Una gentil nevada era lo que regocijaba en ese momento esa tierra invernal, los copos de nieve que descendían al sencillo tacto eran hilarantes. El cómo estos estaban ajustándose en la vestimenta de aquel chico que yacía en frente de un cúmulo de rocas que encima posaba madera refinada dando inicio de una tumba.
Izuku se mantenía sentado con sus piernas cruzadas mientras se balanceaba con una ansiedad de adelante hacia atrás mientras sujetaba sus tobillos. Había pasado tiempo desde que fue a visitar a su mentor, estaba ahí, susurrando cosas que habían pasado y como es que se mantenía reforzando su aprendizaje para luchar.
Era un momento amargo pero a la vez relajante, Gran Torino fue un ermitaño despistado, estricto y delirante, pero sobretodo fue severamente agradable, Izuku tuvo un año de entrenamiento con él y obtener esa experiencia para combatir bestias.
En seguida pausó su charla sin respuestas al sentir una presencia llegar a su espalda, unas ligeras pisadas a través de la nieve que le inquietaron a tantear la espada en funda que se encontraba a su lado, aunque sus intenciones defensivas menguaron tras darse cuenta que se trataba de ese lobo de pelaje dorado y mirada escarlata llena de soberbia.
La bestia permaneció de pie en el mismo lugar con esa figura solemne debajo de la nevada, el chico giró su cuerpo completamente mientras levantaba con torpeza por la impresión.
—¿Kacchan...? ¡Kacchan! —Repitió una y otra vez hasta cerciorar que se trataba de él. Caminó a pasos agigantados donde posteriormente rodeó su cuello en un abrazo que se envolvía en aquel pelaje. —Gracias, gracias a los cielos, por fin despertaste.
No pudo evitar dar un sollozo por el alivio exasperante, habían sido varios días desde que había hablado con él, verle en un mejor estado de salud que semanas atrás tenía era lo que más aliviaba, tener ese tacto con él fue algo que deseado desde el último instante en que cristalizó en aquella caverna. Izuku acicalaba ese pelaje dorado entre sus guantes los cuales temblaban de la emoción mientras aferraba su rostro pegado a la calidez de éste.
El lobo en seguida trasformó a su forma humana sin ser apartado del otro el cual ignoraba ese hecho de cambiar de apariencia hasta que sus mejillas fueron tomadas por ambas manos desnudas del rubio para levantar su rostro y que le mirara directamente.
—Nunca dejarás de ser un llorón —resopló burlón Bakugou al ver como el chico bajo él arrugaba su rostro inconforme.
—Ni siquiera estoy llorando —respondió Midoriya cerrando sus puños arrugando la capa roja que yacía a espaldas del otro. —Idiota... idiota... —susurraba frustrado hasta el punto en que su mirar nubló por lágrimas.
Katsuki arqueó una sonrisa mientras apretaba los mofletes de Izuku entre sus asperas y frías manos.
—Tienes mucho valor para llamarme así, maldito Deku.
—Estoy cansado de esto... —susurró decaído llamando la atención del otro. —No soporto ver cómo te entregas a la muerte a pesar de que es por el bien de otros.
Sabía que todas sus acciones eran por salvar a su gente, a los de clan, el bienestar de sus compañeros era un deber como alfa entre la tribu de lobos, pero esas decisiones tan precipitadas apostando su vida era algo que ya no toleraba Izuku, llegándole a pasar en más de una ocasión que sería si él rubio ya no volviera luego de sus actos temerarios.
Los orbes esmeraldas llenos de frustración y dolencia punzaron en el alma a Katsuki, el humano no dudó en referirle lo que sentía desde hace tiempo, ya no podía contener más eso. Observó cómo cerró con fuerza sus ojos para así por fin desbordar un par de lágrimas que tantearon al descender con la piel entre sus dedos que sujetaban el rostro.
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Clan de Lobos [BkDk]
FanfictionUna época de fantasía donde el mundo es regido por reinos, entre ellos Goa, un prospero sitio liderado por Yagi Toshinori, el cual recientemente ha caído enfermo en cama. Uno de sus servidores que en este caso es el mensajero entre reinos es Izuku M...