Mia
Al cerrar la puerta, sus ojos azules van directos a mi, evito su mirada me cruzo de brazos incómoda.
¿Qué demonios hace aqui?
¿Por dónde ha entrado?
Todas las puertas y ventanas están cerradas con llave en este apartamento. Mi amiga es de lo mas estricta con la vigilancia, en la última habitación del pasillo- en la que tengo prohibido entrar- es una sala especial de seguridad llena de ordenadores y cámaras por todas partes.
- ¿Qué demonios haces aquí?
- He venido a verte- responde totalmente serio.
Su cuerpo se mantiene estático, ambos nos sostenemos la mirada sin saber qué decir a continuación.
La fragancia de su colonia inunda mis sentidos apesar de la distancia, el olor a tabaco y menta predomina en el salón.
Al principio no me agradaba la idea de estar con una persona fumadora pero con el tiempo empecé a acostumbrarme y ahora esa mezcla me parece la más apetecible del mundo. Lo echaba de menos.
Al ver que no voy a ceder, es el primero en dar un paso hacia delante, una sonrisa dibuja sus labios cuando no me alejo y coloca sus manos en mi rostro.
- No quiero que me toques- susurro levantando la cabeza. En el fondo estoy mintiendo pero ahora mismo es mejor que se vaya.
El dolor tiñe sus facciones mientras acaricia mis mejillas con delicadeza, una pequeña maldición sale de sus labios.
Su mano tira de mi y un segundo después me rodea con sus brazos, estos me aprietan contra su duro pecho como si le doliese no tenerme lo suficientemente cerca. Los latidos de mi corazón se calman casi al instante. Esto no está bien.
La persona más peligrosa de mi entorno es la única que me hace estar segura del peligro, irónico.
- Enamorarme de ti es lo más idiota que he hecho en dieciocho años- admito cogiendo aire. Realmente no me arrepiento de haberlo hecho pero ha sido un error.
- Enamorarme de ti es lo más increible que he hecho en veintiséis años- confiesa en voz alta. Una lágrima de emoción sale de mis ojos, por mucho que quiera hacerlo es imposible odiarlo.
- Deja de mentirme, deja de fingir, déjalo de una maldita vez- suplico desconfiada recordando todas las pruebas que he visto. Mi foto en ese dossier, mis datos, mi vida, mis puntos débiles, antes de conocernos ya sabia todo sobre mi. - Si quieres matarme, hazlo ya. No me hagas más daño.
Sus manos se apartan de mi cara y retrocede varios pasos como si le hubieran dado un puñetazo.
Con un suspiro, camina a mi alrededor dando un par de vueltas mientras recorre mi cuerpo con esos ojos azules llenos de rabia.
Mi corazón empieza a latir aceleradamente al notarlo detrás de mi. ¿Qué va a hacer?
Miles de ideas maleficas pasan por mi cabeza pero ninguna acertada. Mis párpados se cierran automáticamente cuando abraza mi cintura y acarica el hueco de mi cuello con la nariz.
- No venia a eso pero me están entrando ganas de hacerlo- susurra con voz ronca poniendo mis pelos de punta.
Las yemas de sus dedos me hacen cosquillas en el abdomen, poco a poco van subiendo hasta que llegan a mis pechos y juguetea con el broche de mi sujetador, dos segundos es lo que necesita para deshacerse de él, no lo detengo.
- Por muy enfadada que estés conmigo, soy el único que podrá hacer esto...- empieza a decir agarrando mis dos pechos con ambas manos, los masajea y los pellizca a su merced. Un gemido se escapa de mis labios, estoy demasiado excitada para pensar con claridad.- Voy a follarte Mia, vas a gemir mi nombre tantas veces que se te van a olvidar todas esas dudas absurdas.
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Aaron
Teen Fiction¡Ey!Me llamo Mia,Mía Miller. Nunca me he considerado una chica tímida,de hecho siempre me he metido en problemas por ser tan extrovertida y curiosa. Físicamente no soy una super-modelo pero me da absolutamente igual,soy asi y moriré asi,bah ¿qué más...