(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
❝Mientras la persona viva en nuestros recuerdos, jamás se van del todo❞
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A través de recuerdos
—¿Qué haces? —preguntó Orión entrando a la cocina y viendo a Emmily parada frente a la estufa con el caldero en la llama y varios frascos con ingredientes para pociones.
Walburga estaba sentada en la mesa, observándola. Había pasado ya una semana desde que Fallen entró a la casa, al principio Emmily no quería salir de su habitación, pero decidió que no podía pasarse todo el tiempo en su habitación, ya tenía mucho con no salir de la casa, y en esa semana, extrañamente, Walburga le había estado haciendo platica, aunque la mayoría de las veces, terminaba algo irritada por la diferencia de ideas, pero aun así seguí, todo para mantenerla distraída.
—Retomando un proyecto que tenía con mi madre —contestó, dejando la cuchara a un lado y girándose para verlo, se había sentado a un lado de su esposa.
—¿Y sobre que es?
—Es la mejora de una poción para aliviar el dolor y heridas desde dentro y tratar de que tenga un efecto rápido.
—Eso suena muy interesante —respondió Orión—, y hablando de pociones ¿Vas a regresar a la escuela este año?
Emmily suspiro recargándose en la encimera.
—No. Lo he estado pensando y... la verdad no lo necesito.
Walburga frunció el ceño.
—¿Cómo que no lo necesitas? Regulus nos dijo que querías estudiar ser auror.
—O sanadora —añadió Emmily—, y si, quizás eran como una meta en mi vida, pero ya lo dije, no lo necesito. Puedo vivir tranquilamente con lo que mis padres me dejaron, además, tengo el negoció y realmente va muy bien.
—Pero, creí que habían vendido su negocio de las pociones —dijo Orión.
—Mi tío fue quien vendió su parte —la castaña volvió a tomar la cuchara para mover la poción mientras seguía explicando—. Según lo que mi madre me contó, mi padre decidió llevar a Norteamérica su parte del negoció, lo cual fue un total éxito.
—Y... si tu madre ya no está ¿Quién se hace cargo del negocio? —preguntó Walburga tomando su taza para llevarla a sus labios.
