Capitulo 58

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—Bonita camisa.
—Gracias chico sin nombre.
—¡Oh, claro!, soy Thomas.
—Soy Tn. Thomas, y es descortés que solo estés viendo mis pechos mientras finges ver mi camisa.
—Una chica directa, me gusta.
—Sí, ella le gusta a muchas personas —dice la voz de Chris tras de mí, enredando su brazo en mi cintura—, como por ejemplo a mí, su novio.
Christopher celoso, qué interesante. Thomas solo enarca ambas cejas antes de acercarse y dejar una tarjeta en mi mano con su número.
No sabía que los chicos dan sus números en tarjeta, qué raro. Chris y yo lo vemos alejarse. Luego me volteo y veo a Chris con diversión.
—Hueles a unos sucios celos Christopher —digo sonriendo—, muchos celos.
Él se olisquea así mismo haciéndome reír antes de tirar de mi cuerpo hacia el suyo.
—Sí, creo que huelo a celos.
Giro la tarjeta en mis dedos aún divertida ante el hecho de que el alemán realmente entrega tarjetas con su número, se la extiendo a Chris.
—Puedes romperla, solo estoy interesada en alguien que me sostiene en sus brazos justo ahora.
—¿Así que puedes ser romántica? —cuestiona arrojando la tarjeta tras de él y dándome un suave y húmedo beso en la boca.
—Puedo si quiero.
Él asiente con la cabeza antes de besarme con fuerza sin dudar en algún momento de introducir su lengua en mi boca. Vaya, qué intensidad.
Creo que a sus manos les gusta sostenerse de mi trasero, como que es su lugar favorito para estar, esta no es la excepción.
Sostengo mis manos en sus brazos y me dejo besar sin ninguna queja. Él puede besarme por tanto tiempo como pueda, excepto que Chris y yo parecemos una pareja de recién casados.
Solo hemos tenido sexo una vez y es como si estuviéramos delirando por más, cualquier toque, roce o beso nos enciende de tal manera, que comienzo a creer que no somos adecuados para el ojo público.
—Sabes a vino —murmura contra mis labios antes de pasar su lengua por mi labio inferior.
—Tú sabes a dulce...
—Estuve comiendo golosinas —responde, luego esconde su rostro en mi cuello mientras me abraza. Su nariz me hace cosquillas—. De verdad que hueles delicioso.
—Es mi esencia natural, todo de mí es delicioso —bromeo.
—Me consta, recuerda que tuve la suerte de probar... Un escalofrío recorre mi cuerpo al tiempo que él pasa la punta de su lengua por mi cuello y muerde, luego se aleja y me guiña un ojo.

—Ven, sigamos viendo. Vamos a la exposición de comida alemana.
[...]
—¿Por qué está esto tan solo? —cuestiono quitando la toalla de mi
cuerpo y quedando en bikini.
Chris en tan solo un bóxer me da un gran vistazo, incluso lame sus labios mientras de manera despreocupada pasa una mano por su cabello desordenándolo.
—No sé, muñeca, ¿quizás porque son las dos de la madrugada?
—Sí, puede ser por eso—digo viendo el agua con desconfianza—. ¿Seguro que el agua es climatizada?
—Muy seguro, si quieres yo entro primero.
—Me parece una estupenda idea.
Él ríe y entra al agua. Ciertamente se trata de una piscina que parece más un jacuzzi. Mientras los otros se encuentran en alguna discoteca, Chris y yo decidimos algo más tranquilo, un momento
para nosotros.
Es por ello que ahora bajo su atenta mirada ingreso al agua, sonrío al sentirla tibia contra mi piel. Me relaja, llega a la altura de ombligo. Es agradable.
Camino hacia Chris, quien está en el borde. Cuando llego hasta él, enredo mis brazos en su cuello, sintiendo sus dedos acariciar mi espalda.
—¿Qué tal resultó para ti este segundo día?
—¡Increíble! —respondo, sintiendo cómo me toma de la cintura, sentándome en el borde y ubicándose entre mis piernas.
Su cabello está húmedo. Al entrar él hundió su cuerpo, razón por la que está tan lleno de agua.
Con mis dedos peino su cabello hacia atrás, él cierra sus ojos. Qué atractivo resulta, Chris, realmente atractivo.
—A mí me está gustando mucho este viaje, muñeca.
—Eso es bueno saberlo —aún peinando su cabello hacia atrás me inclino a besarlo.
Atrapo su labio inferior entre los míos antes de succionar y comenzar un beso que no tarda en volverse fogoso.
Ladeo mi cabeza a un lado a la vez que mantengo el agarre de mis manos en su cabello, tirando de él más cerca. Las manos de Chris ascienden por mis muslos antes de subir por mis costados y repartir
caricias en mi espalda.
Cuando muerdo su labio inferior siento sus dedos jalar las tiras de la parte superior de mi traje de baño, haciendo que los triángulos de tela caigan a un lado del borde del Jacuzzi. Sus manos sin perder

tiempo comienzan a masajear mis senos desnudos, deteniendo sus pulgares e índices para acariciar mis erguidos pezones.
Gimo en su boca, presionando los talones de mis pies contra su trasero. Sus labios comienzan a succionar mi cuello mientras mis manos ahora aprietan su espalda con fuerza.
—¿Y si alguien viene? —cuestiono en medio de jadeos.
—Entonces tenemos que ser rápidos.

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