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27/08/18

11:44 A. M

     'Tiene sentido; todos tenemos funciones en esta vida, pero aun así me parece ridículo que no las podamos elegir todo el tiempo. Son nuestras vidas ¿no?'

     Se me ocurrió una genial idea: "invitar a Javier a nuestra casa", así estará lejos de esas cuatro paredes frías y deprimentes de hospital, al menos por un rato.

     Llegue al hospital en bicicleta, pues ni mamá ni papá podían llevarme esta vez. La enfermera ya me reconoce —al parecer— pues al instante de verme me indico que Javier acababa de despertar —eran las ocho de la mañana en esos momentos—. Me entrego una bandeja con su desayuno para que yo se lo llevase. Y así fue.

     Abrí la puerta tras escuchar su voz diciendo "pase". El cuarto estaba ocupado por un ambiente pesado, nostálgico —al menos así describiría como me hizo sentir al entrar—. El televisor en lo alto de la pared estaba en un canal aburrido, donde se veía a un hombre siendo entrevistado.
     Javier estaba ahí, en la camilla como de costumbre, pero algo estaba mal; se veía mas cansado, con una sonrisa apagada no común en él. ¿Por qué estaba así? Quizás durmió mal; es algo de esperarse al no poder mover las piernas y estar atrapado acá.

     Le entregué su desayuno, prosiguiendo con preguntarle por su mal estado. Él ignoro la comida, dejándola en la mesa de su izquierda.

     Su voz  nunca había sido la mas normal; era algo ronca y susurrante, era palpable la dificultad al hablar. Pero ahora parecía ser peor. Según él era normal que su voz fuera así, pues se le presentaban espasmos en las cuerdas vocales.

     "La fisioterapia no es algo que me agrade mucho... Pero ayuda a mi cuerpo". Esa fue la razón que me dio de por qué estaba así.

     ' ¿Fisioterapia?'

     Le insistí con que debía comer, pero se negaba. ¡Estaba muy flaco!

     Me fije en la mesa y el medicamentos sobre esa; "antagonista de glutamato". ¡¿Qué demonios es eso?!... Sí, lo sé; soy algo ignorante.

     Tras unos minutos aceptó por fin comer. Su sonrisa no se asomaba por nada, extrañaba verlo con esa característica luz en u mirada.
     Como si yo no pudiera contener mis pensamientos, mis preguntas salieron de mi boca; "¿por qué a ti te pasa esto?, ¿por qué las personas buenas sufren más que las malas?".

     Hizo una pausa, frunciendo el ceño tras mis interrogantes. !e ojeó solo para después dejar un largo silencio entre nosotros.

     "No solo a mí me pasa esto; muchas personas sufren de distintas maneras, pero está bien, en el mundo nadie tiene la misma función que otro..."

     Lo interrumpí, con una mueca mientras le contestaba que me parecía tonto, que era ridículo que alguien con tanto potencial como él tuviera un final tan drástico y apresurado.
     Por lo que prosiguió hablado en metáfora;

     "En un jardín enorme, todos y cada uno de sus elementos son fundamentales. La mariposa se encarga de las flores, la lluvia de hidratarlas, los gusanos también son importantes en la tierra. Así somos nosotros. Mi función en la tierra es distinta. No viviré sesenta años como el hombre promedio, ni cambiare el mundo con algún invento. Mi destino; mi objetivo es quedar en el recuerdo de muchos..."

     Yo solo asentía ante sus palabras, aunque realmente no las entendiera del todo.

     "... Como en el tuyo. Me gusta responder tus preguntas y ayudarte. No todos los objetivos tienen reconocimiento, pero esos; los no apreciados son los únicos capaces de cambiar realmente al mundo a través de la consciencia".

     Quería gritarle, decirlo que eso no era cierto. Era injusto, en serio injusto, y él solamente lo aceptaba.

     También prosiguió en responder mi segunda pregunta al yo no comentar nada;

     "El bueno es consiente de las cosas a su alrededor; es sensible. Por lo que no desea herir a nadie y eso termina por herirlo. Sin embargo; el bueno pasa por una larga lucha, que al final resulta con un eterno descanso y enormes recompensas..."

     '¿Enormes recompensas?'

     "... Pero todo a su tiempo. En cambio el mal es insensible, pisotea a todos a su alrededor con el objetivo de vivir satisfecho, pero esa satisfacción es vana, efímera. Por esto, su final no sera más que el sufrimiento eterno"

     ¿Habrá estado hablando del cielo y el infierno?

     Tampoco comente a eso, solo me apresure en copiar no que me parecía mas importante en mi libreta. Él, sin dar palabra alguna, continuó comiendo.
     Me acordé de la propuesta que yo tenía en mente, por lo que me apresure en preguntarle: "¿quisieras venir a nuestra casa algún día? Debo admitir que la idea de que él saliera de ese cuarto me entusiasmaba.

     Toda emoción en mí pareció esfumarse al Javier negar con la cabeza, sin siquiera verme.

     "¿Por qué no?". Insistí.

     Tras premeditar me explicó que tenia miedo de no estar bajo supervisión de la enfermera, pero sí quería.

     "Le preguntaré a mi mamá si me deja. Regresa mañana, Víctor, ahí te diré si podré o no"

     ¿Por qué estaba tan desanimado?

     ¿Qué paso con esa luz en tu mirada, Javier?

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora