9 días

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Aizawa estaba perplejo, no esperaba encontrarse con un niño a esas alturas del bosque huyendo del fuego también. Su pensamiento fugaz fue ir hacia el arbusto donde estaba zarandeando el cuerpo del can sin vida, el humo se estaba condensando en la zona con el calor que los abrazaba; el niño, al darse cuenta de la presencia a su espalda giró azarado por la sombra que encimaba en sí; sus ojos rubíes que estaban conteniendo las lágrimas golpearon temerario la vista del azabache, levantándose de inmediato para ganar algo de altura y enfrentarlo.

—¿Qué es lo que quieres? —Cuestionó sin pizca de miedo hacia el mayor mientras tosía por el cúmulo de humo negro que les rodeaba.

Aizawa oprimió la bufanda a su nariz observando del reojo el entorno, las brasas estaban rodeándolos.

—No duraremos mucho si seguimos aquí, debemos irnos —aclamó inspeccionando el mejor camino de salida del sitio.

—¡No! ¡Yo no me moveré! No hasta que ella... —fue interrumpido de forma imprudente.

—Fue alcanzada en un órgano vital, no se levantará más —respondió sorprendiendo al niño y al mismo tiempo haciendo estallar de emociones.

—¡Cállate! Todo esto es su culpa, malditas escorias —bramó con sus dientes crispando y el entrecejo fruncido, pero aun así no dejaba desbordar sus lágrimas.

Las llamas estaban cada vez más cerca, Aizawa no le daría más tiempo, tenía que irse de ahí inmediatamente si no quería ser quemado, sin autoridad del chico lo tomó entre brazos dirigiéndolo a su costado para huir de ahí por la única salida que estaba cerrando el calor, Katsuki miró alarmado el hecho.

—Espera, ¡Detente! —aclamó señalando como se alejaban el cuerpo del lobo que estaba siendo sumido entre el fuego.

Aizawa ignoró los ruegos del infante que disminuían rápidamente por la condensación de humo, sin embargo, el niño logró dirigir su boca hacia su mano mordiéndole parte del pulgar, el mayor procuraba ignorar ese hecho al correr a pesar de lo ardoroso que era. La hierba seca no estaba favoreciendo en absoluto, el fuego los seguía rápidamente hasta llegar al borde de un peñasco de altura considerable, no iba a dar su tiempo de bajar tranquilamente con el calor que lo sumía además del chico que pataleaba para ser bajado, observó una corriente de agua bajo cerciorándolo de un río. 

Su mejor opción fue saltar sin dudar a ello, el fuego dejaría de seguirles, tenía una profundidad considerable, la indicada para amortiguar su caída; luego de haberse sumergido salió tomando bocanazos de aire más limpio que como estaba arriba, con el niño en brazos aun, éste solo tosía escupiendo agua de forma torpe.

Rendido y agotado se arrastró a la orilla, dejando al chico al borde del agua, Aizawa se desplomó apenas tocó tierra mientras trataba de disminuir esa taquipnea, miró el peñasco de donde la luz de las llamas lo arrinconaron, saltar de seis metros de altura era a considerar.

El niño observaba su reflejo en el agua rodeado por las nubes de humo y llamas en espejo, éste solo golpeo el líquido una y otra vez con los puños.

—Maldición, ¡Maldición! —Repetía en ira y prepotencia, se levantó de la orilla del rio acercándose al azabache recostado que intentaba recobrar la calma —¡¿Quién pidió tu ayuda?! —Gritó, observó cómo no recibía respuesta por lo exhausto que estaba el joven —¡Contesta!

—Si hubieras quedado ahí ya estuvieras sumido en las llamas como aquella bestia —fue lo que derramó la paciencia del infante, se hincó de rodillas sujetando la bufanda de Aizawa.

—El bosque...Mi hogar, mi familia, todos... ¡Acabo de perderlo todo!

Aizawa observó como destilaba del cabello del niño, no diferenciaba si era agua o lágrimas lo que caían en su rostro bañado en furia.

Clan de Lobos [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora