Capitulo 19

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Una semana después...
-¿Recuérdame por qué estoy a instantes de hacer esto? -pregunto a Dina, mientras recojo mi cabello en una coleta alta.
-Porque en algún momento tendrás que desgreñar a la zorra rusa que habita en tu casa, y como no quiero que te den la golpiza del año, necesito que aprendas a golpear. Además, Zabdiel también merece unos buenos golpes.
-Vale, eso lo entiendo -digo, deteniéndome frente a ella-, pero, ¿no es mejor ir a una clase de boxeo que aprender a golpear contigo?
-Tonterías, ahora empecemos.
De acuerdo, el aprender a defenderme con Dina, no parece una muy buena idea, pero decido seguirle la corriente porque ella y Jessie siempre me han seguido en mis locuras.
Mientras Dina es todo cabello oscuro, piel bronceada, ojos café y actitud coqueta, Jessie es rubia de ojos azules muy claros, piel pálida y es muy cortante y algo ruda con las palabras, es como si tuvieran sus personalidades intercambiadas, pero las adoro.
Jessie lleva aproximadamente un mes de viaje en Estados Unidos y la extraño con locura, no podemos ser dos, en esta amistad, debemos ser tres.
Es por ello que no me siento cómoda escuchando a Dina pedirme que la golpee, no puedo golpearla si no tengo razón, además, no sé pelear y es como si tuviera pánico escénico de recibir un golpe de regreso. No se me puede culpar de no querer terminar en Youtube en un vergonzoso vídeo en donde me den una tunda, quizás esa es la verdadera razón por la que nunca he peleado, exceptuando, la vez, que realmente salí algo lastimada.
-Joder, Tn, debes golpearme -grita Dina tras ocho minutos en los que me niego a golpearla-, golpéame.
-Tengo pánico, Dina.
-Que me golpees, joder -me grita empujándome, la veo con sorpresa y asustada-, golpéame, soy tu conciencia. Golpéame, perra. Perra rusa, golpéame.
Sus empujones me están haciendo tropezar hacia atrás, vale, mi mejor amiga justo ahora está dándome miedo, ella sabe pelear, lo hizo muchas veces mientras estudiábamos.
-Perra rusa desabrida, defiéndete -palmea mi mejilla, no con fuerza, pero sí duele un poco y ciertamente eso me molesta, pero no lo suficiente como para golpearla de regreso.
-Dina, no creo que... -Eres igual de perra y puta que Kattia.

-¿Cómo te atreves? -chillo, dándole un puñetazo en el estómago.
Dina jadea mientras se dobla y yo solo permanezco sin moverme porque acabo de golpearla. Yo acabo de golpear a un ser humano porque me molesté, quizás entre en un mundo paralelo en donde golpear a alguien no me dio pánico escénico, porque yo no hago cosas como esas.
Pero, vaya, ella me comparó con Kattia, una fibra muy sensible para mí. Escucho los profundos respiros de Dina y decido que mi momento de «yo he golpeado a alguien» debe pasar para verificar que no he lastimado a mi amiga.
-Dina, ¿estás bien?
-Mierda, Tn, suerte de las chicas que te han hecho enojar y no se han llevado un golpe tuyo, porque, joder, golpeas muy duro.
Sonrío con alegría, dentro de poco quizás ya podré golpear a Kattia y darle una muy buena patada a Zabdiel. Si, esa será mi motivación.
-¿Podemos hacerlo de nuevo, Dina?
-Solo no golpees mi rostro o estómago de nuevo, de hecho, practiquemos, pero sin dar golpes verdaderos, porque tú no sabes pelear, pero golpeas fuerte.

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