Víctor
"la capa de inquietante ruido cesó, derritiendose con nuestro calor. Sólo para dar paso al más frio de los silencios".
Tanto estuvimos esculpiendo la paz perfecta, que crei ya haberla conseguido. Sin embargo, era tan solo imagen planeada, planteada. Simplemente, no alcanzada.
Pues simplemente no existe, y jamás existirá.Siempre habrá una ola que te golpeara más fuerte, y empuje mas profundo.
Incluso, podría ser la misma de antes.Hasta que no domine la primera oleada, no podré alcanzar la siguiente, pues seguiré atado a la anterior.
Pues, estar atado a los mismos problemas del pasado, es mantener una constante discusión vacía contigo mismo, pero de un tiempo inexperto, borroso. Simplemente, irreconocible.
Las siguientes fiestas no pude pasarlas junto a Javier, por su nueva estadía en otro hospital lejano. Pero aun así, las noches de música y tiempo en familia se sentían diferentes, más alegres.Todo era mas cálido. Me sentía por fin parte de algo.
Mi abuelo contando malos chistes mientras abrian la champaña, la música tan alta que mi cuerpo sentía ritmos de electrónica dentro de sí. Las risas constantes de mis primos, y el olor a comida casera. Todo era maravilloso, todos sonreían.
Yo sonreía.
Llendo a dormir de nuevo todos en casa del abuelo, nos abrazamos cantando un alegre "feliz Navidad". O al menos eso pretendíamos, puesto que nuestros balbuceos no llegaban a coordinarse. Solo reimos al respecto.
Una Navidad distinta a las anteriores, ¿o seré yo una versión distinta a las anteriores? Cualquiera que fuera, logré sonreir sin culpas o temores aquellas fiestas.
Continuo así, hasta el siguiente año.
Pues, a partir de febrero, mi escultura perfecta decaeria, al darme cuenta de las falsas bases sobre las que construí.
* * *
Febrero 2020.
Camino al colegio, para continuar con el segundo semestre de clases, pláticaba trivialidades animadamente con mi amigo ya antes mencionado.
—La vieja chucha esa me bajó dos puntos por "equivocarme" en algunas ecuaciones —dijo él—, ¡pero las hice bien!
—¿Y entonces que pasó? —interrogue jocoso, mientras me tomaba un jugo de carton.
—Le dije: "Ah, sí?, ¡pues usted se equivoco al elegir ser profe, vieja culiaa!".
—Escupi un poco de jugo por la inesperada respuesta altiva de Mateo —, no te creo, ¿en serio? —pregunté entre carcajadas.
—¡Sí! —exclamó, extendiendo sus brazos indignado—, no sabes lo difícil que es la vida en matemáticas aplicadas.
Rodeé los ojos con una sonrisa sarcástica.
—Me imagino. Por suerte estoy en académicas.
—Estupidos cerebritos. En académicas el profe es menos awebonao' —Extendió su mano pidiéndo lo que me quedaba de jugo, el cual se lo di, pues lo compramos con dinero de ambos.
Pasamos sobre la acera frente al hospital San días. Se veia distinto; arbustos redondos decoraban la entrada, y varios dibujos con frases motivadoras decoraban un par de muros.
No pude evitar soltar una sonrisa cerrada al ver tan agradable cambio. No habia pasado por aquel hospital desde que Javier se habia cambiado.
Mateo noto mi observación. "Esta mas colorido, ¿eh?".De pronto, note algo que me dejó anonadado, por lo cual detuve los pasos secamente.
—¿P-pero que sucede, Víctor? —preguntó, regresando unos pasos—, ¿es por tu abuela? Lo siento sien...
—Ahí está... —murmure entrecerrando los ojos mientras veia a lo lejos la entrada al hospital.
—¡¿Tu abuela?! —exclamó—, ¡¿no que estaba muerta la cucha?!
No tenía sentido, ¿por qué estaban ahi?; Amanda y su hermana parecían mantener una conversación casual en la entrada del lugar, pero, ¿por qué estaban ahí?
No tenia sentido. Javier estaba en otro hospital. "Lo abandonaron allá?", pensé indignado.
—¡Hermano, responde! No vuelvo a sugerir este atajo, lo prometo —Colocó su mano sobre mi hombro—. ay, hombre. Víctor a sido poseido por la vieja.
Sali de mis pensamientos entonces.
—¿Eh? No, estoy bien —aclaré—. Solamente... —Acomodé mi mochila en el hombro, para seguir caminando al colegio—, vi algo inusual.
Retomamos el camino, temiendo llegar tarde por la repentina platica.
—¿Algo inusual? No me digas que sin esnifar ya andas en otros mundos.
Empujé la cabeza rizada de Mateo, mientras reiamos entre irrelevantes comentarios.
Ignorando temporalmente lo antes visto.
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Dame alas para volar
Teen FictionPor una tarea de instituto Víctor se ve arrastrado a "ayudar a otros". Parece una misión estúpida ante sus ojos, hasta que conoce a Javier Lindgren en el hospital, un extraño joven con una visión del mundo muy contraria a la suya. Comienza así un ca...