Promesa

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El entorno lúgubre en aquella sala, donde personas importantes estaban reunidas hablando del mismo tema, la atmosfera se encontraba decaída y en cierta forma sombría, el castillo de Goa estaba diferente a lo habitual.

En aquellos momentos que vieron a Izuku y Ochako entrar al lugar, todos se llevaron la sorpresa de ver al joven volver, con mirada destrozada; Mirio, que lo conocía de bastante tiempo presenció la llegada de Izuku, pudo determinar el por qué su estado más aun así no encontraba palabras indicadas para animarlo.

Poco después el caos llegó al lugar, Iida tomó de los hombros con alivio al muchacho aunque después lo zarandeó poco estoico con un rostro frustrado.

—¡¿Dónde te habías metido?! ¡¿Por qué hasta ahora te presentas?!

—¡Iida-kun! —aclamó Ochako queriendo interferir en que no llegase a lastimarlo.

Izuku no respondía, ni siquiera se defendía, era como un simple muñeco de trapo en aquellos momentos. El Rey de Erbarn, que también estaba en el sitio únicamente se dedicó a contemplar en silencio lo ocurrido, quería intervenir lo menos posible en aquellos asuntos íntimos que poco le deberían importar.

—Tranquilízate, no es momento de perder los estribos Tenya —quiso apaciguar el momento de descontrol de la zona el chico que venía como guardia de Aizawa.

—¡¿Cómo pudiste ser tan irresponsable?! Cediendo el asunto a Uraraka a medio camino, el Rey confiaba plenamente en ti —rempujó con rabia poniendo una de sus manos en su frente queriendo controlar su comportamiento —discúlpame Midoriya, pero todo fue tan repentino...

Su disculpa ya había sido tarde, esas palabras fueron un golpe brutal para Izuku, como si de dagas que lo apuñalaran al pecho se tratasen, respiró profundo mientras sus lágrimas se acumulaban sin brotar de sus ojos, de forma pronta limpió con la manga de su camisa.

—Disculpen... Sé que no es buen momento pero necesito algo de tiempo... —dijo bajo mientras hacía un leve reverencia para retirarse del lugar.

Al ver como Izuku se retiraba por la gran puerta la castaña giró hacia al ministro con un semblante molesto.

—¿Cómo pudiste decirle algo tan cruel? ¡Posiblemente él sea quien esté sufriendo más!

—Yagi no tenía otra opción —promulgó Aizawa desde su asiento llamando la atención de los demás —si ni Chiyo pudo hacer algo por él, eso era inevitable —comentó decaído debajo de ese rostro indiferente —¿Qué ocurrirá con su ceremonia?

—Se están haciendo los preparativos, los guardias ya están notificando hacia todo el reino lo ocurrido y... —resopló resignado — será enterrado en el cementerio del castillo hoy en la tarde.

—Lo menos que puedo hacer por Yagi es ver como se reincorpora Goa luego de su partida. El me ayudó e hizo lo mismo hace quince años —comentó Aizawa.

En momentos breves Mirio se interesó tras recordar algo importante.

—Ahora que lo pienso, el Rey Yagi no tuvo hijos, entonces... ¿Quién sería el sucesor de la corona? —Luego de esa pregunta el semblante de Uraraka e Iida se tornó incómodo mirándose uno al otro.

El tiempo pasó y con ello el clima también cambió, pareciera que el cielo mismo lloraba por la pérdida del rey a tal lluvia que caía a cántaros y aun así no se evitó llevar a cabo la ceremonia funeraria.

La plaza y los establecimientos habían cerrado puesto que todos habían ido a despedir al gran rey que Yagi Toshinori llegó ser.

Izuku tuvo el tiempo suficiente para ducharse y ponerse nuevas prendas, comió con el pobre o casi nulo apetito que tuvo, fue a ver a su madre que lo recibió con un mar de lágrimas tras no saber de su paradero en días, pero esa mirada muerta en sus ojos esmeraldas no desaparecía. Era inevitable, la culpa lo estaba consumiendo, pensaba en todo el tiempo que tuvo para invertir y buscar socorro hacia Erbarn que fue desperdiciado.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora