El tirano de las arenas

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Bakugou estaba sorprendido ante semejante avistamiento, jamás se le había cruzado por su mente que Midoriya estuviese ahí, encontrarlo tan pronto fue inquietante y con mucho misterio. Innegablemente se puso de pie sin parpadeo observando la arena de combate del coliseo.

—¿Por qué...? ¿Por qué él está aquí? —Susurró consternado.

Mahoro que logró escucharle giró su rostro a contemplar esa faceta pasmada del rubio.

—¿Tú lo conoces...? —La chica fue interrumpida silenciando y encogiéndose de hombros intimidada.

—¡¿Qué hace él ahí?! —Comentó colérico en voz alta girando sus escarlatas de un lado a otro escuchando los abucheos de la gente hacia Deku. —¡¿Qué mierda sucedió?!

Entre su búsqueda frustrada no había excepción, todas las personas en las gradas estaban maldiciendo al peliverde con un desprecio tremendo, en seguida elevó a la dirección donde estaba el druida observando sin inmutarse desde su lugar con total silencio sin apartar esa mirada analítica a Izuku.

—No me digas que ese maldito...

La voz de Katsuki pausó al escuchar un gruñido alarmante de la bestia en la arena de batalla, los tambores habían terminado su ritual de iniciación dando señal de que empezó la contienda, por lo que giró a observar nuevamente a Izuku que había estado en su misma posición sin moverse ni apartar la vista del Noumu.

Notando a detalle, lucía más delgado y descuidado, además de todas las cicatrices, cada una de las que memorizaba en su tersa piel habían desaparecido. Debería estar seguro que se trataba de Midoriya Izuku pero aun así lucía algo diferente e inquietante de lo que recordaba.

El noumu levantó uno de sus brazos en amenaza para golpear al chico, sin embargo, éste ladeo tan fácil su cuerpo esquivándolo como si fuese un sencillo vendaval que removió sus mechones de cabello de ese ángulo. Las personas alrededor podían verse con rasgos despreciables por esa hazaña, Katsuki recargó sus manos al barandal limitante de las gradas y la arena de combate observando en silencio lo que estaba ocurriendo.

Una vez más el noumu optó por atacar, en esta ocasión con sus fauces que abrieron en grande para tomar al peliverde y despedazarlo, Izuku meramente solo retrocedió evitando una y otra vez las mordidas que dirigían en vano hacia el aire la bestia. Notando que su estrategia no funcionaba estiró una de sus garras para sujetar alguna de las extremidades del joven, acto seguido Izuku saltó posicionándose de cuchillas encima del enorme brazo del noumu mirando profundamente por sus esmeraldas apagadas y relajadas hacia su rostro deforme.

Bakugou admiraba confuso ese escenario, ese modo en que Midoriya se desempeñaba era algo completamente diferente del estilo de pelea que le conocía, aunque eso no podía considerar combate, el menor simplemente...

—¡Deja de esquivar y corresponde a la pelea! —Repudió uno de los hombres que estaba en las gradas.

—De seguro está aterrado para contraatacar, es uno de los noumu más grandes el de esta ocasión.

El ambiente aborrecido hacia Izuku cambió abruptamente luego de lo que pasaba, el coliseo se desmoronó en un pesado silencio desconcertado. El chico, quien estaba de cuclillas encima del brazo extendido del noumu levantó su mano para sujetar con delicadeza la cabeza de la bestia.

Katsuma, quien estaba asomando tímidamente desde una de las ventanillas hacia la arena sorprendió abriendo sus labios sin poder decir nada, por otro lado, Bakugou arrugó su entrecejo abstraído de esa acción que solo ellos dos interpretaron diferente a los demás: Izuku estaba compadeciéndose del noumu.

La bestia había quedado pasmada sin saber que reaccionar ante esa mirada profunda y extraña que desenvainaba ese peliverde.

—¡¿Qué le pasa?! ¿Por qué se quedó quieto?

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora