(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
❝Hay que aprovechar las segundas oportunidades que te da la vida❞
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Una nueva oportunidad
—No, no, no por favor Emmily, abre los ojos. ¡Emmily! —acomodo su cabeza en su regazo. Observó a su alrededor notando que no había nadie afuera, todas las luces de las casas estaban apagadas y eso solo aumento su desesperación—. Por favor, no me dejes —susurró mientras intentaba recordar algún hechizo para ayudarla, pero su mente estaba bloqueada por completo, la simple idea de que podía perderla esa noche le bloqueo todo pensamiento.
—¿Quién está hay?
Regulus abrió los ojos al reconocer aquella voz, miró a su alrededor, pero no lo vio, pero aun así gritó:
—¡Aquí! ¡Por favor, Sirius, ayúdame!
En menos de dos segundos, su hermano apareció siendo seguido por Remus, ambos al verlos quedaron sorprendidos por el estado en que estaban.
—¿Regulus...?
—Por favor, ayúdame, ella... ella se está muriendo, Sirius.
Sirius podía escuchar la preocupación en la voz de su hermano, así que no lo pensó dos veces antes de acercarse para cargar a Emmily mientras Remus ayudaba a Regulus a ponerse de pie. Rápidamente caminaron la única casa que aún tenía las luces encendidas, siendo seguidos por Kreacher.
—¡James, abre la maldita puerta, ya! —gritó el mayor de los Black estando cercas y abriendo con el pie la cerca de madera.
James no tardo en abrir la puerta al escuchar a su amigo, incluso tenía la varita en la mano, pero abrió los ojos al ver a quien traía en brazos su mejor amigo.
—¿Emmily? —El azabache se hizo a un lado, observando a su prima, inconsciente, después a Regulus ayudado por Remus, ambos empapados y con heridas— ¿Qué carajos pasó?
—Casi no siento su pulso —dijo Sirius, quien puso a Emmily en el sillón. Lily apareció al escuchar el alboroto y en cuanto vio lo que pasaba, soltó un gritó ahogado, pero solo le tomó dos segundos en recomponerse y acercarse.
—Sirius, dame espacio —Pidió, haciendo a un lado al pelinegro y colocó sus dos manos sobre el pecho de la castaña con los dedos entrelazados y comenzó a presionar repetidas veces. Recordando que su padre y tíos así le habían enseñado. Dejó de presionar para después darle respiración de boca a boca y volver a repetir la acción.
