Capitulo 24

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TN

Miro con incredulidad cómo papá llora en el sofá mientras mamá lo consuela, mi papá sí que sabe derramar lágrimas.
Me divierte verlo llorar, no porque sea una hija insensible, sino porque mi padre llora absolutamente por todo, es un hombre increíblemente sensible y mamá tiene una grandiosa habilidad para hacerlo llorar y puede decirse que yo también.
—¿Por qué papá está llorando? —pregunto y río por lo bajo, ganándome una mala mirada de mi madre.
—No seas maleducada, Tn, tu padre se siente algo triste hoy.
—¿Y por qué está algo triste?
Papá clava sus ojos color miel en mí. Mi padre es sumamente atractivo, creo que su apariencia física fue lo que logró hacer que una rusa se viniera a Manchester con él. Amo a mi madre, pero obviamente ella lo primero que notó en mi padre fue su atractivo.
Cabello castaño como el mío, ojos color miel, facciones masculinas y atlético.
Mis padres son algo jóvenes, se comieron el pastel antes de la fiesta, es una buena manera de decir que me tuvieron a los veinte años.
Papá, mejor conocido como Gael, limpia sus lágrimas mientras parece disculparse con su mirada. Ahora lo observo realmente confundida.
—Lo siento, mi niña rusa —dice, solo por tratarse de mi padre, no me molesta que me llame «mi niña rusa»—, acabo de enterarme que rompieron tu corazón, y yo no hice nada por protegerte.
—¿Qué demonios, papá?
Estoy segura que mis ojos están muy abiertos mientras papá comienza a sollozar, a él se le ha pegado la locura de mi madre, quien lo consuela y limpia sus lágrimas. Esto es de locos.
Me toma minutos en los que papá llora y mamá lo consuela, darme cuenta que todo esto tiene origen en mamá, por supuesto
que ella fue con el chisme de mi rompimiento con Zabdiel, y, por supuesto, que lo adornó haciéndolo una historia épica. Seguramente alegó que yo no he comido, que he llorado y me arrastro por las escaleras, cuando lo cierto es que me encuentro en una estupenda fase de mi joven vida.

No puedo evitar reír, lo que hace que mis padres me miren con desconcierto, papá frunce el ceño.
—¡Oh, mi niña rusa!, estás tan dolida que comienzas a enloquecer.
—Papá corta el rollo —digo entre risas— sí, Zabdiel y yo ya no estamos juntos, pero estoy muy bien, de verdad.
—La negación no es buena, mi niña rusa.
—Papá, realmente estoy bien, de hecho me siento libre y estoy estupendo. Zabdiel quizás era más un estorbo que un novio.
—¿Qué fue lo que él hizo Bell? O quizás la pregunta correcta sea ¿qué hiciste? —cuestiona mamá, parece molesta de que deje escapar al perfecto Zabdiel, si ella supiera que él tiene un pene pequeño
seguramente se alegraría por mí.
—Yo no hice nada, mamá, es indignante que me culpes. Él me engañó, el perfecto Zabdiel me engañó. Muchas veces con la misma persona, y quizás seguiría haciéndolo si no lo hubiese descubierto.
—Me niego a creer que...
—¿Con quién ese degenerado engaño a mi niña rusa? —interrumpe papá a mamá, quien aprieta sus labios.
Muerdo mis labios, por mucho que me gustaría decirle y meter en problemas a Kattia, no quiero que la casa se convierta en un campo de batalla, puedo tomar la justicia por mis propias manos, y lo
último que quiero es que papá comience a llorar porque mi prima me traicionó.
—Eso no importa, papá.
—¿Estás mintiendo, Tn? ¿No quieres admitir tu culpa?
—Anastasia, será mejor que vayas a hacer un jugo, cariño, déjame hablar con Tn.
Mamá resopla, haciendo que un mechón rubio pálido se remueva sobre su frente, entonces se va dejando como un eco el repiquetear de sus tacones.
Papá me pide que me siente a su lado, obedientemente lo hago y de inmediato me atrapa entre sus brazos. A diferencia de mamá, papá huele delicioso. Admitiré que soy más niña de papi que de mami.
—¿Realmente estás bien, cariño? ¿O debo hacer algo al respecto?
—Estoy bien, papá, no tienes que llorar. Realmente estoy siendo feliz.
Siento su sonrisa mientras besa mi cabeza, yo también sonrío.

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