Mi adquisición del destino

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Aquel ambiente regocijante en recuerdos abrumaba entre la atmosfera nubosa a causa del vapor de aquel lago, Izuku correspondió el beso sin dudarlo.

El llegar a ser saboreado, sintiendo esa cálida lengua cruzar con la suya en una lucha por ese festín. Fue empujado con fuerza para ceder con facilidad hasta ser levemente sumergido hasta el cuello evitando caer de pleno a espaldas por los fornidos brazos de Bakugou quien le sostenía.

Había pasado tiempo, ¿cuánto con exactitud? Sólo recordaba que antes del inicio de su enfermedad la cual al final resultó ser una maldición, el rubio no había tenido mucha oportunidad de tocarlo, sentirlo con plenitud y darle a saber que sólo él tenía esa autoridad desde que Izuku se lo había concebido.

La paciencia nunca fue un fuerte en el lobo pero cuando se trataba de aquel joven pecoso daba todo lo que fuera.

Izuku desde hace tiempo tenía a su merced al líder de uno de los siete clanes y ni siquiera lo sabía.

Al separar sus labios observándose en plenitud entre esa vaporosa atmosfera, mientras sus alientos chocaban por los escasos centímetros que los distanciaban, su mirar contrastaba del rubíe al esmeralda empoderándose de ese entorno que ellos mismos habían creado.

Respirando con torpeza siendo bañado aun por las gotas de agua que destilaban de su cabello su garganta tenía la deseosa necesidad de decirlo sin motivo, ya que después de todo lo sabía él, lo sabía Katsuki, pero añoraba decirlo una vez más.

—Te amo —declaró con un suave susurró bañado en ternura.

Bakugou le observaba encima con esas firmes escarlatas que no se inmutaban, segundos después llevó una de sus manos a remover un poco los mechones húmedos del cabello de Izuku que obstruían a medias su vista.

—¿Me amas? —Preguntó Izuku ante ese silencio en el otro.

—Desde luego, te amo —respondió en seguida Katsuki acariciando el cabello mientras se entrecruzaban en sus dedos.

—¿Qué tanto?

—Más de lo que te puedes imaginar —comentó confiado y augusto decidiendo que sería suficiente de preguntas obvias ya que volvió a tomar en su posesión la boca de Izuku en un efusivo y ardiente beso.

Las manos de Bakugou acariciaban cada centímetro de esa cálida piel, con sus ojos cerrados se daba a la imaginación con su tacto mientras descendía desde su nuca, su espina dorsal, ésta confiriéndole un escalofrío al peliverde tras ese punto que era muy sensible.

No le parecía suficiente hacerle sobresaltar con esa pequeñez por lo tanto liberó la boca para llevar a morder una de las clavículas, ello propició en Izuku soltar un gemido que pausó cerrando sus labios en seguida.

El lobo rio entre dientes ante aquello.

—¿Qué pasa? ¿Desde cuándo te molesta hacer esos ruidos obscenos? —Bufó Katsuki continuando su recorrido con sus manos mientras besaba aquella zona donde recientemente había impregnado sus dientes.

Sus ásperas manos tanteaban debajo del agua aquel cuerpo dándole apoyo a terminar aquella tarea de desnudarlo para tenerle por completo.

Apreciaba aquella piel nívea en la cual apoyaba su cabeza al hombro, observando varias cicatrices. Lo que le hacía recordar que Izuku se trataba de un humano, alguien más frágil que un mítico ser con mayor resistencia, su esperanza de vida, su salud era muy diferente a la suya.

Probablemente no llegarían a estar juntos eternamente por ello, por esa misma razón es que debía aprovechar cada mínimo momento para estar con él y hacerlo etéreo.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora