Capitulo 6

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¿Lo irónico del nombre de mi prima? Que su significado ruso es «pura», pero desde luego esa desvergonzada no lo es.
—Él no es tan bueno prima...
—Mierda, Kattia, ¡cállate!, la única razón por la que no te golpeo es porque tengo una resaca —le informo—. ¿Qué hacías en su casa?
Ella aprieta los labios y mira hacia un lado. Puta, zorra, perra, ramera, prostituta, golfa y podría seguir cuando me doy cuenta que
no es nuevo.
Me tenían como una cabrona, como una cuernuda.
—¿Te estabas tirando a mi novio a mis espaldas? —preguntó realmente dolida, hasta ahora no había sentido el dolor de la
traición, solo ira.
—Lo siento Tn... solo se dio y yo sentir mucho el daño...
Aprieto mis labios con fuerza.
—¡Deja de asesinar mi idioma con tu maldito acento! —le grito en ruso, realmente grito fuerte, tanto así que mamá aparece en mi habitación.
—¿Qué sucede? —pregunta mamá, ninguna de las dos responde—. ¿Tn? ¿Kattia?
—Nada, mamá —digo finalmente, este es mi drama no el de mi madre—; solo quiero que Kattia salga de mi habitación.
Mamá me mira extrañada pero invita a Kattia a salir de mi habitación.
Me acuesto y entierro mi rostro en la almohada, ninguna lágrima sale, pero el coraje, ira y algo de dolor me consume.
Quiero castrar a Zabdiel, quiero cortar el cabello de Kattia.
Pero nada de eso me hará sentir mejor, espera, sí me hará sentir mejor, pero es difícil lograrlo.
Mi celular parece gritar mi nombre, lo tomo y veo una vez más la imagen.
¿Por qué no?
Hoy también podría hacer locuras.
Viendo que tengo un short lo único que hago es ubicar una mano en la zona alta de mi muslo, es una imagen súper inocente e insinuante y esta vez mi rostro no se verá. Estoy contando con que quién sea que vio mi rostro en la anterior foto está en cualquier parte del país menos en Manchester.
«Mi mano pudo ayer haber sido la tuya».
No puedo evitar sonreír un poco, porque a pesar de todo aun parece tengo mi perversión. Me acuesto de nuevo y entonces cinco minutos después recibo respuesta.
No puedo evitar reír, es la imagen de un lubricante.
«Las hubieses untado con esto muñeca, entonces así más suave y fácil me hubieses tocado». ¿Ves a lo que me refiero con lo de pervertida? Ese mensaje me puso un poco caliente.

[...]
Mientras caliento en mi salón de baile recuerdo el miedo con el que Kattia me vio cuando bajé las escaleras, ella realmente temió de mí y eso me dio satisfacción, porque eso quiere decir que ella aún
no sabe que yo malditamente no sé pelear, la única vez que llegué a los golpes fue a los 14 años y no acabó muy bien para mí.
Me estiro hacia atrás, cuestión de que mi espalda esté libre de toda la tensión que tengo acumulada.
Suelo bailar para liberar tensión, me encanta y entretiene.
Solía tomar mis clases en otra academia, pero ya no me complacía y decidí cambiar. Todos hablan muy bien de esta academia, así que fue de ese modo como llegué a Dance Rochester hace dos semanas.
Melanie, una morena muy extrovertida y agradable, comienza a estirarse a mi lado.
—Uno de los hijos del dueño está aquí, se rumora que el otro también vendrá —me dice mientras lame sus labios, parece
extasiada.
—¿Son como celebridades o algo así? Porque te tienen saltando.
—Son unos magníficos hombres, son hermosos, no parecen de este mundo. Se rumora que el menor es gay, pero no importaría demostrarle cómo se siente hacerlo con una mujer para cambiar de
bando.
No puedo evitar reír mientras recojo mi cabello en una cola.
Ciertamente todas parecen emocionadas, incluso, una que otra está maquillándose, lo que es estúpido teniendo en cuenta que
estamos a instantes de sudar como cerdas cuando bailemos.
Soy una chica muy hormonal, de hecho en algún momento del día me encontrarás pensando sobre sexo, pero sé disimularlo, algo que las señoritas de aquí no hacen.
—Bueno, han de ser muy atractivos si quieres transformar a un gay decidido en heterosexual —digo riendo.
Los murmullos se hacen más fuertes y antes de que Melanie pueda decirme algo más, nuestro profesor del día de hoy, Jaime, aparece acompañado de lo que muy bien podría ser el modelo de una revista.
El chico frunce el ceño ante tantos suspiros, pero, ¡mierda!, incluso yo sonrío porque es hermoso. Ese cabello ondulado de color negro parece gritar mi nombre para que lo acaricie mientras sus
ojos almendrados e intensos nos observan a todas. Es muy alto. Quiero llorar, desde ayer no sé de dónde están saliendo los chicos atractivos de cabello negro y ojos almendra, pero este es casi igual de hermoso que Chris, el chico de los CDS.

—Muy bien, señoritas, tomen una pareja, hoy estaremos bailando la ardiente salsa latina —Jaime anuncia con entusiasmo.
Jaime es rubio, joven y atractivo, pero también es gay. Muy gay, de esos gays que pintan sus uñas, lo cual es fantástico, de hecho yo estoy pensando en una táctica para atraparlo y volverlo mi mejor
amigo, aunque bueno, el hombre ha de tener 30 años.
Melanie me observa.
—Quiero que seas mi pareja de baile, pero no sé si tu sangre rusa te permita tener el sabor de la salsa latina.
—No sé si lo has notado, Melanie, pero nada en mi grita «rusa», solo mi apellido, y habrás notado también que bailo increíblemente bien.
Melanie ríe mientras nos ubicamos en algún lugar del salón. Es difícil que Jaime logre captar la atención de muchas, todas están viendo a míster bombo sexy y misterioso que solo nos observa
frunciendo el ceño, creo que a él no le gusta tener la atención.
—Y uno dos tres cuatro —hace el conteo Jaime.
Melanie y yo no lo hacemos mal, después de cuatro pisadas logramos agarrar el ritmo latino de la salsa, y, poco después,
realmente me encuentro sonriendo mientras bailo y libero la tensión de mi cuerpo.
—Ahora pasen por debajo del brazo izquierdo de su compañero, no, no, no. Así no —reprende—, cómo lo está haciendo la rusa.
Aprieto mis labios, no me gusta que me llamen así porque:
1. No soy rusa, tengo ascendencia y nacionalidad rusa aparte de la inglesa, pero no nací en Rusia.
2. La rusa es el modo en el que llamo a mi prima-la-folla-novios-de-otras.
3. Nada en mí te hace creer que soy rusa.
El chico, hijo del dueño, señor misterioso; enarca una de sus cejas hacia mí y mientras me observa puedo escuchar sus pensamientos, metafóricamente, claro, no soy Edward Cullen después de todo. La
cosa es que percibo sus pensamientos: «Ella no tiene el cabello naranja o rubio. No es exótica, ella no puede ser rusa»

CensuradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora