Capitulo 39

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—Entonces, yo te hablé de mi madre, cosa que no le digo a todo el mundo, dime algo de ti que muy pocas personas sepan.
Doy un bocado de mi comida mientras pienso qué puedo decir, ciertamente a pesar de ser una chica que dice todo lo que piensa, también tengo cosas que me guardo para mí como toda especie de mi género.
—No sé lo que quiero —me sincero diciendo algo que solo me he permitido pensar. Chris me mira con atención mientras da un bocado a su comida—. Cuando me gradué yo solo no sabía que es lo que quería hacer o en qué soy buena, es la razón por la que no voy a la universidad, tengo miedo de no tomar la decisión correcta. Y hasta hoy no sé muy bien qué es lo que quiero y cuando intento trabajar para no depender de mis padres, mamá hace hasta lo imposible para que me despidan, es frustrante, no me gusta ser la chica mantenida. Sé que muchos dirán que soy muy joven para preocuparme por eso, pero me gusta la idea de ser independiente, es frustrante que mi madre corte mis alas cada vez que intento independizarme y es aún más frustrante no saber qué quiero estudiar o en qué soy buena.
—Estoy seguro que tienes muchas cualidades.
—Solo espero algún día descubrirlas —le digo con una pequeña sonrisa—, aunque hay muchas cosas en las que soy buena...
Chris inmediatamente ríe captando las dobles intenciones de mis palabras.
—Por supuesto que tu dirías algo como eso, muñeca.
—Ahora, dime, me comentaste en nuestra primera cita que por ahora tus estudios están paralizados. ¿No los extrañas?
—Como no tienes idea —responde rápidamente—, desde que tengo memoria siempre supe que quería ser un ingeniero, específicamente en el área civil. Cuando quedé en la Universidad de Manchester creo que ese ha sido el día en el que realmente he llorado de felicidad, pero entiendo que muchas veces se deben posponer los sueños, tengo una responsabilidad muñeca, una responsabilidad que debo cumplir, sé que algún día seré un gran ingeniero, lo creo.
—Yo también lo creo así, Chris.
Lo hago, creo que a diferencia de muchas personas en este odioso mundo, a Christopher le esperan grandes cosas en su futuro, lo merece.
Reímos mientras comemos de un rico pastel de fresa y nata que Chris compró. Cada vez sé más de él, cada vez me gusta mucho más.

En ocasiones sus dedos largos y masculinos se han perdido en la longitud de mi pierna desnuda en agradables caricias que no resultan grotescas o irrespetuosas, ellas resultan más expectantes y seductoras.
Los dos nos hemos dedicado a dirigirnos pequeñas miradas que dejan las insinuaciones flotando entre nosotros.
Han sido al menos cuatro copas de vinos, a eso agrégale mis hormonas y me tendrás bastante despierta y pendiente de los movimientos de Chris, además de tenerme diciendo más cosas de las que suelo decir, lo cual es muchísimo.
—¿Por qué no me has mostrado tu casa? —pregunto sin pensarlo, haciendo que Chris me vea con sorpresa y luego sonría con picardía.
—Bueno, puedo darte el tour si quieres...
Inmediatamente me pongo de pie, dispuesta a recibir ese tour que me ofrece, esperanzada de que en ese tour se incluya su habitación.
—¿Puedo ir descalza?
—Puedes ir como quieras, incluso desnuda, siéntete en casa, muñeca.
—Pero qué astuto —digo riendo mientras quito mis zapatos y tomó la mano que me ofrece.
Tendré mi momento idiota aludiendo el hecho de que su mano agarrando la mía ocasiona cosas locas en mi estómago.
Él comienza a caminar guiándome hacia las largas escaleras, las cuales, en sus paredes, cuelgan cuadros de paisajes espectaculares, pinturas que seguramente son muy costosas. ¿Cuánto dinero posee
Chris? Es un poco intimidante.
La voz ronca de Christopher se encarga de usar palabras como anfitrión para describir cada lugar que pasamos, lo cual resulta divertido y me mantiene riendo mientras sus dedos se siguen entrelazando en los míos.
Finalmente nos detenemos en el ala izquierda del largo pasillo del segundo piso, me da una de esas sonrisas pícaras que ya estoy comenzando a creer que son patentadas.
—Esta es mi habitación.
—¿No encontraré imágenes de mujeres desnudas pegadas a la pared?
—Te aseguro que no.
Se hace un lado dándome la oportunidad de entrar primero. De inmediato me gusta su habitación.
Es espaciosa, las paredes son azul marino, de manera que la habitación parece luminosa y mucho más amplia, no hay mujeres desnudas en sus paredes ni carros. Las paredes están llenas  de lo que parecen ser diversas fórmulas matemáticas y unos pocos dibujos.

En el lado izquierdo de la espaciosa habitación hay un saco de boxeo y en el suelo descansan diversos guantes. Qué caliente es el hecho de que Chris practique boxeo, solo de imaginarlo me afecta. Hay las típicas camisas que pueden estar en el suelo, lo que me
hace saber que es ordenado, pero no en exceso. Tiene dos laptops, una descansando en lo que parece un escritorio y otra en su mesita de noche sobre un montón de libros y calculadoras.
Esta no es la habitación de un niño o adolescente, es la habitación de un hombre, por lo tanto yo estoy seduciendo y deseando un hombre. Me he superado, muy buena elección Tn.
—¿Por qué no hay mujeres desnudas en las paredes? —es lo que pregunto mientras él cierra la puerta, incluso, presiona el seguro lo cual hace que mi corazón inmediatamente emprenda vergonzosos y acelerados latidos.
—Porque eso traería muchas erecciones y no quiero vivir empalmado todo el día, además es mejor usar la imaginación...
—Pensé que te inventabas eso de que practicabas boxeo —murmuro y camino hacia el saco. Cuando intento empujarlo, este apenas y se mueve dos centímetros—. ¡Carajo! Esto sí que pesa.
Escucho la risa de Chris mientras camina hacia mí y recoge unos guantes color negro, pide mis manos y obedientemente se las entrego. Lo próximo que sé es que mis manos se pierden dentro de unos guantes que resultan grandes pero que él se encarga de ajustar un poco.
—Te enseñaré a golpear un poco, aunque me dijiste que Dina ha estado enseñándote.
—Esto puede resultar vergonzoso —él se ubica detrás de mí, lo cual envía escalofríos a todo mi cuerpo—, o muy caliente.
—Siempre diciendo lo que piensas muñeca, eso me encanta.
Hago mi mejor intento por concentrarme y no perderme en la sensación de sus manos tomando las mías indicándome cómo golpear. 

CensuradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora