Clan de Lobos [BkDk]

Escenario nostálgico

Un nuevo día se estaba moldeado luego de esos acontecimientos diferentes a los que los aldeanos de Naboto estaban acostumbrados, lo sucedido con aquel ser extraño que todo el tiempo había sido mencionado como un forajido renegado, nadie sabía su nombre hasta ese último ritual de purificación.

El asunto respecto a su condena era desvariado y vago con los altos mandos, pero el hecho de que su motivo de juzgar era inválido se estaba despejando, Izuku realmente nunca había eliminado un ser del desierto mancillando la tradición de los guerrilleros. El riesgo y cuidado que se daba para evitar propagar la corrupción de esa masa negra en otros seres no había ocurrido con él y al contrario, benefició en limpiar a otro por cuenta propia.
Ese detalle se determinaría más a fondo tras haber tenido un consejo a su definición, después de todo Izuku aun era un ser desconocido.

El joven permaneció toda la noche en la zona de enfermeria del coliseo, ya no estaba preso como tal entre unas barras de metal, sin embargo tampoco era definido como un visitante con escrúpulos amistosos para poder pasearse entre los callejones de Naboto, podría ser lo más correcto describirlo en custodia dentro de ese establecimiento con fines barbáricos de espectaculo.

Se encontraba sentado en el suelo respaldado en una pared con la invaluable capa de Katsuki encima de sus hombros pecosos para darle calor y ese significativo aroma impregnado que, desde que despertó lo había necesitado con mucha saciedad. Recargó su mentón encima de sus rodillas inspeccionando con curiosidad su diestra frente a él, notando el detalle de una marcas que habia quedado en su muñeca probablemente por el precio de haber estado con grilletes ajustados encima tanto tiempo.

Giró de reojo para visualizar la cama a su lado, encima de ella estaba descasando Katsuki hasta hace unas horas donde su apariencia involuntariamente trasformó en aquella bestia dorada que dormía sobreencogido en su cuerpo en tranquilidad.
Las palabas que el pequeño niño le había dicho a Izuku minutos después que Bakugou había sido purificado desplomando en sus brazos era para relajarle.

《Todo está bien, papá pasó por lo mismo la noche pasada. Su cuerpo drena mucha energía cuando son purificados a retornar su apariencia... o por lo menos eso asumió Bakugou-niichan cuando nos ayudó a volver a Naboto con él.》

Por lo que solo debería dormir y ya estaría bien, a pesar de que conocía que los lobos míticos manifestaban agravar sus malesares al trasformarse en su apariencia cuadrúpeda involuntariamente. El joven con alivio levantó su brazo acariciar el pelaje rubio ceniza entre las orejas recorriedo hasta el cuello con total suavidad.

La idea revoloteaba por su cabeza, pero de solo imaginar que habrá hecho el lobo para lograr la hazaña de volverlo a traer a la vida le dejaba perplejo. Recordaba la imprudencia que manifestaba cuando se trataba de protegerlo y la incertidumbre incrementaba cuando procuró preguntar detalles, no obstante Bakugou acató que no era necesario que lo recordara. ¿Qué había sucedido?

El chico levantó de su lugar con desidia sosteniendo la capa aterciopelada en un agarre frente a su pecho, observó una última vez a Bakugou al cual posteriormente devolvió su prenda para cobijarle con cuidado.

No había salido de ese cuarto de enfermeria por motivos de su inconciencia y ahora la de Katsuki, aunque en realidad nunca se lo prohibieron como tal, por lo que admirar como aquella noble bestia dormía con una respiración tan tranquila le hizo tomar oportunidad de ir hacia la salida a revisar más a fondo donde se encontraba. Los niños habían sido muy amables en darle explicación de su paradero, se trataba del desierto del sur, donde por varios motivos nunca pisó, ¿quién diría que en sus confines tomaron hogar personas con rasgos muy contundentes para poder sobrevivir en él?

Caminó con cautela en esos pasillos solitarios sin saber el rumbo a donde lo estaban llevando hasta notar que la iluminación de las antorchas era mínimo al colindar con un gran portón de rejillas metálicas que estaba a medio abrir.
La luz natural que se filtraba era causa del amanecer que hace unos minutos asomaba. Izuku se llevó una mano encima de su frente para apaciguar la intensidad de la luz a sus ojos saliendo a ese lugar donde la explanada era grande.