que necesitaba urgentemente y como cualquier droga, uno solo no es suficiente pero tengo que conformarme.

Unos focos de luces interrumpen el momento y abrazo su pequeño cuerpo con fuerza colocándome delante suya para no utilizarla de escudo. Ocho hombres vestidos de negro y armados entran por la puerta junto a Dave.

Ha llegado la autentica masacre.
El último que he nombrado, me observa con detenimiento con sus ojos azules entrecerrados que dibujan unas cuantas arrugas a la altura de las ojeras, unos segundos más tarde desvía la mirada a la persona de mis espaldas, me muevo de inmediato impidiendo cualquier contacto visual. Dave me regala una media sonrisa maliciosa.

-Parece que no nos vamos a llevar nada bien-afirma como si no lo supiéramos. Sus secuaces me apuntan con sus rifles en la cabeza con valentía. Piensan que no voy a poder con ellos. Les voy a callar la puta boca como que me llamó Aaron O'Brien. A mi chica no la toca nadie.
-Ahórrate las palabras y disparame de una vez-lo reto con indiferencia. El enemigo de mi "padre" abre los ojos sorprendido con mi lenguaje.
-Veo que tienes dos buenos cojones chaval. Eso me gusta, pone la cosa más interesante.
-No lo sabes tu bien.


-¡Hola! ¿Qué tal? Espero que os guste el capitulo.
Os adoro.






























Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora