Censurado

Capitulo 3

En cuanto aparco el auto respiro hondo, aquí vamos.
Antes solía amar mi casa, antes de que mamá muriera, mi hermano menor se declarara gay y papá enloqueciera. Antes de todo, eso parecía un hogar, ahora solo es un calvario.
Sin poder posponerlo más, bajo del auto no sin antes tomar el CD de Green Day que traje a casa. Saco mis llaves y la introduzco en la cerradura.
En cuanto estoy adentro y cierro la puerta detrás de mí, quiero abrirla una vez más y salir.
No es la primera vez que encuentro una escena como esta: papá enrollado y embistiendo a alguna desconocida que gime, pero no significa que no me asquee y cabree cada vez que lo hago.
—Pensé que hoy harías la cuenta del restaurante —digo, haciéndole notar mi presencia, se sorprende al igual que la
desconocida debajo de él.
Doy un silbido al notar que la desconocida es realmente joven por más maquillaje que lleve, creo que es la más joven con la que lo he visto, además de que ella realmente luce avergonzada.
No es una sorpresa que ella haya caído, papá es atractivo, tiene labia y dinero, todas caen.
—¿Siquiera ella es mayor de edad, papá? —pregunto, viendo a la chica vestirse.
Antes de que Logan, conocido como mi padre, pueda contestar; me dirijo hacia las escaleras directo a mi habitación, no sin antes tomar las cuentas del restaurante que estoy seguro él no hará.
Lo primero que hago al llegar a la habitación es colocar el CD de Green Day, darme una ducha y ponerme cómodo.
Una vez estoy con pantalones de chándal, descalzo y en mi cama abro el libro con las cuentas del restaurante.
Vaya mierda, no solo debo cuidar de la tienda de música, ahora también debo hacer las cuentas del restaurante y si me descuido un poco entonces la academia de baile también caerá en mis manos, y mi carrera de ingeniero se hará más lejana.
Suerte que soy bueno en los números, por ello avanzo rápido en la cuenta, lo hago hasta que llega un mensaje a mi celular. Lo abro y aprieto mis labios.
Mierda, Jocelyn consiguió mi nuevo número.
«Ahora que estoy sola en mi habitación solo puedo pensar en ti, en tus manos.
Te extraño Chris, y tú has de extrañarme».
Borro el mensaje y no le respondo, no quiero cambiar de número una vez más, quien sea que le dio mi número solo ha hecho mi vida más difícil.

Vuelve a sonar en un nuevo mensaje, Jocelyn es rápida.
«¿Ver una foto mía te entusiasmaría?».
Estoy llegando a mi límite, por lo que respondo.
«No, solo quiero que te detengas».
Cuando pasa unos minutos sin que responda, me relajo y prosigo, pero dos minutos después un mensaje multimedia ha llegado y sólo estoy rogando que Jocelyn no haya enviado alguna foto, estoy esperando que sea Erick, aunque este solo me escribe por WhatsApp.
Tomo el celular y frunzo el ceño ante el número desconocido, además del pie del mensaje:
«Estoy segura que la rusa no las tiene así, esto es lo que te pierdes. ¿Te gusta lo que ves Zabdiel?».
Rápidamente me doy cuenta de que es un mensaje con destino equivocado, pero la palabra rusa y la pregunta final es algo que despierta mi curiosidad, por lo que hago a un lado los papeles y doy click para ver el contenido multimedia.
La señal, por alguna razón, comienza a volverse lenta, por lo que la imagen tarda en mostrarse, miro hacia el techo, esperando que valga la pena.
Cuando bajo la mirada jadeo y abro mis ojos, porque, maldita sea, eso definitivamente vale la pena.
Lo primero que capta mi atención son dos preciosos, firmes y muy desnudos pechos, senos, tetas como quieras llamarlo. Pero son dos cosas preciosas que nosotros los hombres amamos ver.
Solo puedo concentrarme en ver esos pequeños pezones y aureolas rosa pálidas. Sin darme cuenta una de mis manos tantea el aire, como si estuviera imaginando si es del tamaño de mi mano,
creo que sí.
Estoy cautivado porque el pecho izquierdo tiene un lunar que pareciera tuviera una forma de media luna.
No sé quién mierda es Zabdiel ni qué tan buena esté la rusa, pero ¡demonios!, esos son unos pechos que no se deben dejar, casi siento pena por lo que Zabdiel se perderá.
Intento ignorar que mi ingle se presiona y comienza doler, una gran erección se está formando, cualquier hombre tendría una ante la belleza extraordinaria de la foto.
Muerdo mis labios mientras decido que luego puedo volver mi vista a esas bellas niñas, sigo subiendo la mirada topándome con el dedo corazón, sí, ella estaba molesta.