Capitulo 79

1K 52 0
                                    

TN

Beso a Chris con desenfreno, es más que estar excitada, es una necesidad de querer ser llenada. Mis músculos duelen y siento ese molesto pálpito en mi entrepierna que duele como el demonio, solo quiero que Chris lo calme.
Siento tanto calor que no me sorprende que mientras devoro los labios de Chris mi respiración esté compuesta de molestos jadeos.
Los roces de la mano de Chris en mi cintura intentando alejarme solo hace que me encienda más.
Siento la mano de el sacar la mía de su bóxer, gimo en protesta. Entiendo que soy una chica que al parecer no tiene sentido
de la vergüenza, pero yo tengo límites, no entiendo como no me está importando estar bajo las escaleras de una fiesta. Prácticamente estoy tratando de entender de qué manera puedo tener más rápido a Chris dentro de mí.
—Muñeca, detente —pide, viéndome fijamente y con la respiración entrecortada por mi ataque. Solo puedo observarlo.
—Me está doliendo —digo en un quejido enredando mis brazos en su cuello—, por favor.
—No podemos aquí...
—Entonces, vámonos, vámonos, pero calma esto Chris . Me duele mucho.
—Vale, muñeca, tranquila cariño —murmura abrazándome y deslizando su mano por mi espalda en un intento de calmarme, lo cual trae el efecto contrario: me enciendo mucho más. Me escucho gemir en su oído y creo que él murmura un «mierda».
¿Qué me han hecho en esta fiesta? No dejo de abrazar a Chris cuando intenta caminar, por lo que él me alza haciendo que enrede mis piernas en su cintura, me presionó contra él obteniendo un poco de fricción, mantengo mi cabeza oculta en su cuello mientras gimo.
—Joder. ¿Estás bien muñeca?
—Solo quiero que me lleves a un lugar donde pueda tenerte desnudo y complaciéndome.
Lo escucho reír mientras, sosteniéndome de este modo, atraviesa la fiesta. Recuesto mi cabeza en su hombro respirando, jadeando y emitiendo quejidos por el dolor de la absurda necesidad de querer ser llenada.
A pesar de estar inmersa en la nube de necesidad mientras pasamos por la pista de baile improvisada, me doy cuenta que hay movimientos no aptos para menores de edad en la pared, incluso, en uno de los sofás donde una chica está sentada a horcajadas sobre un chico. ¡Pero qué fiesta se ha armado aquí!

Cuando Chris, aún sosteniéndome, logra llegar casi a la entrada, Savannah aparece con las mejillas sonrojadas y la respiración agitada.
—¡No te vayas, Chris! ¡Podemos divertirnos! —pide en un ronroneo, estoy lo suficiente sufrida por mis necesidades como para llamarla perra, pero me da tiempo de lanzarle lo que pretendo sea
un gruñido mientras aferro con fuerza mis piernas y brazos alrededor de Chris.
—Lo siento, no sé qué le dieron a mi novia, pero voy a ayudarla a resolver un problema, ¿cierto, muñeca?
—Sí, mi Christopher—murmuro y dejo un beso en su cuello, pero de nuevo las hormonas desatadas me piden más y doy un mordisco antes de pasar mi lengua. Me encanta Chris.
—Uhm..., muñeca, con calma —pide con su voz ronca.
—Podríamos divertirnos, incluso, puedo aceptar que ella participe—dice Savannah sonando muy necesitada, quizás ella siente la misma necesidad que yo estoy experimentando. No puedo evitar reír.
—Yo solo quiero el pene de Chris, no quiero vaginas y tetas, solo quiero a mi Chris.
Escucho a Christopher reír, parece que le dice algo a Savannah antes de seguir caminando y sacarnos de esta casa pecaminosa donde gran parte de los invitados están teniendo sexo de manera pública, bailando o consumiendo drogas.
En el jardín un par de personas están vomitando y no me sorprendo al ver a dos chicos manoseándose recostados de un árbol. Ya ves, el sexo es libre y sin inhibiciones en esta fiesta. Cuando
llegamos frente al auto de Chris, él intenta bajarme, pero yo solo me aferro más a él.
—Dame un beso —pido—, así sea uno pequeñito, dame un beso.
—¿Un beso y subes al auto? —pregunta recostando mi cuerpo aún aferrado del suyo contra el auto y sin quitarme sus ojos de encima, asiento con la cabeza lamiendo mis labios—, de acuerdo.
Se inclina y presiona su boca sobre la mía, inmediatamente enredo mis manos en su cabello adentrando mi lengua a su boca. Gimo, removiéndome contra él, siendo capaz de sentir su erección
presionando en mi vientre, prometiendo y haciéndome saber que puedo obtener más.
Creo que se compadece un poco de mí, puesto que baja un poco mi cuerpo y se impulsa lo suficiente como para presionar su dura erección contra el vértice entre mis mulos, tiro de su cabello gimiendo.

—Más —murmuro contra su boca, él vuelve a moverse de esa manera, y lo hace una y otra vez, frotándose contra mí,
generándome un poco de alivio ante el dolor que experimento.
Siento mi cuerpo temblar mientras se presiona contra mí y continúa besándome, sin previo aviso soy atacada por un orgasmo que me hace morder su labio inferior mientras respiro con fuerza.
Mi cuerpo se sacude.
—¿Acabas de tener un orgasmo conmigo presionando? —cuestiona viéndome con sorpresa—. Digo, ni llevaba tres minutos muñeca.
—Sí... —digo con la respiración entrecortada sintiendo cómo me deposita en el puesto de copiloto. Él rodea el auto y se ubica tras el volante.
—Vaya fiesta, ni cuatro horas duramos —murmura, poniendo en marcha el auto.
El alivio momentáneo que obtuve del orgasmo se va, dando paso nuevamente a la necesidad ardiente, me remuevo gimiendo en protesta.
—¿Qué sucede?
—Me duele, me duele mucho —creo que incluso mis ojos se cristalizan, quiero llorar de la necesidad. Por más que obtenga es
como querer más, mucho más.
—Ya vamos a llegar a casa, muñeca.
—No, no, quiero ahora, me duele —lo veo con mis labios temblando—, por favor, por favor, Chris. Por favor, dame lo que quiero.
Lo siento respirar hondo, no dice nada. Cierro mis ojos con fuerza.

CensuradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora