Capitulo 17

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TN

Bueno, ciertamente no se me puede culpar de sonreír ante la manera en la que la rubia «todas son unas perras» se fue. Ella no puede llamarme «perra» cada vez que quiera, sobre todo porque no estoy actuando como una canina.
Ahora, tampoco se me puede culpar por sonreírle de manera inevitable y de modo coqueto a Christopher. Si tuvieras una oportunidad de sonreírle a este chico caliente, créeme que lo harías, incluso, me gustaría tan solo rozar su piel con mis dedos, porque este chico no parece real.
Estoy siendo una descarada, yo solo lo miro abiertamente mientras él espera de manera incómoda que le diga el nombre del CD que se supone he venido a comprar. La palabra clave en la oración es el «se supone» porque, vamos, es bastante fácil de deducir que la razón por la que vine a esta tienda de música fue a verlo, porque, mierda, yo realmente deseaba escuchar su voz «puedo darte sexo» en persona.
—Muñeca, ¿vas a decirme que CD vas a llevar?
Aclaro mi garganta y asiento con mi cabeza mientras miro alrededor. La tienda es genial, realmente me gusta el ambiente, Chris, o al menos su familia, debe tener mucho dinero, tener dos
negocios tan prósperos y conocidos debe dejar grandes ganancias.
No es como si me importara su situación económica, solo señalo lo obvio.
Joel y Steven, los chicos que Chris me presentó hace unos momentos, nos observan sin disimulo desde la caja, me hacen sentir solo un poco rara, porque soy consciente que sus ojos están más que concentrados en cada parte de mi cuerpo. Excepto Steven, él parece esforzarse mucho en escanearme.
—Claro, el CD, por supuesto...
—Sí, el CD, muñeca.
Muerdo mi labio superior, ciertamente tengo muchos CDS de mis bandas y cantantes favoritos, no creo necesitar uno ahorita. Pero problemas como estos, merecen soluciones desesperadas. Además, será genial tener un CD sin estrenar, ya sabes, como si los coleccionaras.
—Debes tenerlo, es decir, la tienda no puede no tenerlo, Chris.
—Dime qué es, y te diré si lo tenemos.
—Es el segundo CD de Shawn mendes ¿Por qué sabes quien es verdad?
—Por supuesto que se quien es, no vivo bajo una piedra —dice—, y, desde luego, tenemos ese CD, tú solo sígueme.
¿Seguirlo? Por supuesto yo seguiría sus huesos sin que me lo pidiera dos veces. Claro que él arruina mis ilusiones de tener una buena vista, cuando soy yo quien lo guía, puesto que asume la posición de un caballero, dejándome ir por delante de él, lo cual es estúpido teniendo en cuenta que no tengo ni idea dónde está el CD.

Chris y yo debemos tener algún tipo de conexión o química espectacular, ya que, como si leyera mis pensamientos, él presiona sus dedos alrededor de mi codo y me hace girar a la derecha. Vamos
en la dirección correcta, su mano y dedos se presionan de modo correcto.
No hablaré la mierda de «sentí mariposas en mi estómago ante su tacto», pero si soltaré la mierda de cómo mi piel se eriza y mi mente grita «me está tocando».
Esto es absurdo, la manera en la que parezco una adolescente cachonda es ridícula, nunca me he sentido tan atraída física, sexual y emocionalmente hacia un hombre, porque chris no es un chico,
Christopher es un hombre. ¡Pero qué hombre!
—Y aquí está —retira su mano de mi codo y toma un CD entre sus dedos, los cuales, déjame decir, son muy largos. Ya saben lo que dicen de los dedos largos.
Ridículamente paso unos largos segundos solo viendo sus dedos, creo escucharlo reír, alzo los ojos y, efectivamente, él está riendo mientras me observa con los ojos entrecerrados.
Estiro mi mano para tomar el CD pero él lo retira y esconde tras su espalda. Enarco ambas cejas y cruzo mis brazos. No me gusta que jueguen conmigo, aunque a Chris puedo perdonárselo.
—Dijiste que si íbamos por el CD ibas a decirme ese «algo más» por lo que has venido —me recuerda con una sonrisa ladeada que le sienta muy bien.
Bueno, aquí entra un dilema: coquetear o no coquetear. Una cuestión no tan difícil pero sí muy definitiva.
¿Quiero usar a Christopher por despecho? No, Chris no es la clase de chicos que se usa y claramente yo no estoy despechada, de hecho, ¿quién es Zabdiel?
¿Me gusta lo suficiente Chris como para coquetear? Rayos, por supuesto que me gusta, la pregunta correcta es ¿a quién no le gusta Chris?
¿Tiene influencia el que Christopher haya visto mis pechos? Puede que sí, sobre todo teniendo en cuenta que él dijo que le gustó lo que vio.
Entonces, ¡hola al coqueteo!, porque, bueno, como que Chris lo vale.

—Creo que eres un hombre listo, Chris, después de todo estudias ingeniería, así que has de saber la respuesta.
—No sé, muñeca, justo ahora no me siento muy inteligente, podrías iluminarme y decirme el algo más que te trajo hasta aquí.
No puedo evitar reír e inclinarme hacia él en busca del CD tras su espalda, él de igual manera se arquea hacia atrás y es gracioso, porque da la impresión de que me estoy arrojando hacia él, aun cuando ganas no me faltan, no es exactamente lo que hago.
—¡Chris! —digo riendo, e intento llegar a sus manos tras su espalda.
—¡Muñeca! —me imita él también soltando risas.
Cuando finalmente mis dedos rozan el CD en sus manos ocultas, me doy cuenta que estoy muy cerca de él, demasiado. Respiro hondo y, bueno, quisiera saber que perfume está usando porque huele a
maravillas, aunque ese olor a gel de baño y crema para afeitar me parece que es su aroma.
Salgo de mis raros pensamientos sobre su olor cuando siento un tacto cálido en mis manos, entonces noto que ahora sus manos convenientemente mantienen las mías tras su espalda, mientras sus
ojos me miran divertidos y curiosos.
—Dime, muñeca, solo dime qué es el algo más.
¿Por qué mierda existen tipos como Chris? Ya sabes, esos hombres que son increíblemente calientes, no son idiotas y tienen la capacidad de volverte un charco con su personalidad, no es justo que ese tipo de chicos nos debiliten, o, en todo caso, no es justo que Chris, un hombre al que no conozco ni de una semana, me debilite, que obtenga más reacción en mí, de lo que causaba Zabdiel. No, no es
justo. Pero esta es la noticia: la vida es una perra que no cree en la justicia.

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