74 (FINAL)

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Víctor.

«"Tendrás que prepararte, pues ayudar es tu nuevo desafío", ¿así comenzó todo? Regresemos, por favor».

Si hace un par de años me hubieran preguntado "¿cómo te imaginas que sería el día mas triste?", hubiera respondido: "sería un dia cuyo cielo se esconde tras las opacadoras nubes, oscureciendo toda alegría en cortinas gruesas y espesas; predominarian ventiscas de aire helado; y las aves: iguales a cualquier sobra de esperanza, se desvaneserian en modo de sombras negras por el cielo, huyendo. Aves volando lejos, muy lejos, para no volver".

Sin embargo, qué sorpresa la mía cuando aquel dia en el que amanecí parecía el mas alegre de los escenarios.

El cielo era como si me sonrieras.

Resplandor por donde quiera, el infinito arriba de mí tan azul y mágico como una delicada pintura em óleo. Y niños, muchos niños con sus familias por los parques y aceras, con una tranquilidad grande, tan pero tan grande, que nadie sospecharia que aquel día, se trataba de el día mas triste de mi vida.

El entierro de Javier Lindgren.

Recuerdo tu voz tan perfectamente, que aquellas palabras suenan como grabadora en lo más profundo de quién soy.

"Somos seres muy tontos como para entender los planes de Dios. Nunca pensaremos como él. Pero te puedo asegurar que si Dios me puso en esta posición fue para salvarme de algo mucho peor. Quizás con esta enfermedad cumpla con un propósito especial acá en la tierra. No todos tenemos el mismo destino".

Esas afirmaciones tuyas, siempre tan decididas y seguras, me hacían sentir tan... a salvo.

No podía imaginarme tu cuerpo dentro de esa lata rectangular, me era imposible. No te pude abrazar, "mantenga distanciamiento, por seguridad" nos advertía la enfermera. Ridiculo, ella no sabia del poco tiempo que nos quedaba.

Sabía que ya no estarías, que todo eso era real: las flores, el hombre leyendo versículos bíblicos, tu madre y tía soportando el llanto, y las pocas personas a tu alrededor... Pero aún asi guardaba esperanza.

Esa infantil esperanza de que salieras de entre las flores, caminando hacia mi, con una gran sonrisa y brazos extendidos, "feliz dia de los inocentes" dirías tú.

Sería la mas cruel de las bromas, pero a la vez, lo que mas desearía en ese momento.

Gracias, Javier. Gracias por luchar tanto durante tres años, y acompañarme a crecer y descubrir más del mundo y de mi mismo.

Te quiero tanto. Tanto y tan fuerte, que aunque no creo con toda seguridad en un cielo o en un infierno, deseo con toda la fuerza de mi ser que estés en la parte mas luminosa y bella del cielo, corriendo y disfrutando de los valles mas extensos que pueden haber.

Cuenta razón tenías aquel agosto de hace tres años...

"Te aseguro que si te centras en lo que estas viviendo ahora tendrás bellos recuerdos en el futuro, y ahí cuando veas a atrás sonreirás, pues vivir en el pasado no dolerá tanto".

No, el pasado ya no duele, porque tú estás ahí. Estás aquí.

-Cielos, Victor -Me encorvé sosteniendo mi rostro mientras este se rompía en miles de pedazos, cayendo em forma de pesadas lágrimas.

Cuántas miradas de lástima. Después de mí, Amanda no soportó más y rompió en llanto también.

-Lo lamento tanto -Papá nos abrazo a mamá y a mi fuertemente, mientras Victoria rodeaba a Amanda en sus cálidos brazos.

-No está -balbuceé a baja voz, como el mas débil de los niños-, y nunca más sonreirá, jamás. Jamás, jamás, ja... mas-¿Por qué dolia tanto? Ya sabía que llegaría el día-, Javier... -susurré, acurrucado e indefenso en brazos de mis padres.

Adios, Javier Lindgren. Siempre estarás en mí.

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora