47

46 12 18
                                    

Javier.

Parte 2.

     "Nos hacemos llamar la raza mas desarrollada, pero todavía nos dejamos herir por un 'te amo'".

     En un día en específico fue cuando mi miedo se vió superado por la ira, reforzada por tantos años de sufrimiento, los cuales, tiempo despues se darían por acabados.
     O eso creía yo.

—¡Mamá! —Aterrado no esperé ni un segundo a arrodillarme ante su cuerpo desmayado, que creí muerto—. ¡Mami, por favor no! ¡Mamáhhh! —La sacudí un poco con mis manos temblorosas. Las lágrimas por mi rostro dejaban un sabor salado intenso.

     Fué en mi cumpleaños trece. Un cumpleaños inolvidable.

     Papá la había inhibido la respiración lo suficiente para dejarla inconsciente en el suelo. Aquel momento tan traumático por algo en serio estúpido: por no estar en el colegio en horario de clases.

—¡La m-ma mataste! —Le grité desgarradoramente, viendolo ahí parado sin expresión de remordimiento.

—Tu madre es una prostituta, Javier, no veo porque amar tanto a una sucia.

     Sus palabras parecieron triturarme por dentro. No entendía a qué se refería con eso, pero lo que hubiera hecho mi madre, no le daba derecho de tratarle así.


—¡Eres un demonio!

     Su mirada pulverizante me dejó helado. Temblando, me levante deprisa a punto de escapar, pero no lo hice. Por primera vez, ya estaba harto.

    Rió entre dientes, aunque claramente estaba furioso.

     Mi respiración agitada, mi corazón latiendo a millón. Mis instintos me advertían que huyera, debía alejarme de él, debía escapar.

—¿Por qué crees tú que tienes derecho a hablarme así? —Acercandose a paso lento, parecía anticipar un asesinato.

     Titubeando, busquén de prisa a donde huir, qué hacer, o qué responder.

—Responde —Ahora más serio, ahora más cerca—. ¿Por qué te importa esa puta?

     Adrelalina al millón, lo tenía ya tan cerca de mí.

     No soporté más.

—¡PORQUE ELLA NO ES UNA IDIOTA COMO TÚ!

...

* * *

     Los acontecimientos en el colegio antes de aquella pelea, tampoco fueron los más agradables para un cumpleaños.

     El alrededor pareció difuminarse al centrar mi atención ante aquel dibujo en el pizarrón, escuchando las risas y comentarios a mis lados.

—¿Eres el pasivo, Javier? ¿sadomasoquista?

—¿Te gustó el regalito por tu cumple, princesa?

—Si quieres llorar, hazlo, marica.

     No entendía por qué tanto odio hacia mí. Solo era un muchacho más tímida que el resto, que prefería tolerar burlas en lugar de golpear a los demás.

     Solo era un muchacho en busca de la inalcansable paz.

     Enojado, arranqué la imagen y me fuí del salón deprisa. No quería escuchar más esas ridiculeses.

     Pocos estaban fuera de sus clases en esos momentos; solo los que tenían hora libre, y algunos de mi clase que no querían entrar por simple capricho.

     Suspiré, sentandome en una banca del patio. Soportaba el llanto con una fuerte tension en la mandibula.

     "¿Cuándo parará esto, Dios?", pensé.

     Creí en ese momento que quizás me dejarían en paz. La esperanza de una vida pacífica siempre perdura a pesar de como nos contradice la vida.

—Marica...

     Levanté la mirada, asustado.

     Era él, el que hizo el dibujo, el "lider" del grupo de acosadores, acompañado de ellos también.

—Feliz cumpleaños —dijo, cinismo.

     Fruncí el ceño, con unos ojos seguramente enrojesidos.

—¿Qué les he hecho yo? —Parecieron sorprendidos ante mi pregunta—. ¿Por qué les divierte tanto si soy o no afemindado? —Me levanté, aterrado, pero decidido a hacerme respetar.

     Soltaron risas escandalosas, como si hubiera dicho algo en serio divertidísimo.

—Eres una aberración, Lindgren. Eres una mujer que nació con pito.

...





Dame alas para volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora