Cincel

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La temperatura que se nivelaba en aquel estanque denotaba un vapor incandescente que evidentemente era ignorado por los alrededores por los pequeños copos de nieve que danzaban aterrizando al suelo.

Todo aquel apogeo deliberado de Katsuki era plenamente correspondido con los labios de aquel chico quién con un toque de nerviosismo otorgaba; él también dio una frenética y excitante luchas entre sus lenguas qué, con ello solo provocó que el rubio lo girara completamente hacia él clavando sus dedos entre la pálida piel que en seguida coloraba por la presión.

Todo esto siendo manipulado de una manera un tanto agresiva pero con toda la delicadeza que la conciencia de Bakugou pudiera dar para así no incomodar, después de todo se trataba de Izuku, la persona que fue casi culpable de hacerlo caer en la noción de la locura todos esos meses en confinamiento.

Luego de aquel saludo, con los labios hinchados por las succiones dadas, Izuku retrocedió su cabeza para decir algunas palabras, ver aquellos ojos color brasas impacientes y con cierto desagrado por notarle retroceder le precipitó a hablar.

—Todo...¿Todo está bien? —Siseó sin apartar su mirada del otro.

Bakugou elevó el mentón al escucharle, buscaba interpretar aquello, pero sencillamente no comprendía si se refería a los otros en el castillo en ruinas, el sitio donde estaban o si aquel húmedo beso había aprobado. Sólo le conllevó a resoplar distante, prefirió abstenerse de saber a qué se refería.

—Tú —remarcó llamando la atención del joven —, ¿Por qué estás aquí? Tomando un baño a mitad de la noche al aire libre quitado de la pena por la nieve —condujo inspeccionando el cuerpo desnudo con el agua hasta su cadera —¿O acaso buscabas seducirme?

Midoriya encogió su cuerpo tras eso, aquella faceta donde desnivelaba la quijada mientras un bochornoso rubor apareció en sus pómulos sólo le conllevó a negar con la cabeza.

—Te equivocas, es sólo que uno de los dragones me comentó de este sitio, esta fuente termal ayudaría a sanar mis heridas más rápido.

Bakugou enarcó una ceja para después dirigir sus iris carmesí hacia uno de los hombros bajo su mano, dándose cuenta que había tomado agarre de una de las heridas que Chisaki había propiciado en el cuerpo, al sentir el desnivel que había por la cicatrización aflojó su agarre.

Puede que haya intentado ser lo más cuidadoso, pero de una u otra forma podría llegar a lastimarlo, el cual evidentemente no quejaría con tal de estar con el rubio.

—Idiota —musitó retirando su mano del hombro completamente.

Izuku parpadeó consternado de escucharlo en esa tonalidad.

—¿Eh? ¿Acaso está mal?

Aquella consideración, todo ese pensamiento que le invadía su mente sólo hacían más complicada las cosas para Bakugou, ¿desde cuándo? Ni él mismo se dio cuenta en que momento preciso había comenzado a priorizar de esa manera el bien de un simple humano, donde incluso él temía lastimarlo. Izuku era demasiado para él y eso le fastidiaba, le ponía colérico el considerar todas las adversidades donde podía ponerlo en riesgo.

La mirada llena de melancolía y pesadez en Bakugou fácilmente fue denotada en su rostro haciendo que Izuku extrañara por ese cambio de comportamiento. Ya lo tenía analizado y la conclusión a la que llegó era la misma que obtuvo hace casi un año.

—Esto no está bien —quejó llevando su mano al rostro ocultando su mirar —, por más que lo intento sólo estoy al borde de hacer algo que posiblemente me arrepienta, maldición.

Había estado cegado gran parte del tiempo, olvidando un punto relevante en su historia y es que Izuku se trataba de un sencillo ser humano, tan frágil y noble en manos de un contundente y eminente lobo, aquel que en cualquier momento por una sencilla razón podía destruirlo.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora