(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
❝Prométeme que por muy mal que estén las cosas, tú te quedaras❞
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Una agria noticia
Lo primero que Emmily vio al abrir los ojos fueron libros.
Las enormes estanterías llenas de libros se alzaban frente a sus ojos y no pudo evitar sonreír al recordar los días que pasaba en ese lugar junto a sus amigos leyendo y aprendiendo mientras jugaban.
Comenzó a caminar hacia su derecha, donde sabía estaría aquel libro, pasó sus dedos por el lomo de los libros, leyendo los títulos, algunos estaban es francés y latín y eran los que siempre leía.
Extrañaba tanto ese lugar como a sus amigos y solo esperaba que al finalizar el año escolar pudiera ir a visitarlos como habían acordado.
Llegó a la sección donde estaban los libros de magia oscura y comenzó a buscar el libro entre todos, incluso tuvo que subir a la segunda planta y recorrer lo más rápido que pudo hasta que lo encontró.
—¡Sí! —dijo sonriendo ampliamente—. Ambil —murmuró y solo así pudo tomarlo, sacudiendo el polvo que lo cubría. Todos los libros que estaban en ese lugar se encontraban en un buen estado a pesar de los años o el huso que tengan. Lo apunto con su varita mientras murmuraba de nuevo— Geminio.
Otro libro idéntico apareció y dejó el original en el mismo lugar. Estaba por regresar cuando escucho las puertas abrirse y las voces de dos personas rompieron el silencio de la biblioteca.
—... No se lo podremos ocultar para siempre y lo sabes —dijo la voz de una mujer que Emmily identificó de inmediato.
—Alejandra, ella ni siquiera está aquí y cuando vuelva él ya estará de regreso —la voz gruesa de un hombre resonó por la biblioteca y Emmily comenzó a bajar la escalera de madera.
—Sabemos que tienen una manera de comunicarse con Emmily y si ella llega a preguntar por como van las cosas por acá, Monse o Helen le dirá la verdad.
Emmily se detuvo detrás de un estante, a modo que no la vieran, pero ella si los vio. Vio a Alejandra Devellirs parada a un costado de Alistar Shaw, a ambos se les veía preocupación en sus rostros.
—Entonces le diremos que le mientan —respondió el hombre girando su rostro para ver a los ojos a la mujer—, sé que es su amigo —aclaró al ver la mirada de la mujer rubia—, pero no podemos preocuparla, ya tiene mucho con estar en Inglaterra donde una guerra se está alzando.
—Alistar, tiene derecho de saber la verdad —la mujer dio un paso hacia delante—. Sabes muy bien como todos nosotros que odia las mentiras y los secretos.
