Capitulo 132

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—Entonces ¿eres ese, Christopher? —pregunta en un murmuro muy bajo.
—Bueno, yo soy Christopher Vélez.
Mamá lo observa con detenimiento, un espasmo la sacude, pero tras unos segundos sacude su cabeza como si alejara los malos pensamientos. Vuelve a verlo.
—Sigues teniendo esos grandes ojos mieles...
—Bueno, afortunadamente no he intentado pintarlos —murmura Chris balanceándose sobre sus pies, con las manos en los bolsillos de su pantalón pero sonriendo de manera amable.
—Y ella te apuñaló —susurra antes de que sus labios comiencen a temblar.
—Eso no ha sido su culpa, señora Anastasia. Con todo respeto, su mamá debe ser una sociópata o psicópata, en eso usted no influye, ha sido una víctima más. Ahora estoy bien, todos lo estamos.
—Pero Katerina no está... —murmura antes de comenzar a llorar.
Papá, quien había estado observando, se acerca y la abraza, pareciendo murmurar palabras mientras ella no deja decir el nombre de mi tía fallecida.
Tomo la mano de Chris llevándolo hacia el diminuto «jardín», parece más como un lugar lodoso en el cual ensuciar los zapatos, pero por respeto a papá lo llamo jardín.
—Aún le queda por recuperarse, pero lo está intentando.
—Hizo cosas cuestionables en el pasado, pero no hay que quitarle méritos en el hecho de que es fuerte —murmura, viendo por dónde salimos—, realmente ha pasado por mucho y aún quiere seguir.
—Porque lo ama, papá siempre ha sido parte de su motivación de salir adelante, no digo que sea sano, pero es lo que parece mantenerla en tierra.
—Tu papá merece grandes cosas, muñeca, nunca conocí un hombre tan luchador y entregado a cuidar de quienes ama.
Asiento moviendo ligeramente la cabeza, no fui bendecida con una familia tradicionalmente amorosa, pero agradezco, me tocó el mejor padre.
Chris entrelaza nuestros dedos, antes de darme una sonrisa.
—Ya te dije hace un par de meses que Logan va a casarse.
Por alguna razón, quizás la costumbre, Landon y él lo llaman Logan cuando lo nombran, pero para dirigirse hacia él lo llaman «papá».
—Sí, con Beth.
—Landon descubrió algo muy interesante —me dice—, parece que Logan ha tenido a alguien amándolo en secreto, alguien que no puede creer que va a casarse.
—¿Quién? — pregunto con mi vena chismosa clamando por más información.

—La dictadora, la señorita Lara.
—¿Ella? —pregunto con un gritito.
La dictadora se ha convertido en mi instructora fija de ballet, me ha motivado a inscribirme en algunas pocas competencias, además de darme el trabajo de instruir a pequeñas niñas en el mundo del ballet con clases de reforzamientos, las clases que solía dar Gretta antes de convertirse en la estrella de la academia, novia de Joel y no tener tiempo para impartir la clase.
Así que, básicamente, la dictadora hace que mis músculos ardan, me hace desear morir cuando práctico, pero al final del día estoy agradecida porque me insta a querer sacar lo mejor de mí.
—Sí, no me lo esperaba —dice—, Landon la escuchó hablando por teléfono luego de haber llorado un poco. Ahora no sé cómo
sentirme, papá es un rompecorazones, pero quizás debería saber lo que la dictadora siente por él.
—Nunca me lo esperé, menos sorpresivo fue lo de que se casa con Beth.
—¡Lo sé!
—Ustedes los Vélez vuelven locas a las mujeres —bromeo—, sobre todo si se llaman Jocelyn.
Él finge un escalofrío o quizás el escalofrío es real.
Hace dos meses Jocelyn tocó la puerta de Chris, lo hizo durante dos semanas. Hasta que Chris decidió dejar de correrla y escuchar lo que tenía para decir; lo que se redujo a una disculpa un tanto rara que Christopher no quiso aceptar.
De hecho, según palabras de Chris, la mandó a lamer el culo de otro y que no se acercara nunca. Para reforzar su pedido, logró obtener una orden de restricción hacia Jocelyn, la misma que papá asegura ha estado usando hacia George desde hace años.
Nunca lo imaginé, de hecho, nunca supe la existencia de George hasta que excavé en el pasado, a veces desearía no haberlo hecho porque entonces no sabría el dolor por el que hizo pasar a mamá.
Hace mucho, en una tarde de confesiones, cuando le dije a papá que lo sabía todo sobre George, me contó mucho. Tener su perspectiva lo hizo más duro para mí y ante mis ojos lo volvió a un
más mi héroe, por el simple hecho de siempre permanecer ahí para lo que él considera el amor de su vida. Fue entonces cuando me confesó haber dado una golpiza a George años atrás, en el momento en el que supo lo que él le había hecho a mi madre durante el cumpleaños de Christopher.

Me confesó como año tras año renovaba la orden de alejamiento hacia nosotros, como se encargaba de que nunca volviera hasta mamá y como temía que su mente enferma algún día lo dirigiera hacia mí del modo en el que lo hizo cuando yo era solo una niña pensando que él era mi mejor amigo.
A veces me doy cuenta que muchos años de mi vida transcurrieron en oscuridad, viviendo la mitad de una historia, me encontraba en una especie de sombra, una sombra que solo me mostraba menos
de la mitad de lo que era mi vida realmente.
—¿Vas a decírselo a Logan?
—No lo sé. Parece como que él debería darse cuenta solo, pero también siento esta necesidad de decirle.
—Creo que podrías dejar que las cosas sucedan, si sientes que debes intervenir y hacer visible lo que siente la dictadora, entonces hazlo. Pero por ahora, déjalo fluir.
—Eres sabia.
—Y eso que no soy yo la que ve todas esas locas materias rompeculos de cerebritos.
—Ya vas a comenzar a llamarme «nerd» —entrecierra sus ojos hacia mí enredando sus brazos alrededor de mi cintura—, un nerd que te pone muy caliente.
—Excesivamente caliente. No sabes cómo me pone que mi novio este a tres semestres de convertirse en el ingeniero que siempre ha soñado.
—Te amo, muñeca.
—No puedo culparte, todos me aman —bromeo, dejando un beso húmedo y suave en su boca—, pero por alguna razón que sabemos muy bien y que no solo implica tu pene, también te amo.
Él ríe antes de besarme profundamente llevando, incluso, sus manos a mi trasero, donde se agarra para pegarme a su cuerpo.

CensuradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora