Capitulo 13

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Anastasia, mi madre, es hermosa, otro prototipo de belleza rusa: cabello rubio ceniza, recto y largo, sus ojos son los mismos que los míos pero en ella se ven bien porque son tan claros como su cabello, alta. Parece una modelo.
Lo único que ella se dignó a darme con sus genes fueron sus ojos, estatura y contextura. Sin embargo, no me quejo, soy bastante atractiva, aunque me gustaría pasar de «bastante atractiva» a «deslumbrante» como mi madre.
—No, mamá, no sucede nada. Solo que Zabdiel y yo estamos aclarando el hecho de que no somos novios ni ahora, ni nunca más.
Mamá nos observa, se encoge de hombros y desaparece por la cocina, claramente no queriéndose enrollar en líos de adolescentes, como ella lo llama.
—Espero y Kattia te deje follártela, que tengas suerte —le muestro el pulgar y camino hacia las escaleras, luego me doy la vuelta y le sonrío—. Por cierto, lo lamento.
—¿Qué lamentas?
—Lamento que tu pene sea lo suficiente pequeño como para reírme de él durante el resto de mi vida —guiño un ojo y subo
rápidamente las escaleras.
Cuando llego a mi habitación cierro la puerta tras de mí y sonrío.
Estoy maldita y jodidamente orgullosa de mí.
Aquí estoy yo, la chica que descubrió a su novio de un año y dos meses dándole sexo oral a su prima y no he derramado ni una sola lágrima.
No porque las reprima, simplemente porque no siento las ganas de llorar, no siento que haya perdido a alguien importante, no siento mi corazón romperse, ni mi mundo hacerse pedazos.
Solo tengo un orgullo y dignidad heridos, pero eso ya se está reponiendo gracias a Christopher.
Gracias al caliente Chris.
[...]
Estoy en la comodidad de mi cama, el reloj de la mesita de noche indica que son las once de la noche, cuando mi celular suena y me anuncia un mensaje multimedia.
¡Oh, cielos!, seguramente estoy sonriendo como una pervertida.
Cuando abro la imagen sonrío.
Él está sentado en alguna acera, con las piernas abiertas y uno de sus muy buenos brazos esta estirado entre sus piernas con un cigarrillo en la mano.
Nada en la foto es perverso, pero resulta caliente e insinuante. Me gusta la foto.
«Ya sabes, ver a una chica caliente bailar y no tocarla es frustrante. Pero ver a mi muñeca  Bailar y no tocarla solo me deja fumando en la noche por desear más».

Respiro profundamente mientras aprieto el celular contra mi pecho, es como si mi piel hormigueara, no conozco casi nada a Christopher, pero es emocionante.
Tomo mi celular de manera que la cámara frontal me apunte, cuadro bien el ángulo. Muerdo mi labio inferior y capturo la foto.
La imagen resulta tal como la quiero, solo se muestran mis labios, el labio inferior atrapado entre mis dientes. No puedo creer que esté siguiendo el juego en esto con Chris; de acuerdo, sí puedo creerlo.
Lo que no puedo creer es que esté haciendo esto con un chico cuya palabra «caliente» se queda corta para describirlo.
«Esa fue una muy buena vista», es lo que escribo mientras le envío la imagen.
Pasan dos minutos y me impaciento al no recibir respuesta, pero entonces mi celular comienza a vibrar.
Con algo de fastidio lo tomo y doy un gritito ahogado cuando mi celular me informa de una llamada entrante de Christopher.
Mis bragas están temblando ante la idea de lo que puede conllevar esa llamada.

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