Veo al señor con canas, pero cabello ondulado y de complexión fuerte sentado frente a mí. Me remuevo incómoda, me siento intimidada. Parece que si decidiera abrazarme, me haría añicos.
—Bueno, ¿vas a decirme algo? —cuestiona con un fuerte ruso que
solo hace que me intimide más.
—Dios mío, yo me esperaba un viejo decrépito, no un posible militar dictador—digo.
—Nada de inglés, aquí se habla ruso porque yo no hablo inglés.
—¡Sí, señor! —exclamo y extrañamente él sonríe, eso me hace sentir más aliviada.
—Tienes mis ojos verdes.
—Corrección, tengo los ojos verdes de mamá y mamá tiene sus ojos verdes.
—Eso son tecnicismos —masculla, restándole importancia—, siempre tuve curiosidad de conocerte al igual que tu prima.
—¿Al igual que Analise?
Él suspira de manera ruidosa, baja su vista a su taza de café, a la cual le echa licor, este hombre me sorprende. Este hombre es mi abuelo.
—Calena nunca me dijo sobre Analise, ni siquiera me dejaba ver a tu madre y Katerina. Estoy seguro de que nunca les dio mis cartas y admitiré que me di por vencido muy fácil y rápido —niega con su cabeza—, cuando supe de Analise ya ella no estaba, lo supe al coincidir con Katerina; mi hija guardaba tanto rencor hacia mí, estoy muy seguro que tu madre también lo hace y no las culpo.
—Tía Katerina falleció hace casi ocho meses.
—Lo sé, y nada me duele más que no haber conocido realmente a dos de mis hijas. Sé que Anastasia no querrá verme, por eso me sorprendió que tu padre contactara conmigo. Nunca supe que estaba dejando a mis hijas en manos de una mujer como Calena, pensé que
únicamente era una mujer maniática y controladora que estaba enloqueciéndome.
—Uno nunca debe divorciarse de los hijos.
—Lo sé, y ese será el peor error de toda mi vida —me da una sonrisa—, siento que al verte veo la bondad que tenía mi Anastasia, esos dulces ojos decididos a demostrarle al mundo que puede con
todo.
No puedo evitar sonreír.
—No sabía que vivías, pensé que solo tenía los padres de papá y a la loca rusa.
—No soy el mejor hombre, pero sé que los viejos somos propensos a morir, me alegra conocer a mi nieta.
—Oye, a todas estas, ¿cuál es tu nombre? Siempre ha sido «el abuelo que se fue», no sé tu nombre.—Difano Kabakov, pero dime «abuelo».
—O te puedo decir hombre viejo cerca de la muerte.
—O abuelo.
—O abuelo —concedo y él sonríe.
Gracias, un abuelo relativamente normal, un familiar algo normal.
[...]
—¿Cómo está, Chris? —pregunto apenas Erick responde el teléfono.
—¿Landon y tú siguen en su especie de silencio de no hablarse?
—No desvíes mi pregunta. Le he escrito a Logan y no me responde. ¿Qué están ocultándome?
Erick permanece en silencio, no me gusta ese silencio.
—Erick, ¿qué está sucediendo? Dime o tomo el primer vuelo a casa, no me importa que aún me falte una entrevista.
—¿Por qué no llamas a Landon y hablas con él? No creo que deba ser quien te lo diga.
—¡Deja el misterio! Solo... ¿Erick? Cabrón, maldito me has colgado—grito al teléfono.
Marco rápidamente a Landon, no importa que tengamos semanas sin hablarnos, que estemos tensos uno sobre el otro. Siento los latidos de mi corazón ir con fuerzas y muy rápidos.
La llamada no cae y eso me molesta, pero, entonces, mi celular suena y jadeo notando el número de Chris y el enlace de un mensaje multimedia.
Presiono con dedo tembloroso la tecla para abrir la imagen. Solo es una imagen de ojos miel, es una mirada que parece vacía. No hay ningún mensaje.
Presiono llamar al número de Chris, ni siquiera sé si estoy respirando por gusto o necesidad.
—Tn...
—¿Dónde está Chris? —pregunto a Landon.
—Tn, escucha...
—¿Dónde está Chris? ¿Qué clase de foto es esa? ¿Qué está sucediendo?
—Tn, no está...
—Dime que Chris sigue conectado. Dímelo.
—No puedo decírtelo.
—Oh, Dios mío... ¡¿Cómo dejaste que hicieran algo como eso?!
—Por favor, escúchame, por favor, sé que estás odiándome, pero...
—¡¿Cómo le haces esto?! ¡¿Cómo me haces esto?! ¡Nunca voy a perdonarte! Nunca voy a hacerlo ni a tu padre de mierda —le grito colgando y arrojando mi celular a la cama, porque mi celular guarda muchas imágenes de Chris.
Mis manos tiemblan mientras las lágrimas caen. ¡Oh, Dios!, ¡lo han desconectado! Lo han hecho. No me han dejado despedirme, hacer algo. Lo han hecho en mi ausencia.
Siento este dolor en mi pecho mientras mi cuerpo se sacude con sollozos. Es mi Chris, mi novio. Alguien que se arriesgó al peligro por mí. Salgo del apartamento donde me ha estado quedando y bajo las escaleras rápidamente, me detengo en el piso tres y toco la puerta con fuerza.—¿Qué sucede? ¿Vas a derribar mi puerta? —cuestiona Dimitri, un chico que conocí entre entrevistas—. ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?
No digo nada, me arrojo sobre él mientras comienzo a llorar.
Duele mucho, duele demasiado. Prefiero mil veces ser egoísta al desearlo conmigo a este vacío doloroso de perderlo, de haberlo perdido.
—Lo desconectaron, desconectaron a mi novio —digo en medio de mis sollozos —se llevaron a Chris... No... No me despedí... No estuve ahí... Duele mucho.
—Oh, cariño, lo siento mucho —murmura abrazándome con fuerza.
—Quiero irme a casa, quiero ir a casa.
—No creo que...
—Ayúdame a ir a casa, por favor —lloriqueo—; por favor, quiero ir a casa.
—Está bien, vamos a conseguir un vuelo para ti, pero necesito que respires. Por favor.
—Mi Chris...
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Censurado
Romance⚠LA NOVELA NO ES MÍA ES RESUBIDA⚠ La novela original la encuentran en el Instagram de @cv._novels_ sin más que decir disfruten la novela 🙃