(Corregida)
Ella llegó para cambiar muchas cosas, en especial su vida. Él nunca pensó que una mujer como ella lo haría sentir así, y ellos jamás imaginaron que terminarían juntos.
La historia puede cambiar, algunos serán felices, otros no tanto.
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Hablando con los suegros
Walburga solo la observaba durante toda la comida y se dio cuenta que se sentaba correctamente, que tomaba los cubiertos apropiados para cada platillo, al beber lo hacía como se debía y se mantenía en silencio. Narcissa le había dicho quiénes eran los padres de la joven, por lo que supo que tenía una buena educación, pero aun así quería comprobarlo por sí misma, saber más de ella, saber si buena para su hijo.
Después de un rato donde los cuatro acabaron de comer y el elfo recogió los platos, Orión fue el primero en hablar.
—Bien jovencita, dinos ¿Dónde están tus padres?
Regulus, por inercia, la miró, esperando cualquier otra reacción menos la que seguía manteniendo desde que sus padres aparecieron frente a ellos: fría.
—Por desgracias, ambos están muertos —dijo, apretando sus manos por debajo de la mesa, decirlo en voz alta y de esa manera era algo increíble—. Mi padre, Zigor murió dos años después de que nací, así que no lo recuerdo del todo y mi madre, Eider, murió unos meses antes de que comenzará el año escolar, por esa razón tuve que mudarme con mis tíos, ya que son mis tutores también.
—¿El apellido de tu madre cual era? —preguntó Walburga, aunque eso ya lo sabía, su sobrina menor se lo había comentado.
—Flawey. —La mujer asintió. Seguía siendo una sangre pura, eso ya era algo—. Se lo piensan —Emmily interrumpió los pensamientos de Walburga, hablando de manera tranquila, pero firme—, que por llevar el apellido Potter eso me hace una traidora a la sangre. No niego a mi familia nunca lo voy hacer, amo a mis tíos y a mi primo, pero aun así no soy como ellos en muchas cosas, fui educada con otras ideas. Ideas que mi madre aprendió de su familia. Supongo que conocieron a mis padres ¿no es así?
—Sí, así es, Zigor Potter era todo lo contrario a Fleamont —dijo Orión—. Mientras tu tío se la pasaba ayudando a los sangres sucias y a los muggles, tu padre se mantenía alejado, e incluso recuerdo que una vez hablando me dijo que no le gustaba la manera en la que su familia convivía con los muggles.
—Y mi madre, al haber nacido en una familia perteneciente a los sagrados veintiocho compartía sus ideas —continuó Emmily viendo a ambos, Regulus sólo escuchaba—, por lo que a mí también me enseñaron las mismas ideas.
—Pero por lo que se —habló Walburga—, en Norteamérica son más... tolerables con los muggles ¿no es así?
Emmily entendió a dónde quería llegar Walburga y casi soltó a reír, pero se limitó a sonreír levemente. Era hora de sacar su mejor carta de la baraja.
—Así es, pero por lo que mándame Devellirs nos contó a mi madre y a mí, es que desde hace décadas que el Magicongreso no permite que nos relacionamos con ellos, no podemos casarnos o simplemente ser sus amigos.
—Espera ¿Dijiste Devellirs? —preguntó la mujer, frunciendo ligeramente el ceño— ¿Conoces a los Devellirs?
Emmily festejó mentalmente al ver la reacción de la mujer al escuchar ese apellido, y sabía que estaba haciendo bien.
—Así es, los hijos de Marcos y Alejandra Devellirs son mis mejores amigos desde la infancia, así como también los Caster, Shaw, Archer son mis amigos.
Regulus frunció el ceño al ver que sus padres compartían una mirada al escuchar aquellos apellidos y la sonrisa de triunfo de su novia.
—Pero... ellos no pertenecen a los sagrados veintiocho —dijo sin entender bien.
—No —Walburga miró a su hijo—. Los Devellirs, Caster, Shaw y Archer son las primeras familias mágicas que llegaron a América y se han mantenido en la cima desde entonces.
—Y según me contó mándame Devellirs —continúo Emmily, ahora viendo a su novio—, les ofrecieron estar en esa lista, pero ellos se negaron y decidieron crear la suya propia, aunque el nombre que le pusieron es un poco... exagerado para mi gusto.
—¿Cómo les pusieron?
—Realeza mágica de América —dijo Orión rodando los ojos—, opino lo mismo, pero, aun así, por lo que se, se han mantenido con la sangre limpia desde entonces.
—Con matrimonios arreglados, claro está —murmuró Emmily. Walburga la miró con una ceja alzada, pero a la menor no le importó.
—Y también se dice que algunos de ellos fueron seguidores de Grindelwald ¿no es así? —Orión miró a la castaña y ella asintió con la cabeza.
—Solo los Shaw y los Arche. Los bisabuelos y abuelos de mis amigos fueron o planeaban ser sus seguidores.
Regulus solo podía observarla y con lo que acababa de escuchar es que pudo entender a que se refería con que no sabía quiénes eran sus amistades, después observó a su madre que sólo la escuchaba atenta, su expresión había cambiado, ahora se veía un poco más relajada y ya no la veía con... desprecio.
Siguieron hablando sobre aquellas familias de América, le preguntaban por la madre de Emmily y Regulus notó que hablar de eso le incomodaba, pero aun así contestaba, tratando de mantener su semblante serio.
Después de un rato, Walburga le dijo a Regulus que le mostrará la casa mientras ella hablaba con su padre y el pelinegro sonrió al saber que todo iba bien.
—¿Crees que los haya convencido? —preguntó ella subiendo las escaleras y viendo con rareza las cabezas de elfos domésticos que estaban colgados en la pared.
—Si me ha pedido que te muestre la casa, es porque lo que has dicho de tus amistades en América le han hecho cambiar de opinión —contestó sonriendo con cierta diversión por la mueca en el rostro de ella, pero siguieron caminando.
Llegaron al salón donde estaba el árbol familiar y Emmily lo observó con cierto asombro.
—Sí que tienes una gran familia —dijo recorriendo los nombres de todos los Black y frunciendo el ceño al notar aquellas manchas oscuras— ¿Por qué las quemaduras?
—Hay solían estar los rostros de otros miembros de la familia, pero fueron desheredados y sacados del árbol familiar —explicó deteniéndose en uno de los que estaban al final de todos y lo señaló—. Aquí estaba el rostro de Sirius, mi madre lo quemo la misma noche que se fue de aquí —suspiro y Emmily noto que aún le dolía eso, se acercó y lo abrazo por detrás, apoyando su barbilla sobre su hombro—, y aquí solía estar mi prima, Andrómeda.
—¿Y a ella por qué la sacaron?
—Porque se escapó también de su casa para casarse con un sangre sucia. Después de eso, ya no supimos nada de ella... Bueno, creo que ella y Sirius aún tienen contacto, no sé, la verdad.
Se quedaron observando el árbol, a Emmily lesorprendió ver que todos los Black tenían nombres de estrellas, constelación ygalaxias. Eso le gustaba.
