Víctor
"Por favor, sácame del infierno al que me has sometido".
Tener quince años no es divertido.
Nunca imagine que estaría escondiendome en un cubículo de los baños, con la respiración más agitada que mi colapsada mente.
Aquel año escolar había comenzado de la peor manera posible.
—Sal, marica, sal ahora —Tarareaba Brad, un chico tres años años mayor que había repetido año en el colegio.
—Te divertirás si sales —Y por si no era poco, tenía un amigo tan podrido de mente como él.
¿Por qué no me dejaban en paz?, ¿qué planeaban hacerme?
El rumor ahora era verdad para todo el colegio: "Víctor Ramirez era gay", y no solo eso, ahora corria el falso chisme de que supuestamente me había acostado con Charly, y para no lidear con las críticas, él se fue del colegio por eso.
No podía decirles a mis padres qué sucedía, o simplemente no quería, puesto a que las cosas seguian siendo muy incómodas y problemáticas en casa como para decirles de repente "me acosan en el colegio".
Cada día era otra tortura.
Las noches, las cuales se suponen que serían una escapatoria de la realidad al poder dormir, no eran más que insomnio, llanto y gritos ahogados.
Sentía que cada paso que diese era observado, sea en el lugar que sea, siempre habían ojos imaginarios listos para criticarme.
El colegio ahora era un campo de batalla. ¿Por qué acciones tan pequeñas llevan consecuencias tan grandes?.
Ahora encontraba constantemente dibujos de genitales masculinos en alguna hoja sobre mis cosas, a veces con una flecha y frases como "¿a qué sabe?", "¿qué se sintió, putita?".
Las cosas se estaban saliendo de control.
¿Cómo era posible que incluso compañeros con los que estudié toda mi vida parecian aborrecerme tanto? Quizas solo me imaginaba que me odiaban. Tal vez yo era el que me odiaba, y tales hojas solo eran pequeñas cosas que aumentaban y afirmaban mi paranohia.
Quería gritarlo, quería hacer algo, quería dejarles en claro: "¡no soy gay, y no me acosté con Charly, malditos enfermos!".
Incluso el grupo de chicos con los que me juntaban eran otros ojos de herida punzante en mí.
* * *
Pensamientos insufribles 2.
Extraño sentir que al menos una persona esté de mi lado. Extraño esa falta ilusión de ser amado, o al menos respetado.
Perdon por no visitarte, creeme que la he pasado fatal. Es increible el nivel de idiotez de las personas.
He llegado a ese punto de la adolescencia a la que cualquier adulto teme que su hijo llegue: "me quiero morir".
Y no me mal entiendas, no literal, no me suicidare, o al menos no deseo eso en este momento, ¡pero eso no significa que más adelante sí! Aunque no sé el futuro. Quizás todos muramos.
Carajo, ¿de qué estoy hablando?
Desearía quemar todo, incluyendome.
Sé que cuando leas esto, reafirmaras lo inmaduro e idiota que soy, porque es cierto: soy un estúpido.
Cuando leas esto, ya estaré mejor, todo será normal, volvere a reir y los demas me volveran a sonreir, y no de burla. Porque, en caso de que no fuese asi, no te daría mis escritos, porque no permitiria que leyesas mis trozos de dolor con los que yo mísmo me corto.
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Dame alas para volar
Teen FictionPor una tarea de instituto Víctor se ve arrastrado a "ayudar a otros". Parece una misión estúpida ante sus ojos, hasta que conoce a Javier Lindgren en el hospital, un extraño joven con una visión del mundo muy contraria a la suya. Comienza así un ca...