Ígneas palabras

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Izuku se encontraba sentado frente a su escritorio leyendo un libro de apuntes procurando retroalimentar las últimas sesiones que pudo tener antes de estar suspendido mientras abría y cerraba su diestra ejercitándola con uno de los fortalecedores de mano.

Ya era bastante tarde, por ahora sería lo mejor ir a descansar aunque...

Levantó el rostro y giró en dirección del balcón, con sus distinguidas cortinas de color americano por su héroe favorito ondeando a causa del viento, había dejado la puerta de cristal completamente abierta por un motivo, estaba esperando señales de ese Katsuki.

No se había presentado y no había dado señales de estar cerca o de haber causado problemas en la academia. Por ahora rondaba en su mente el origen particular de ese hombre que familiarizaba mucho en apariencia y sus motivos, si bien recordaba algunas menciones tiempo atrás como el propio Izuku estaba muerto, esto conllevó a tragar hondo agachando su cabeza pegando su frente en el escritorio, era complicado asumir tu propia muerte a pesar de que sea otro alternativo, tenía curiosidad de saber el motivo pero también tenía el suficiente tacto para no preguntarle a Katsuki, el cual lució bastante desalentado y con pánico cuando se vieron por primera vez.

—¿Qué era para él...? —susurró el chico cerrando por última vez el fortalecedor en mano dejándolo encima del escritorio.

Se puso de pie resignado para cerrar la puerta de cristal y poder descansar un poco, quería evitar el resfriarse si dormía en esas condiciones llegando a perder más días de estudios por incapacidad a futuro.

El momento en el que tuvo contacto con el margen del cristal escuchó su puerta ser tocada un par de veces propiciando en Izuku dar media vuelta con sorpresa y cierta ilusión de pensar que se trataba de quien esperaba así que levantó sus piernas para caminar apresurado al otro lado de la alcoba y abrir sin necesidad de preguntar de quien se trataba.

Su idea no estaba muy alejada de la realidad, no se trataba del Bakugou mayor pero también le propició levantar sus cejas con asombro.

—Kacchan... —llamó sin aliento, ya que le parecía bastante inusual ver a su compañero de clase estar despierto tan tarde tratándose de alguien muy disciplinado en sus horarios de sueño. —¿Pasó algo-...?

Su pregunta fue interrumpida a causa de que con uno de los brazos del rubio fue empujado a la puerta para poder admirar el entorno de su alcoba rápidamente.

—Entonces no está aquí —concluyó con firmeza apartando su brazo del empuje hacia Izuku. —Realmente huyó.

—¿Hablas del otro Kacchan?

—Por supuesto, ¿de quién más voy a estar hablando, idiota? —mencionó molesto por la obviedad del asunto. —Ese maldito cretino fue pura palabrería —se encontraba decepcionado, ya que estuvo todo el día con paciencia de retomar su discusión (o más bien pelea) por dar a saber cual de los dos era el mejor y más indicado.

—Sobre eso... pude notar que tus movimientos eran más calculados y fluidos a pesar de la condición que estabas dentro de un sitio minimizando los daños —aludió Izuku, estaba en gran parte aliviado de poder notar que el rubio ya estaba en un término mejor que el de ayer para poder reaccionar de esa manera. —Eso fue increíble, Kacchan, aunque no fue correcto —corrigió dibujando una pequeña sonrisa nerviosa en sus labios.

—¿Hah? Con que cara me lo dices tú, maldito Deku hipócrita, correcto no fue dejar entrar a un extraño a los establecimientos —recriminó señalando con su índice al peliverde. —De por sí ya tenías suficientes problemas con lo que pasó y ahora esto.

Midoriya frunció el entrecejo incómodo por lo oído ya que tenía razón con lo de romper las reglas, probablemente si llegaran a enterarse terminaría expulsado, aun así entre lo mencionado había un error a su criterio.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora