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Víctor.

"Seamos eternos juntos, y te prometo
conoceremos el mundo...".

—¡¿Escapó?!

—Sí, le dije que se quedase, que era estúpido que se fuese —Me explicaba Javier mientras se sobaba el rostro con frustración—. Dijo que quería encontrar a su madre y averiguar que había sucedido.

      Me impresionó que hubiese podido escapar de un hospital que creí de buenas condiciones de seguridad, al menos las adecuadas para evitar que sus pacientes escapasen.

—Lo, eh, lo lamento mucho.

—hm, espero regrese. Es solo un niño y cosas realmente malas le pueden llegar a suceder estando en las calles por su cuenta, en silla de ruedas.

     Al instante tuve pensamientos egoístas al respecto, los cuales prefiero no explicar, pero basta con añadir que me arrepentí de haber pensado en ello con tal cinismo.

—Por eso las visitas al hospital serán más estrictas —añadió.

—Espera, ¿qué? —comenté confuso—, ¿o sea que no podré visitarte más? No entiendo es...

—Víctor, es que...

—Es estúpido que porque alguien haya escapado, se restrinja las visitas.

     Definitivamente Javier no parecia de buen humor, incluso me atrevo a decir que lo contrario.

—Las cámaras de seguridad mostraron que escapó junto a un señor.

      Ese comentario me dejó algo absorto y confuso.

—Y nadie tiene información de quién es. Así que suponen que fue alguien de afuera que ayudo a su escape.

     Atento, oí en silencio lo que decía, pero aún seguía con la idea de que era ridículo.

—Así que solo familia podrá... —Supongo notó mi expresión decepcionada, pues cambió su frase—. Hm, Víctor, me podrás seguir... Eh, en realidad...

     De alguna manera supuse que esto le dañaba más a él que a mí i, así que traté no serle más de carga.


—Oye, ¿sabes qué? No pasa nada —dije—, vendré en el tiempo que me permitan, si eso es a lo que te referías.

     Mostró una cerrada sonrisa de medio lado.

—Gracias por entenderlo —comentó.

     No quería seguir dándole vueltas a el tema de Drake, pues solo le agotará, así que supuse sería mejor cambiar de tema.

—¿Te cuento algo? He, he estado escribiendo —dije, ahora entusiasmado por contarle de mis relatos "pensamientos insufribles".

—¿Ah, sí? —Extendió una sonrisa más abierta.

     Pareció sorprendido, y me gusta imaginar que también orgulloso. Como un hermano mayor de toda la vida, estaba ahí oyéndome con atención.

—¡Sí! Una vez me recomendaste escribir, y p-pues lo hago. Son relatos cortos.

—¿Como cuentos?

—Eh, en realidad no —Reí algo nervioso—. Son más como..., para desahogarme.

     Aún con buena expresión, siguió escuchandome.

—Y m-me gustaría que los leyeses, hm, pero mejor luego, o sea, cuando los acabe —Con tantos rodeos ni yo me entiendo—, yo, yo te los doy y tu los leerás, pero, eh, pero cuando ya los tenga todos.

     Levantó una ceja manteniendo una cómica sonrisa, con una expresión chistosa.

     Deseo que me leas cuando esta etapa de mi vida acabe, créeme que será pronto. Porque cuando te enteres del cambio, tanta aflicción en mis escrituras no serán más que pruebas de que todo se vence, en lugar de escritos deprimentes y permanentes.

—Me emociona poder leerlos —dijo—, tu visión del mundo es en serio fascinante.

     ¿Cómo estás tan seguro de que mi visión del mundo es fascinante? Yo pienso lo contrario.

     ¿Por qué tenemos la enferma costumbre de apoyar más a otros de los que nos apoyamos a nosotros mismos?

     Pienso demasiado las cosas...

—¿Quieres estudiar algo relacionado a la literatura?

—En realidad... —vacilé—, en realidad quiero estudiar algo que tenga que ver con medicina.

     Pareció desconcertado, o quizás solo impresionado ante algo tan inesperado.

     Porque siendo sincero, ni yo creo que sea capaz, de aquello que tengo en mi mente poder alcanzar.

Eso suena grandioso. —Su comentario me hizo sentir una gran satisfacción—, no sabía que te gustaban los retos grandes.

     En realidad no, me aterran.

—Sí, algo —repliqué, risueño—, hay muchas cosas que no sabes de mí.

—Uy, cuanto misterio, Doctor Ramirez —bromeó, con una expresión graciosa, refiriéndose a mi apellido.

     Seguimos ahí un rato, lo suficiente para olvidar el tema de Drake. Riendo,  vacilando, la vida real ignorando.

     Viviendo. 

    

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora