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02/09/18

8:20 P. M

     " 'Alejate de las personas toxicas', nos han dicho, pero; ¿cuando sabremos que estamos ante una relación toxica?, ¿cómo sabré si yo soy el que destruye y no el 'destruido'?"

     Las amistades son mas complicadas de lo que en algún momento creí. O quizás no son difíciles, sino; yo soy el que se enreda vanamente
     Mi mente se ha vuelto un laberinto desde que conocí a aquel chico de sonrisa tan contagiosa y sabiduría impresionante.

     Suelo llevar mi libreta al colegio, esa en la que anoto mis reflexiones y experiencias para el informe. Ahora no sé si fue una buena idea el llevarla.

     Ya no me he sentido muy cómodo con mis nuevos amigos, bueno... Los que eran mi nuevos amigos. Pues, estábamos sentados en el mismo pasillo de siempre; ese cerca de las escaleras. Ahí, como era lo normal últimamente, yo estaba absorto; perdido en mi mundo sin participar en lo que sea que ellos platicaban entre risas y bromas. En un momento uno se acerca a mi mochila y pregunta "¿me prestas tu lapicero?", a lo cual me limite en asentir sin siquiera verlo.

     No me percate realmente de lo que había sacado, solo sabia que no me importaba realmente. Era mi libreta, de la cual se ahorro la pregunta de qué era, apresurándose en leerla.
     Fue cuando volteé a verlo tras unos minutos cuando lo noté ahí; tan inusualmente callado con lo que era mío. No comenté nada, solo frunci en ceño, curioso de lo que opinaría sobre mis anotaciones.

     Él, viéndome con una expresión jocosa, comentó altamente interrumpido lo que hablaban los otros: "Siempre supe que eras el diferente del grupo, el raro".

     Hubo un silencio abrumador tras ese comentario. Me tense ante el inesperado comentario.

     "¿Diferente, raro?", no entendí bien sus palabras hasta que prosiguió con su siguiente ridiculez; "eres como el 'nerd' entre nosotros. 'Células, enfermedades', nos incómodas hablando de eso ¿sabes? O al menos yo lo siento así". A pesar de sus crudas y frenteras palabras no dejaba de lucir esa sonrisa undida en picardía.

     Con el entrecejo fruncido, me apresure en examinar las reacciones de los otros chicos; vacilantes, carentes de su propia expresividad.

     "¿Los incomodo?", pregunté, sin intenciones de sonar amenazador, pero así fue, y sus reacciones parecían comprobarlo.
     El que estaba sentado en frente de mí fue el que se dignó en responderme; me explicó que "yo sí les caía súper bien" pero que preferían al "yo de antes", o sea; preferían al Víctor amante los videojuegos, las bromas y la pérdida de tiempo. No les agradaba el yo de ahora, ¡el que soy ya! O eso creo; el absorto, con nuevos gustos y propósitos.

     Sin saber cómo reaccionar, mostré una sonrisa cerrada muy hipócrita, continuando con marcharme.

     ¿No se supone que las amistades te deben apoyar y alegrarse cuando progresas?

     ¿O estaré exigiendo demasiado de los temas? Pero... ¿es mucho pedir que me quieran aun cuando no soy el mismo?

     Javier no me critica... Charly tampoco, aunque no creo que sea consiente de mi nueva "forma de ser".

     El tema de las amistades me confunde. Pensar demasiado me ahoga, me asfixia. Escuchar mucho mi voz interior solo me abruma. ¿Seré yo el equivocado o lo serán ellos?

     Creo que no estoy cumpliendo con el tema del ensayo pero... No sé que agregarle al "pero". Soy un ridículo. Basta de "pero".

    

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora