(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
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¿Por qué no me lo dijiste?
Aquella noche Emmily se encontraba sentada en la orilla de la ventana de la torre de Astronomía, observaba las estrellas y la luna, era pasadas de las una de la madrugada, sabía que podía meterse en problemas ya que el toque de queda había iniciado hace una hora, pero aun así se quedó observando el cielo nocturno.
Bajó la mirada al escuchar unas voces algo lejanas y pudo ver a cuatro personas con sus túnicas negras y la capucha puesta, caminaban a paso apresurado hacia el bosque prohibido. La castaña frunció el ceño y se preguntó ¿Quiénes eran? y ¿Por qué iban hacia el bosque a esas horas?
Cómo siempre, no le gustaba quedarse sin respuesta a sus preguntas, así que se transformó en su forma animaga y voló siguiendo a aquellas cuatro personas, voló por entre los árboles sin perderlos hasta que vio que llegaban a una especie de reunión.
Había más personas, unas diez sin contar a los recién llegados. Se paró sobre una rama lo más cercas de aquellas personas sin levantar sospecha alguna ¿Quién podría sospechar de un cuervo?Pero aun así se acomodó detrás de las hojas y puso atención a la plática que comenzaban a tener.
—Bien compañeros, esto lo digo para los que no pudieron asistir a la reunión en las vacaciones —dijo el único mago que Emmily reconoció: Lucius Malfoy dio un paso al frente—. Estamos aquí reunidos por una sola razón: servir al Señor Oscuro — «¿pero que mierda?» Pensó la castaña pasándose a otra rama más cercas—. Él ha sido el único que ha decidido ponerle fin a esta situación, donde los sangre sucia pueden llevar varitas que no les pertenecen, donde los muggles tienen más derecho que nosotros, los magos. — «Los nuevos mortifagos, genial»—. Por eso, él tiene que tener el mando del mundo mágico y que nos teman o nos respeten. Y por ello tenemos gente nueva entre nosotros. Porque ellos también han sentido ese llamado a hacer algo para recuperar nuestro lugar en el mundo. Dar un paso al frente.
Si Emmily hubiera estado en su forma humana hubiera abierto los ojos y la boca por la sorpresa y sentido un nudo en el estómago al ver a los que siguió dar un paso al frente y quitarse la capucha.
—Amycus y Alecto Carrow, Severus Snape, Regulus Black, Susan Avery y Ester Bulstrode, bienvenidos —dijo el rubio con una sonrisa ladeada—. Yo sé que no tengo que decirlo, pero, aun así, estarán en un período de prueba, demostrarán su lealtad al Señor Tenebroso. Pará eso quiero que me consigan algo y en dos semanas por mucho lo tendrán que tener con ustedes. A demás, dentro de una semana nos reuniremos de nuevo aquí para comenzar a enseñarles la magia que en esta estúpida escuela no nos enseñan. —Se acercó más al cuarteto de brujos entregando un pedazo de pergamino—. No levanten sospechas, actúen con normalidad. El Señor Tenebroso no quiere que Dumbledore sepa que venimos aquí. Pueden irse poco a poco.
Así como dijo, poco a poco los estudiantes fueron regresando al castillo mientras los demás fueron al pueblo de Hogsmeade para desaparecer. Regulus caminaba junto a los hermanos Carrow y Snape, ninguno decía nada, iban concentrados leyendo sus pergaminos.
» Las artes oscuras del siglo V «
Suspiro, «¿Dónde mierda lo voy a conseguir?» Pensó al mismo tiempo que escucho el chillido de un ave, levantó la vista y vio a un cuervo volando a la torre de astronomía, cerró los ojos sabiendo quien era.Se separó de los otros tres sin dar explicaciones y camino en dirección a aquella torre, esperaba equivocarse y que se tratara de un cuervo normal.
Pero no se equivocó.
Apenas llegó al pie de las escaleras para subir a la torre, la vio bajar con el ceño fruncido y las manos dentro de los bolsillos del abrigo. La castaña al verlo se detuvo y lo vio a los ojos.
—Emmily —habló Regulus primero, sintiendo el corazón acelerado, la castaña pasó por su lado negando con la cabeza—. Por favor, Emmy, déjame explicarte.
Emmily se detuvo y se giró para tomarlo por el brazo y ambos entraron a un salón vacío que se encontraba cercas, cerró la puerta y la apuntó con su varita realizando un hechizo de silencio por si alguien aparecía.
—Eso es lo que quiero, Regulus, que me expliques que mierdas acabo de ver allá afuera.
Regulus pudo ver el enojo en su rostro, y la entendía.
—Sé que estás enojada, pero te juro que te lo iba a decir...
—¿Cuándo? ¿Cuándo te dieran la marca? ¿Cuándo te metan a Azkaban? ¿O cuando te maten por qué ya no les sirvas? ¡Dime!
—Antes de eso, antes que incluso me dieran la marca, solo que no sabía cómo decírtelo.
—Pues así, "Emmily me voy a unir a los mortifagos para matar y torturar a los muggles" bueno, tal vez sin lo último, pero así. —Se acercó más a él sin apartar la vista de sus ojos—. Regulus, a mí me gusta que me hablen con la verdad, que me digan las cosas directo, así como a mí me gusta decirlas.
Regulus se quedo un momento en silencio, analizando las palabras que le estaba diciendo y pensando en lo que diría.
—Bien, en ese caso dime ¿estarías tú de acuerdo con unirte a él?
Esa pregunta le sorprendió a la castaña, que dio un paso atrás sin que él se diera cuenta y parpadeo un par de veces.
—Yo no eligió bandos Regulus —contestó con sinceridad—, yo estoy con las personas que amo, les soy leal a las personas que amo, a nadie más.
Con las personas que amo. Asintió con la cabeza lentamente, tratando de ignorar esa punzada en el pecho y habló sin mirar a los ojos.
—Pues entonces creo que lo nuestro no va a poder seguir —Emmily abrió los ojos y trato de que no se le llenaran de lágrimas—, porque si tu lealtad está hacia los que amas, eso significa que estarás del lado de tus tíos, de tu primo y creo que así no... no podemos.
—Estas terminando conmigo —«¿Después de todo lo que hice?» Preguntó sin llegar a formular la pregunta mientras sonreír, pero su sonrisa no llegó a sus ojos, era una sonrisa triste—. Eres un idiota, pero bien, si así lo quieres, así será —respiró profundo y borro su sonrisa, escondiéndose detrás de una máscara fría—. Buenas noches Black.
Sin esperar respuesta salió del salón apretando las manos para evitar que las lágrimas dejen sus ojos y no se detuvo hasta llegar a su habitación, donde ya sus compañeras de habitación dormían.
Regulus, que se había quedado ahí parado, se pasó una mano por la cara y quiso patear algo, pero solo se limitó a salir del salón e irse a la sala común a paso lento.
