(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
❝Hay veces que un simple abrazo puede mejorar mis días❞
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¿Una mala decisión?
Después de despedidas y planes para esas vacaciones, por fin habían llegado a la casa Potter.
James, junto a Sirius, quien decidió ir con ellos, fueron a la cocina para darle su espacio a Emmily, pues la castaña les había dicho que tenía que hablar con ellos.
—¿Pasa algo cariño? —preguntó Euphemia observando a su sobrina que se mordía el labio inferior con nerviosismo.
—Quería... hablar con ustedes... es algo que... bueno... quizás no les guste —murmuro lo último, pero los adultos si que lo escucharon.
Los tres se sentaron en los sillones, Emmily respiro profundo, sentía su corazón latir rápidamente y las manos le sudaban.
—Lo dices como si hubieras matado a alguien y ahora no sabes que hacer con el cuerpo —comentó Fleamont tratando de alivianar el ambiente, pero parece que no funciono como quería, porque esta vez su sobrina no sonrió.
—Ya les había dicho que, terminando mis estudios me regresaría a Georgia.
—Y nosotros estuvimos de acuerdo —Euphemia asintió con la cabeza.
—Lo que pasa es que... —vio a su primo y cuñado regresar y viéndola con el ceño fruncido—. Me voy a ir antes, pero no a Georgia.
Euphemia y Fleamont compartieron una mirada, totalmente confundidos, incluso James y Sirius parecían confundidos, ellos tenían en mente que diría otra cosa, pero no esa.
—¿Cómo que te vas antes y no a Georgia? —esta vez preguntó Fleamont acomodándose los lentes.
—¿No estas a gusto aquí? ¿A dónde iras? —continuó Euphemia con cierta preocupación.
—Si estoy a gusto aquí, con ustedes, con James, pero... es... es algo complicado de explicar, solo puedo decirles que estaré bien a donde voy a ir.
—Vamos, Emmily, diles la verdad —la voz de James hizo que volteara a verlo caminar hacia la sala y parándose detrás del sillón donde estaban sus padres. Sirius decidió quedarse aparte, apoyándose en la pared—. Diles porque estas decidiendo irte.
—No te metas, James y si no les digo la verdad es para mantenerlos a salvo y lo sabes —soltó con molestia la castaña observando al azabache, que solo rodo los ojos, antes de regresar su atención a sus tíos—. Solo deben entender que estaré bien, no deben preocuparse por mí.
