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    "A veces te das cuenta de que el amor 'tan incondicional' de los demás, resulta tener reglas... Y si no las cumples, no serás amado. ¿Seré yo un amante condicional?"

—¡¿Cómo puedes explicar lo que pasó con Charly?! —Estaba furioso, por primera vez en años estaba en serio furioso.

—¡Los de la clase mienten, papá! ¿por qué no me crees? ¡¿por qué le crees a los demás?! —No me perdonaría el estarle mintiendo así a mi padre, pero, si admitía que acepte el beso de Charly ¿que explicación le daría?

—Dos maestros hablaron conmigo, Víctor ¡dos!

—¡¿Crees más en dos desconocidos que en tu hijo?! —¿Qué estaba pasando conmigo? ¿cómo llegamos a esto?

     Inesperadamente sentí un fuerte empujón en mi hombro izquierdo. Quede con los ojos muy abiertos por la sorpresa de que mi padre estuviese ejerciendo fuerza en contra de mí.

—¡Dímelo, Víctor! ¡¿Te gusta ese marica?!

—¡No lo llames así!

     Cada vez subiendo el tono, cada mas alimentando más la llama de ambos. ¿Por qué?

—¡Uy, perdón por ofender a tu novia!

—¡No hables así de Charly, papá!

     Siento otro empujón, ahora mas fuerte.

     Mamá entra a mi cuarto. "¡Matew!" exclama ella sin entender todavía qué sucede.

—¿Te gusta? Solo díme si te gusta ¡dímelo!

     Ignoramos la presencia de ella.

—¡No, no y ya te dije que no! ¡Por favor, papá, no me gusta Charly, no soy gay!

     Soy débil, nunca he sido alguien capaz de sostener una mascara de firmeza y decisión, y menos frente a mis padres.

—¿Por qué lloras? ¡¿Por qué estas llorando?! —Me tomó de los hombros y me sacudió, como si así fuera la forma de detener mis lágrimas frustradas.

—¡Déjame, ya, ya quítate!

     Me soltó.

     Un silencio consumió el cuarto, como si hubiera dicho algo realmente malo, como si lo hubiera maldecido o matado a alguien.

—¿Qué demonios está sucediendo, Matew? —Susurró mi madre a su oído, notablemente irritada por el escandalo.

—Nuestro hijo es un homosexual —Dijo con firmeza y desdén.

     Pareció estupefacta ante la respuesta, y de inmediato volteo a mirarme.

—Eso es lo que dicen, y él les cree —Me sentí una completa basura por mentir. No soy gay, pero aún así mentía.

     La ausencia de una respuesta me dejó helado. Me seque las lágrimas con la manga de mi chaleco.

     Soy muy débil. Si no puedo ni siquiera mantenerme firme ante mis padre, ¿cómo lo haré ante la vida? Como una muralla de arena caeré.

     Le susurró algo que no entendí. Luego, tras una última mirada reprochosa, se retiraron.

      El sonido de la puerta cerrándose frente a mi dio paso  al escape de toda mi ira.

      Solamente soy otro adolescente estúpido, inmaduro...

      Pateé la silla cafe de la derecha, junto a un grito ahogado.

      En serio ridículo...

       Lo único que pasaba por mi mente mientras tumbaba las cosas del escritorio, era la decepción de que no me creyera, que en caso de ser gay me despreciara así, el odio hacia los idiotas que me vieron junto Charly, y sobre todo, a él.

       En esos momentos no comprendía que yo era el único responsable de lo que sucedía, no los demás... Pero algunas cosas ya no se pueden cambiar. ¿Por qué me cuenta tan tarde?

      Terminé por golpear la puerta, sin importarme ni en lo más mínimo si me oían o no, actuaba sin pensar, como siempre. Sólo quería... saber qué necesitaba, qué quería, qué buscaba.

      Saber qué hago.

—No merezco esto —susurré con mis manos en mi rostro, sentado contra la puerta. Mi mandíbula dolía; duele resistir gritos.

      En ese momento descubrí qué tanto podía odiar a otros, por el simple hecho de odiarme a mí

     
    

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora