En una secundaria cualquiera, una profesora de orientación se preparaba para darle clases a una nueva aula —la de noveno grado —. No obstante, deseaba hacer las cosas distintas, pues siempre era lo mismo: bullying, propósitos, educación sexual... Esas clases estaban bien y eran necesarias, pero según ella "es mejor alimentar el ser que el saber". Así que decidió dedicar el trimestre a algo en especial: la bondad, el cambiar y el ayudar.
Durante todos los tres lapsos se realizaron diversas actividades, como experimentos sociales y talleres. Todo con la finalidad de dejar lecciones de vida a cada uno de los estudiantes. Era imposible no sacar buena nota. Todos participaron y compartieron, excepto uno; Víctor, unos de los mejores estudiantes en su salón, pero había faltado demasiado a esas clases, por lo tanto le faltaban muchas de las notas en orientación.
—Víctor, ¿Por qué no has participado en las actividades? —preguntó aquella maestra, con los dedos entrelazados sobre el escritorio.
—Profe, la verdad es que no considero esta materia como algo importante, en realidad me parece una perdida de tiempo... —contestó sin premeditar, pasándose la mano por sus cabellos negros, con nerviosismo
—Pero debido a mi "inútil" metería deberás ir a reparación, ¿sabias? —dijo ella, apretando sus sesgados labios.
—Sí, entiendo... —Lo miró con los ojos entrecerrados. Sabía muy bien lo incompetente que podia llegar a ser Victor—, por eso mismo, como ya estamos terminando el tercer lapso, le quería preguntar si hay alguna manera de solucionar lo de mis notas —Gestializo su característica sonrisa picara.
La profesora Marta estaba dudosa si ayudarlo o no, pues era la responsabilidad de él haber cumplido con las anteriores pruebas. Se sentía algo desafiada, ya que el comentario anterior con el que le había contestado no la convencía del todo. Fácilmente podría dejarlo ir a reparaciones y así librarse de él, pero ella no quería eso. Su objetivo era cambiar la mentalidad de cada uno de sus alumnos, aunque Víctor fuera un caso duro de tratar. Así que decidió amablemente hacerle una propuesta.
—Víctor, como ya sabrás; la tarea final es un simple ensayo de lo que aprendieron... —explicó—, pero como tú no aprendiste nada, a ti te modificaré la actividad —Acomodó el flequillo de su castaño cabello—; tendrás que realizar un informe donde anotarás tus experiencias ayudando a los demás, ya sea en un asilo, un hospital, un orfanato u otro lugar.
>>Tomarás fotos y contarás con toda sinceridad qué cosas aprendiste. A veces el simple hecho de escuchar y acompañar puede cambiar vidas, tu vida también, así que tendrás que prepararte, pues ayudar es tu nuevo desafío.
Con una expresión exausta aceptó. Era eso o nada.
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Dame alas para volar
Teen FictionPor una tarea de instituto Víctor se ve arrastrado a "ayudar a otros". Parece una misión estúpida ante sus ojos, hasta que conoce a Javier Lindgren en el hospital, un extraño joven con una visión del mundo muy contraria a la suya. Comienza así un ca...