Clan de Lobos [BkDk]

Sabor metálico

Un momento tan anhelado y deseoso era lo que habían estado trasbordando. Los labios de Katsuki recorrían con gran frenesí tomando la boca de Izuku el cual correspondía sin necesidad de palabras, todo aquello era demostrado sencillamente por acciones.

El rubio llegaba a ser bastante brusco con sus gestos apresurados e impacientes, realmente le había hecho falta todo este tiempo y se manifestaba así.

Ladeó su rostro culminando ese rusiente beso para tomar una bocanada de aire jadeante con ese dulce mirar que de inmediato levantó a observar la reacción de Katsuki, éste ni corto ni perezoso volvió aproximar tomando entre sus dientes el lóbulo derecho que yacía expuesto de la oreja de Izuku, producto del cual tuvo una reacción sorpresiva que le hizo estimular un agudo ruido que procuró silenciar cerrando su boca.

—¿Qué te pasó? —Formuló Bakugou divertido del nulo intento de silenciar en Midoriya.

—Deja de actuar como sino supieras que estás haciendo —musitó de forma cohibida encogido de hombros.

—¿Acaso estoy haciendo algo mal? —Bufó asomando hacia la dirección que desviaban los esmeraldas del otro para que le mirara.

—Yo no dije eso...

El timbre de voz en Izuku era tan adorable, le encantaba estimular a que dijera cosas lascivas e indecorosas, ya que conocía perfectamente que eso era algo fuera de lugar que no lograba acostumbrarle. Fastidiarle en esos momentos íntimos era grato.

Procuró que la espalda de Izuku estuviera completamente encima de la mesa y él se posicionó encima sosteniendo su peso en brazos a cada lado de ese cuerpo, de forma silenciosa bajó encaminando sus fauces mordiendo la clavícula izquierda y otorgando un fugaz beso donde cometía esa acción una y otra vez por el torso.

El joven estremecía desde su lugar gimiendo con unas leves muecas apaciguando el dolor obsceno que de alguna forma disfrutaba tratándose de Katsuki quien lo hacía.

Aquel momento culminó una vez el ultimo beso en su piel fue en medio del tórax, el rubio quedó mucho tiempo en su misma posición llamando la atención de Izuku ocasionando que levantara unos grados su cabeza para poder dirigir sus orbes verdes a saber que ocurría. Realmente nada, pero Bakugou estaba inerte y circunspecto ante aquella marca que tenía en cicatriz.

—Kacchan... ¿ocurre algo? —Preguntó de manera sutil ante ese cambio abrupto que había sucedido.

—Nada —exclamó segundos después bajando su rostro para así pegar su frente al pecho de Izuku. —Pero he decidido esa será la última marca que no sea mía en tu piel, tengo otra oportunidad y no dejaré que se me escape de las manos.

El cosquilleo que sentía por el cabello rubio cenizo era suave, pero esas contundentes palabras le hicieron parpadear con sorpresa.

—Así que... no te atrevas a volver a irte primero —voceó con tozudez sin levantar su vista. —¿Está claro?

Izuku no tenía idea desde cuando Katsuki se había hecho tan dependiente de él, pero también esa forma de pedir las cosas era diferente. Algo en él había cambiado desde su ausencia.

Aun así, se trataba del mismo Bakugou Katsuki del cual se había enamorado y ni recordaba desde cuándo. Permanecía esa misma esencia en el lobo que tanto añoraba y deseaba.

—Sí, está claro—respondió ameno llevando ambas manos encima de la nuca del rubio para acariciarle.

Esa estancia fue corta una vez que Bakugou levantó de su apego al pecho para sacudir haciendo una seña de que apartara sus manos de encima y le diera mayor libertad. Midoriya hizo caso en duda de si eso le había molestado, pero en seguida respingó sobresaltado al sentir como sus pantalones eran desabrochados con un gran desespero.