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Todo moviéndose a mi alrededor como una infinita carrera.

Sintiéndome ahora más indefenso.

Soy la gota sobrante de quella tormenta.

Evaporandome sobre la comodidad de las flores blancas. Que, aun siendo suaves, me aplastan.

Me siento pesado.
Quizás siempre fui lluvia
En la vida de todos, solo lluvia.

-Javier Lindgren. "trozo de una carta culminante".

Víctor

—No responde —dijo mi papá de nuevo, con su celular en la mano.

     Esperábamos los tres ansiosos la respuesta de Amanda.

—No me esperaba encontrarme con tanto escándalo al llegar del trabajo —comentó mi papá, con una sonrisa tímida, tratando de aligerar el ambiente.

—Tampoco esperaba esto —sentencié.

     Guardamos un incómodo silencio.

     Ninguno de los dos sabía con certeza qué había sucedido con Javier. Se había convertido en un total misterio repentinamente. Amanda y mi madre habían perdido todo contacto tras quedar de acuerdo en alejarme de Javier.

     Era estúpido.

     Creían que no podía cargar con esas cosas.

     Javier no sabía como cargar con su nueva vida, y aun asi lucho para cargarla, junto a una contagiosa sonrisa.

     Quisiera ser así.

—Ya es algo tarde —observó a mi mamá—, ¿por qué no dormimos ya y mañana la llamamos de nuevo?

     Mi madre, con la mirada baja e imperturbable, asintió con la cabeza. Prosiguiendo con levantarse en dirección a su cuarto.

     Mientras tanto él, volteó levemente hacia mí.

—Lo lamento mucho, Víctor —murmuró con pesadez—, tú sabes que... Realmente creímos que sería lo mejor y...

—Lo entiendo —respondí también a baja voz—. No es su culpa.

     Me costó entenderlo. Pero por fin me fue claro: no existían heroes o villanos en esta historia, solo personas deseando el bien, siendo arrastradas por el miedo.

     Y yo era parte de esas personas.

Mayo 2020


     "¿Por qué no nos responde?", era la pregunta mas frecuente en nuestra casa en esos días.

     "Vayamos al hospital, asi la vemos y hablamos", comentaba yo, pero por cuestión de salud, mis padres preferían estar lejos de los hospitales.

     Eso me hizo sentir empujado a averiguar las cosas por mi cuenta.

—¿Ya te habrás ido? —murmuré, en la soledad del cuarto sosteniendo el dibujo que me había regalado Javier en mi cumpleaños.

     Mi cumpleaños... Cuando me mintió.

   "No tenias porqué mentirme, soy fuerte, tú me has hecho fuerte".

    Interrumpiendo mi pausa absorta, oí unos leves golpes en la ventana.

—¿Vamos o qué? —dijo Matt, mi primo, a baja voz, con un leve gesto de mano para que me apresurara.

—Venga, que mi madre notará que no estoy en casa y me destroza el hocico —añadió Mateo, a su lado.

     "Enseguida", respondí, apresurandome a escapar de casa.

     Con su ayuda, lograría entrar al hospital, sin que me echaran a la primera ojeada.

     Nuestro plan: hallar a Javier.

Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora