CAPITULO 37 ( ¿Te apuntas?)

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Mía

Aire

Por fin respiro aire fresco después de estar dos días ingresada en el hospital, sé que no es mucho tiempo pero ha sido insufrible.

Al terminar la semifinal, Aaron me obligó a venir, los médicos se quedaron impactados al ver la cantidad de heridas y golpes que tenía por todo el rostro y el cuerpo. Por suerte, no tardaron en darme el alta, todas las pruebas salieron perfectamente.

Bueno, tal vez no perfectamente.

Tengo un pequeño esguince en el brazo, una torcedura en el tobillo, una costilla rota y una moradura enorme en la mejilla que ocupa media parte de la cara. Tampoco está tan mal.

El dolor que siento en los músculos  y en los huesos no es nada comparado a la alegría que invade mi sistema nervioso. No soy capaz de procesarlo, he ganado a Josh.

- Está bien- repito por quinta vez.

Sus ojos azules me examinan de arriba a abajo con preocupación sin creer ni una palabra de lo que digo.

Con mucho cuidado, cojo la bandeja de comida que me ha traído para desayunar y la dejo encima de la mesa. No tengo hambre, llevo dos días sin poder dar ni un bocado.

Al ver que abre la boca lo fulmino con la mirada, estoy harta de escuchar lo mismo todo el día.

- Tienes que comer, Mía

- Estoy....

-No vuelvas a repetirlo-me interrumpe enfadado inclinando las rodillas sobre el suelo para estar a mi altura.

Su mano derecha se acerca a mi piel y acarica mi barbilla, el calor de su tacto me hace cerrar los ojos. Sus dedos son tan suaves que podría dormirme en cuestión de minutos.

Con un suspiro, dobla un poco el cuello y presiona sus labios con los míos, sus párpados imitan los míos y pasamos varios minutos sin movernos. El sentimiento de despedida que transmite el beso crea un nudo en mi garganta y me separo confundida.

-¿Qué te pasa, Aaron?- pregunto asustada, sus ojos azules están inundados de lágrimas. Niega con la cabeza rápidamente y oculta sus sentimientos apartando la mirada.

Tiene que ser algo muy grave, jamás lo he visto llorar de ese modo.

-No es nada. Tengo que salir a hacer unos recados, Stiles se quedará vigilando- habla poniéndose de pie.

Antes de que pueda irse, me aferro a su brazo tatuado con fuerza y tiro de él confundida.

-No me jodas, Aaron. No pienso parar hasta que me cuentes que te pasa.

Una débil sonrisa aparece en sus labios como si le hiciera gracia lo cabezona que soy. En vez de contestar se libera de mi agarre con facilidad y se marcha de la habitación a zancadas dando un portazo al salir.

¿Qué diablos?

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Me han engañado

No tengo ni la menor idea de que puede estar pasando tan grave pero me han dejado sola en casa.

Corrección, no sola del todo.

Mi perro está durmiendo relajadamente sobre mis pies, es grande y su cabeza me está haciendo daño en los dedos pero no me muevo. El pobre está muy cómodo para tener que despertarlo.

Molly se marchó hace unas horas de compras con la perra de su mejor amiga, le he mandado más de diez mensajes pero no da señales de vida.

Stiles se ha dejado el móvil en casa, y Aaron...tampoco responde.

Aaron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora