Espinas

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Era de noche, la ronda en los pasillos del castillo era más solitaria que en el día, después de haber terminado el convivio que se da en las horas de cena, Izuku pretendía volver hacia la cámara del rey donde había dejado y pedido a Katsuki permanecer hasta que volviera, no quería más problemas de los que hubo. Sin embargo, al abrir la puerta pudo percatarse que estaba completamente solo. El rubio se había retirado sin decir más, posiblemente dándose fuga desde el balcón.

Por la tranquilidad que daba el castillo ante la guardia, Midoriya podía asegurar que no estaba en la zona, había salido, pero... ¿por qué razón? Y a lo dicho referente a que no lo dejaría en Goa, era seguro que volvería, ¿cuándo? No tenía idea.

Por ahora, solo trataría de dormir mientras pensaba en la forma más sutil de darle la noticia del rey de Erbarn, al igual que pensar en un plan desde su ingenio para que el reino estuviera prospero sin necesidad de tenerlo en manos.

Las luciérnagas volaban regocijándose entre los árboles que daban el límite al pequeño y agraciado pueblo donde residía Fumikage y Shouto, este último se encontraba en la alcoba donde estaba su hermana mayor en cama tratando de recuperarse de las ...

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Las luciérnagas volaban regocijándose entre los árboles que daban el límite al pequeño y agraciado pueblo donde residía Fumikage y Shouto, este último se encontraba en la alcoba donde estaba su hermana mayor en cama tratando de recuperarse de las heridas que había tenido el día anterior.

El bicolor no podía quitarse la enorme culpa de hombros a la condición que tenía su hermana, había sido muy descuidado, mancilló sus prioridades en un ligero momento, propiciando que Fuyumi estuviera a punto de morir. A pesar de ello, la chica no le culpaba de nada, de hecho estaba desubicada de los hechos logrando establecerlos poco a poco.

No habían tenido oportunidad de hablar luego de aquello, después de todo Fuyumi había permanecido inconsciente más de dieciséis horas, y, cuando despertó Shouto se retiró con Katsuki para ayudarle con sus terribles heridas.

Ya era la hora de encarar sus errores y que pase lo que deba pasar, era lo que consideraba el híbrido.

Las pupilas grisáceas de la chica en cama se dirigieron hacia el menor que estaba sentado al borde de la cama, tenía muchas ganas de hablar con él.

—Shou-chan... —Nombró entre susurros alertando al chico que tenía a espaldas —Ochako-chan y tú hace días le dieron muchos prestigios a los lobos.

Aquí viene, seguramente ya lo tenía descifrado, ese temor que tenía el heterocromatico todo el tiempo.

—Son peligrosos después de todo.... —respondió incómodo tensando sus hombros.

Fuyumi cerro sus ojos por breves instantes y así, una de sus manos se dirigió a la espalda de Shouto acariciándole con amabilidad.

—Quizá pienses eso pero... Yo me encontré con uno —sonrió — cuando ese cazador me atacó el lobo apareció, se veía tan molesto pero... ¿sabes? Debajo de esa fiereza tenía una mirada preocupante y amable, así como la tuya.

Escuchar aquello no lo aliviaba de su tempestad, Shouto giró su cuello para mirar a su hermana con esa sonrisa tímida pero resplandeciente con la que siempre le recibía.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora