(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
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¡Pasamos a la final!
El partido había llegado, el ambiente de competencia se sentía en el aire y tal cual pasó en el primer partido del año, Regulus estaba con todo el equipo hablando. Emmily estaba hablando con Ana y Susan, Ester estaba con ellas, pero se mantenía callada y sin ver a la castaña.
—Anna ¿Cómo van las cosas? —preguntó Emmily en el momento que las otras dos se levantaron para ir con Macmillan.
—Le mande una carta a mi hermano y padres y estuvieron de acuerdo con mudarnos —respondió inclinándose sobre la mesa para que solo ella la escuchara—, quizás no esté aquí para el siguiente año —la castaña identificó un deje de tristeza en su voz.
—Pero si solo así se mantienen a salvo —se encogió de hombros, dándole una sonrisa de apoyo— además, puedes seguir tus estudios en otra escuela, te recomiendo Uagadou, está en África, puedes aprender a hacer magia sin varita.
—Eso sería interesante, lo pensaré, gracias.
Observaron como todos se levantaban para dirigirse al campo, pues ya era hora. Ambas se levantaron y caminaron hasta llegar a un lado del capitán del equipo de Quidditch.
—Espero que ganen, lo digo en serio —dijo Emmily sintiendo el brazo de Regulus alrededor de sus hombros.
—Tú que dices Anna ¿crees que ganemos? —preguntó el pelinegro viendo a la joven a un lado de su novia.
—Pues pienso igual que Emmy, tienen que ganar, así no solo ganaremos la copa de las casas —sonrió de lado saliendo del castillo. Caminaron en silencio, escuchando la emoción de todos, al llegar al campo Ana se despidió de Regulus—. Suerte, te aparto un lugar Ly.
—Gracias —dijo Regulus observando como desaparecía para después poner su vista en la castaña— ¿Te ha contado algo? ¿Qué va a hacer?
Emmily suspiro.
—Dijo que quizás si se iba del país y quizás para el próximo año no esté aquí —contestó en voz baja para que nadie más que él le escuchara—. No vayas a decir nada a nadie, por favor.
—Que pronto sea uno de ellos no significa que les vaya a decir todo lo que hablamos —dejo un pequeño beso en la punta de su nariz provocando una pequeña risa de parte de ella.
—Ahora sal y gana ese partido —besó sus labios—. Me voy antes de que me ganen el mejor lugar.
Dos horas después de que el partido terminara con la victoria a la casa de las serpientes, todos los alumnos de esa casa se encontraban en su sala común, celebrando que pasaron a la final.
