El maldito día que mi luz terminó

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La conmoción del hecho había sido enorme, los espectadores en la parte baja ni siquiera tuvieron el afán de un parpadeo por lo inexplicable. Por supuesto que el anfitrión tampoco lo tuvo, sus esmeraldas iluminaron entrecerrando por el enigmático dolor que comenzaba emerger en su cuerpo.

Aflojó el agarre con el que blandía su arma al son de exhalar con repentina toma de aire que propició hacerle escupir un rastro sanguinolento dejando marca en la comisura de sus labios. Sus rodillas flaquearon, por querer mantener la compostura tropezó con uno de los escombros a sus pies estando al borde de caer por la brecha frente a él, sin embargo Katsuki inmediatamente saltó hacia ese lado sosteniéndolo con sumo cuidado desde los hombros evadiendo el filo que atravesaba el pecho de Izuku.

Notar la acción centelleante que agitó la capa en pleno salto fue suficiente para despertar de su trance ante la conmoción a lo ocurrido, por lo cual varios de los que estaban ahí corrieron a subir por los escalones.

—¡Registren la zona y hagan un conteo de todos, trae a los curanderos! —ordenó Jeanist señalando hacia las salidas, éste comenzó apartar restos de escombros que bloqueaban y así brindar una zona más segura teniendo la cautela de que no hubiera más invasores.

Katsuki recostó con una delicadeza al peliverde en su regazo al tiempo que se arrodillaba en el suelo apartado de la zona destrozada. Inspeccionó con la vista a Izuku notando solo esa terrible herida que había empapado en el centro un carmesí la prenda de algodón blanca que portada. Sus manos temblaban con un letal nerviosismo de no saber qué hacer, ignorando el hecho de que sus propias heridas y magulladuras estaban siendo sanadas en ese momento.

—¡No le retires la espada! —Exclamó Aizawa deteniendo la acción contraproducente que quizás pasó por la mente al lobo tras acercar una de sus manos al pecho de Izuku.

Aizawa, Ochako, Tenya, al igual que Todoroki habían subido al nivel donde yacía ese par, en busca de poder aportar algo mientras esperaban los auxiliares.

—¡Por Dios! ¡Izuku-kun! —Llamó Ochako consumida por el horror de verle en ese estado, cubriendo su boca ante la sorpresa que aun perduraba.

—¡Kirishima y Sero ya fueron por ayuda! —Dijo Mina desde la zona baja ayudando al personal de Dayleigh.

—Nosotros también debemos moverlo, hay que llevarlo a un sitio más óptimo —mencionó Iida inclinándose cerca de ahí, sin embargo al momento de notar el nivel de la herida cerró con fuerza sus ojos con total molestia. La magnitud de eso era una cruda y despiadada verdad frente a ellos.

Katsuki permanecía inmóvil con el joven entre brazos sin apartar su mirada de las reacciones que ejercía débilmente. Al notar que el rubio permanecía en la conmoción Shoto dio unos pasos hacia él.

—Iida tiene razón, debemos moverlo de aquí —sugirió con firmeza que se combinaba con una inquietante ansiedad al ver como la camisa de Midoriya se teñía de un rojo vivo poco a poco rodeando la zona de la herida.

El bastión de la planta baja por ahora solo se encontraban Jeanist y Mina, los cuales esperaban noticias de los que se habían ido por ayuda y socorrer a otros, aunque eso no fue suficiente, puesto que una fuerte ráfaga surgió de una de las grandes puertas dobles al ser abierta, Ashido se dio cuenta de quien se trataba con el olfato.

—¡Tengan cuidado! ¡Está subiendo por las escaleras! —Alertó.

Su llamado fue pobre para los que estaban arriba desconcertados buscando como ayudar al joven malherido, Aizawa dio media vuelta para encontrarse con un largo sable de doble filo a unos pocos centímetros de su cuello. Se trataba de Stain quien estaba inmovilizado en el borde de su ataque para asesinar al rey de Erbarn.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora