(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
❝Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, es suficiente❞
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El Horrocrux
Ambos olían a salitre y oían el susurro de las olas; una débil y fresca brisa les alborotaban el cabello mientras contemplaban el mar iluminado por la luna y un cielo tachonado de estrellas.
Se hallaban sobre un alto afloramiento de roca negra y a sus pies el agua se agitaba y espumaba. Emmily miró hacia atrás y vio un altísimo acandilado, un escarpado precipicio negro y liso de cuya pared parecía que, en un pasado remoto, se había desprendido algunas rocas semejantes a aquélla sobre la que estaba con Regulus y Kreacher. Era un paisaje inhóspito y deprimente: no había ni un árbol ni la menor superficie de hierva o arena entre el mar y la roca.
—Es encantador —dijo ella sintiendo como un escalofrió le recorría la espalda— ¿Cómo es que descubrió este lugar?
—Ni idea —contestó el pelinegro observando todo—. Kreacher, llevamos a la entrada de la cueva —ordenó y, a pesar de que el pequeño elfo estaba temblando de miedo, obedeció. Cuando volvieron a tocar piso, estaban en un lugar oscuro— ¡Lumos! —murmuró levantando se varita para iluminar el camino.
Caminaron hasta una oscura grieta de la pared de la roca. El agua helada les mojaba los pies y el intenso aroma a salitre y algas llegaba a sus fosas nasales. Entonces, la fisura dio paso a un oscuro túnel, solo había un metro de distancia entre las viscosas paredes, que brillaban como alquitrán mojado, iluminado por la luz que emitía la varita de Regulus.
—Aquí es, amo Regulus —dijo Kreacher deteniéndose frente a una pared de piedra negra. Entonces Regulus metió su mano al bolsillo de su túnica y saco un pequeño cuchillo de plata con el escudo de la familia Black grabado en el mango.
—¿Eso para qué es, Regulus? —preguntó la castaña con el ceño fruncido, aunque después abrió los ojos de par en par cuando él pasó el filo por la palma de su mano, la sustancia escarlata no tardo en aparecer, rápidamente paso la mano por la pared mientras le explicaba a la castaña.
—Kreacher me dijo que, para pasar, se tenía que... pagar, por decirlo así, y el precio era la sangre.
Emmily tomó su mano y pasó la suya por encima de la herida.
—Remedium —murmuró y la herida se cerró al instante, dejando una fina cicatriz. Alzo la vista para encontrarse con la mirada de Regulus—. Te dije que sabia un poco de magia sin varita.
