Fields of Gold (2)

225 - ¿Maíz?

El sol se puso suavemente en el horizonte, tiñendo las aguas de un rojo brillante. La tierra parecía estar cubierta con una túnica de brocado rojo oscuro. Por lo general, a esta hora del día, los muelles se vuelven más tranquilos. Sin embargo, en este momento, todavía estaba lleno de actividad. Los trabajadores portuarios iban y venían, cargando carga en hombros y espalda. Los carros entre los carros estaban apilados con mercancías de los barcos de alta mar.

Un grupo de hombres musculosos vestidos completamente de negro patrullaban el perímetro de los muelles. Todos sus ojos estaban alerta y observaban atentamente los alrededores. En las bodegas de carga de un centenar de barcos, había semillas de cultivos desconocidos, así como algunos bienes preciosos del hemisferio occidental y los mares del sur.

Cuanto más raro es algo, mayor es su valor. Las sedas y la porcelana, que eran artículos comúnmente vistos durante la Gran Dinastía Ming, podían venderse diez veces, incluso cien veces su valor en el oeste. Por otro lado, los bienes que se consideraban comunes en el oeste valían más que su peso en oro en la Gran Dinastía Ming. El emperador había dicho anteriormente que todos los bienes del viaje, además de los que enumeró, eran propiedad del Príncipe Real Yang. ¡Con el botín de este viaje, el Príncipe Yang definitivamente aumentaría su riqueza en cien veces! Había tantos artículos valiosos, por lo que, naturalmente, tenían que evitar que personas sin escrúpulos los vieran.

El príncipe real Yang también consideró estos bienes con mucha importancia y rechazó la propuesta del comandante Bao de ser escoltado a la ciudad primero. Se sentó dentro de la sencilla oficina comercial en los muelles y observó cómo las bolsas de mercancías se cargaban en los carros de caballos. La expresión de su rostro era tranquila y su boca estaba presionada en su línea habitual. Sus ojos brillaban con una luz fría y emitían un aura que hacía que la gente dudara en acercarse a él.

" Grumble ... " Las cuatro personas sentadas en silencio de repente escucharon un ligero ruido. Sonaba claramente claro y dificultaba que la gente lo ignorara.

El comandante Bao miró sigilosamente por el rabillo del ojo para mirar al príncipe Yang. La expresión del príncipe se mantuvo igual como si el sonido obvio de su estómago gruñendo no tuviera nada que ver con él.

Steward Liu detectó astutamente la línea de visión del Comandante Bao y tosió levemente para llamar la atención del otro hombre. Luego se abrazó el estómago y confesó en voz baja: "Maestro, por favor perdóneme. Este viejo criado no tenía buen apetito esta mañana en el barco. Ni siquiera es la hora de cenar, pero mi barriga se queja por la comida ".

El príncipe Yang, naturalmente, sabía que su mayordomo principal estaba siendo culpable por él. Sin embargo, ¿Steward Liu realmente pensó que todavía era tan infantil? El mundo era vasto, pero comer era algo importante, ¿qué tenía de incómodo tener hambre? Sus ojos brillantes giraron un poco y miró a Steward Liu a los ojos antes de comentar débilmente: "Comandante Bao, ¿hay algún lugar al que podamos ir para conseguir algo de comida en estos muelles?"

Esta pregunta hizo que el comandante Bao se sintiera un poco incómodo. Los muelles de Tanggu eran muy simples, por lo que las únicas personas que vendían alimentos eran los aldeanos cercanos, todos campesinos. La comida era bastante cruda y nadie sabía lo higiénica que era. Se dijo que el Príncipe Real Yang tenía un poco de fobia a los gérmenes, ¿sería capaz de soportar comer la comida aquí?

Cuando el Príncipe Yang notó que el Comandante Bao se había quedado un poco en silencio con una expresión incómoda en su rostro, siguió con una voz ligeramente ronca y sombría, "¿Qué? ¿Está el comandante Bao en un aprieto en este momento?

Muy pocas personas sabían que Zhu Junyang tuvo un ataque de enfermedad cuando era muy joven. De hecho, debido a la anemia, se había desmayado en el pasado. Su cuerpo se había fortalecido lentamente a medida que envejecía y con el tratamiento de los médicos imperiales. Después de que comenzó a practicar artes marciales, casi nadie sabía sobre este pasado en particular. Sin embargo, debido a esta enfermedad anterior, Zhu Junyang no podía soportar tener hambre. Tan pronto como sentía los dolores, su estado de ánimo se volvía irritable y nervioso. En consecuencia, el tono que usó para hablar con el comandante Bao también había tenido cierta impaciencia.