Legado

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El sugestible comentario del rubio propició que Kaoroku se levantara de su lugar, ella conocía bien que no tendría caso seguir insistiéndole una vez que había dado una respuesta similar.

Antes de poder partir de los calabozos unos pasos fugaces y cortos se aproximaban desde el fondo del pasillo, la morena miró con tranquilidad como es que Eri llegaba con ellos, sujetando los barrotes con sus manos una vez que notó que había pasado desapercibida por Katsuki.

Detrás de la niña iba el otro joven de su misma edad siguiéndole en un inútil intento de detenerla.

—Ya te lo había dicho Ryukyu, no deberíamos entrar a los calabozos, ¡Eri!

La pequeña albina ignoraba ser halada desde uno de los hombros sin apartar su mirada agitada buscando retomar aire y hablar con el cautivo.

—¡Bakugou! —Llamó exasperada —¡Tienes que salir de aquí!

Kaoroku parpadeó confundida a lo dicho por la pequeña, en muchas ocasiones supo que Eri se infiltraba en el lugar para tener breves charlas con Katsuki, ella siempre logró vigilarla de las sombras, después de todo nunca había hecho nada que fuera tan crítico o riesgoso.

Aunque ahora era diferente, era la primera vez que adulaba al rubio a que saliera del lugar, por lo que extrañó a la carcelera.

—Eri, ¿qué te pasa? —condujo preocupada por el tono de voz torpe e imprudente de la niña.

—¡Debes salir ya! No puedes esperar más aquí —Eri nuevamente se frustraba de no ver una reacción alguna del lobo —¡Todoroki y otros dos están aquí, si no sales quizá sean asesinados!

—¿Quién? —Kouta enarcó una ceja al escuchar ese curioso nombre.

—Él también me ayudó cuando estuve fuera de Kinluh, lo vi entrando a la biblioteca del sitio pero antes de que pudiera ir con él, Pixie y Ryukyu lo interceptaron.

La cárcelera sorprendió a lo dicho, no esperaría tener más intrusos en bastante tiempo luego de todo lo sucedido, procuró tranquilizar a Eri y evitando que siguiera con su voceo estresado hacia el lobo, así que la tomó desde la cintura para apartarla del cancel que sujetaba con firmeza.

En medio del forcejeo de Kaoroku y la niña ambas cesaron al escuchar la voz aspera del rubio.

—¿Qué dijiste enana?

Los labios de Eri fruncieron deslucida al ver que por fin el lobo había alzado el rostro para recibirla.

—¡Todoroki está aquí! Seguramente está buscándote —dijo soltando las rejas.

—¡Eri, ya corta con eso! Si no es nadie que nos amenace no tiene por qué salir herido —exclamó un poco molesta Kaoroku con la chica en brazos forcejeando por bajar. —Lo siento, tendré que volver más tarde —refirió hacia Bakugou para retirarse y sacar a ambos pequeños del lugar.

—No tendrás otra oportunidad, ¡sal de aquí! —Exclamó Eri siendo retirada de la vista del otro. —Tu deuda ya debería estar saldada.

—Tienes demasiada expectativa en ese infeliz, es como dijo Kaoroku, ya corta con eso —quejó Kouta siguiendo a la mayor hacia la salida llevando sus manos hacia su nuca pasando despistado de su entorno.

Se estaban retirando hacia la salida, en aquel momento desde el fondo donde habían abandonado al lobo se escuchó un severo tintineo más el movimiento de haberse levantado, un severo y cántico golpe hacia el metal de la reja propició detener su andar a Kaoroku y Kouta.

Aquel estruendoso ruido de alguna forma los había sorprendido, llegando a los pensamientos de si voltear a ver qué ocurriría en la celda de Bakugou, la morena giró su cuello con cautela.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora